sábado, 20 de diciembre de 2025

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. INVIERNO. 1 PARTE


La fauna que habita los montes mediterráneos ha evolucionado con ellos en los últimos dos millones de años. Cada especie tiene su nicho ecológico. Por evolución, tiene unos rasgos morfológicos definidos, un comportamiento y una forma de conseguir su alimentación.

La cadena de la vida del monte mediterráneo está estructurada por la evolución que condiciona el clima, la situación geográfica y la flora. Toda la comunidad del monte se estructura en una pirámide ecológica.

Podríamos decir, a groso modo, que la comunidad forestal que habita el monte mediterráneo, por los pastos, las encinas, alcornoques, quejigos, acebuches, coscojas, madroños, cornicabras, labiérnagos, fresnos, arces... sería la base de la pirámide ecológica.

Los abundantes y variados insectos, como los saltamontes y las abejas; los herbívoros, como los conejos y los ciervos, serían el primer nivel.

Las aves insectívoras, como la curruca carrasqueña y la abubilla; los fitófagos como la paloma torcaz y la perdiz, serían el segundo nivel.

Los pequeños carnívoros, como la comadreja y la gineta; omnívoros, como la urraca y el lirón careto; las pequeñas rapaces como el gavilán y el cernícalo común, serían el tercer nivel.

Los medianos carnívoros, como el zorro y las rapaces medianas, como el cárabo y el ratonero, serían el cuarto nivel.

Los grandes carnívoros, como el lobo y el lince; omnívoros como el jabalí; las grandes rapaces, como el búho real y el águila imperial, serían el quinto nivel.

Los que se alimentan de animales muertos o de los restos que dejan otros, como el alimoche, los buitres negros y leonados, serían el sexto nivel.

Los que se alimentan de huesos, como el quebrantahuesos, serían el vértice de esa pirámide ecológica.

Cada nivel está especializado en unos hábitos que ha adquirido por evolución para obtener su alimento.

Los azores y los linces, sólo consumen animales que han cazado ellos. El águila real o el lobo, consumen animales que capturan ellos o que encuentran muertos. El buitre negro y el buitre leonado, por la evolución en sus rasgos morfológicos y hábitos, sólo están capacitados para consumir animales muertos, que detectan gracias a los córvidos, milanos y alimoches. Por eso no están catalogados como depredadores, si no como necrófagos: animales que se alimentan de seres vivos que han muerto.

El protocolo que siguen los grandes buitres para localizar a un animal muerto en el monte, es el mismo que ocurría hace quinientos mil años.

El animal muere por circunstancias. En las próximas horas le descubren los córvidos, los milanos y los alimoches, y consumen lo que pueden: los ojos, la lengua y algunas partes blandas. Ante esa algarabía que se forma en torno al animal muerto, los buitres pueden localizarle y van entrado a despezar y a consumir el cadáver.

Los buitres leonados son los primeros en abrir y consumir las vísceras y la carne. Los buitres negros se alimentan de carne y de las partes duras. Al final, una vez abierto el cadáver por los buitres, los córvidos, el alimoche, los milanos, las águila reales... se alimentan. Cuando todos se van, sólo queda la piel y los huesos completamente limpios e inocuos.

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