google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: noviembre 2022

domingo, 27 de noviembre de 2022

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. INVIERNO PRIMERA PARTE I

 


A finales de noviembre, el invierno ya se ha instalado en las sierras bajas y en las laderas de las montañas pobladas por el monte mediterráneo. La mayoría de los árboles caducifolios que pueblan este ecosistema, se han desprendido de sus hojas. Los quejigos y las cornicabras todavía mantienen algunas. Los montes, dependiendo de su situación geográfica y de las especies que los pueblan, van a cambiar su aspecto a lo largo de la estación.

El clima va a ser un factor determinante para las estaciones venideras, pues dependiendo de las precipitaciones en forma de lluvia o de nieve, los acuíferos se van a recargar completamente y van a descargar en las fuentes y en los arroyos que corren por las laderas y el fondo de los valles.

Las escarchas pintan de plata muchos amaneceres. Las nevadas regulares, transforman los paisajes de los montes durante días y los trasladan a otras épocas.

La fauna, dependiendo de como haya sido de abundante el otoño en frutos, aguanta en sus territorios durante toda la estación, excepto cuando las frías ventiscas azotan las laderas de los valles. Los pequeños mamíferos resisten en sus madrigueras, cubiertas de nieve. El resto de la fauna se desplaza durante unos días, hasta que la situación se regularice, aunque el suelo este cubierto de nieve.

La mayoría de la fauna está capacitada para buscar la comida, como los ciervos, los corzos y los conejos. O recurren a los frutos que han guardado o enterrado en otoño, como los arrendajos, las grajillas y los ratones. El zorro, la garduña, la jineta y la comadreja, suelen encontrar a alguien despistado cuando cae el día. Otros, como los pinzones, jilgueros, picogordos, escribanos, palomas torcaces, tienen que desplazarse a las zonas donde el suelo está libre de nieve.

Para los habitantes de la ciudad, la nieve y los paisajes que crea, únicos e irrepetibles en todo el año, les atrae, les gusta, porque no se imaginan lo duro que es vivir en un lugar así, con los recursos naturales que proporciona el monte.

El invierno, después de sus frías noches y pintados amaneceres, también tiene sus días soleados agradables, donde la vida parece que su multiplica por los montes, pues en muchas zonas todavía quedan bellotas y pequeños frutos que no han quemado las heladas.

El invierno mediterráneo suele venir de la mano del otoño con abundantes lluvias, que van a ir dando paso a regulares nevadas en las zonas medias, y grandes en las cumbres de las montañas. Y se va con abundantes precipitaciones y copiosas nevadas, de considerables espesores en las montañas.

Mientras todo esto sucede, los árboles, muy despacio, se van trasformando. La vida sigue latiendo. En muchos puntos de nuestros montes, siempre hay alguien que observa y vive la vida intensamente todos los días del año. Que grandes cronistas serían, si pudieran contar lo que ocurre en la vida del monte.

sábado, 19 de noviembre de 2022

EL MUNDO NATURAL DEL TORO BRAVO IV

 


El cambio climático encubierto, artificial, que han creando con ingeniería climática desde los años ochenta en España, está ocasionando daños irreversibles en el patrimonio natural y la extinción de la ganadería extensiva.

Hace cuarenta años, el clima regular proporcionaba un régimen de lluvias a lo largo del año, que mantenía los montes y los pastos con los que se alimenta el ganado. Hacía correr los arroyos durante ocho meses y mantenía las fuentes llenas durante todo el año. Esto era lo normal en toda La Península Ibérica, hace tan solo cuarenta años.

Hoy, como consecuencia de la intervención del clima con ingeniería climática, con aviones o drones preparados, que fumigan los cielos de España todos los días del año, con productos patentados, que destruyen los frentes de nubes y las tormentas, bajo el nombre criminal “Cambio Climático”, en España ya no llueve ni la mitad que hace cuarenta años.

Los arroyos ya no corren ni en invierno, debido a las escasas precipitaciones que dejan caer. Los árboles y arbustos que pueblan nuestros montes, están tan débiles, como consecuencia de las sequías encadenas que han producido durante tantos años, casi no producen frutos. Los pastos, apenas duran cuatro o cinco meses verdes, los otoños que brotan.

Ante esta catástrofe ambiental, cultural, económica, que han creado con ingeniería climática, que están manteniendo para seguir engañando a la sociedad con la marca criminal “Cambio Climático”, hoy es imposible que una ganadería de beneficios y se pueda mantener.

Ahora, el ganadero tiene que llevar agua al ganado o llevar el agua hasta las fuentes, para que las reses no se mueran de sed. Le tiene que alimentar durante todo el año, pues con este clima manipulado, el campo apenas proporciona comida. Lo que antes era normal y daba satisfacciones y beneficios, en los últimos treinta años se ha convertido en costes, ruina, el doble de trabajo, ninguna satisfacción, la extinción de ganaderías, razas y la pérdida de un oficio cultural desde el neolítico, que año tras año se va muriendo en los campos de España. El de Ganadero.


Para más información sobre ingeniería climática, 
https://www.laluzdelmonte.com/2020/09/las-consecuencias-ambientales-sociales.html

lunes, 7 de noviembre de 2022

EL MUNDO NATURAL DEL TORO BRAVO. III

 

Las razas bovinas autóctonas ibéricas, han evolucionado con el clima, el medio ambiente y la geografía de La Península Ibérica. Están adaptadas a la geografía del terreno, a los cambios de estación, a los climas y al consumo de los diferentes recursos naturales que les proporciona el medio.

Estás razas han evolucionado en las diferentes zonas geográficas de la península. Sus cuerpos están adaptados a las zonas que habitan. Por evolución, sus órganos internos pueden sacar el máximo rendimiento nutritivo de los recursos naturales que consumen. Durante el invierno, consumen diferentes tipos de hierbas y de hojas. En la primavera, se alimentan de todos los recursos nuevos, con grado. En el verano, consumen los escasos frutos que aportan algunas especies, las hojas de árboles y arbustos, algunos pastos verdes y el pasto seco. En otoño vuelven los pastos, pero no alimentan igual que en la primavera, pues tienen menos grado, ya que el sol no calienta igual que en primavera. La mayoría árboles y arbustos proporcionan una cosecha grande de frutos, que proporcionan al ganado proteínas y vitaminas para afrontar el invierno.

Están adaptadas a los cambios de estación y a los climas. Por evolución, soportan sin ningún problema las cuatro estaciones del año y los cambios repentinos del clima. Las grandes nevadas o las olas de calor. A estas razas no hace falta vacunarlas para que no enfermen, pues ya tienen los anticuerpos por evolución.

La vaca y el toro bravo, hoy, por su condición natural, son el máximo exponente de una especie que vive en semilibertad. En un hábitat natural que le proporciona todos los recursos naturales para alimentarse a lo largo del año, sin pasar carestía. Que le proporciona refugio y resguardo en invierno cuando arrecia el frío, o en verano, cuando el sol y el calor se hacen insoportables.


miércoles, 2 de noviembre de 2022

EL MUNDO NATURAL DEL TORO BRAVO. II

 

La forma de criar, de mantener el ganado en el monte en La Península Ibérica, comienza en el Neolítico, hace unos diez mil años.

En un principio, los clanes familiares seguían a las manadas de herbívoros para alimentarse de ellos. Posteriormente, comienzan a seleccionar las especies y los ejemplares más mansos, para el manejo y su cría.

A lo largo de esos diez mil años, los ganaderos han conocido las especies que crían. Como manejarlas, a seleccionarlas, como curar sus enfermedades, los pastos que mejor les van, la época del año más conveniente para que críen... Han seleccionado unas reses que pueden vivir el el monte durante todo el año, aprovechando los recursos naturales, sin coste alguno.

Hoy, las cosas han cambiado un poco. De aquellos legendarios pastores y vaqueros que llevaban las manadas y rebaños por las cañadas, hasta los pastos de invierno o de verano, sólo quedan los últimos.

Las grandes dehesas municipales, donde se perdía el ganado y comía hasta hartarse, sin competencia, se vendieron o se partieron en las desamortizaciones que se hicieron en el siglo XIX.

Las fincas privadas se han ido partiendo y sus usos han cambiado. El clima que hoy tenemos, no es natural, está manipulado con ingeniería climática, y no llueve de forma regular ni la mitad que lo hacía hace cuarenta años. En consecuencia, hoy el ganadero tiene que alimentar al ganado y llevarle agua.

La vaca y el toro bravo son un referente muy claro, de como una especie semisalvaje puede habitar en una zona geográfica con unas condiciones ambientales naturales, durante todo el año, sin que el ser humano interfiera en su alimentación, en su reproducción y en su saneamiento.

Hasta los años 50 del siglo veinte, el noventa por ciento del ganado que se criaba en La Península Ibérica, se alimentaba sólo con lo que producía el campo. Había fuentes por todas partes y los arroyos corrían. Se movían cientos de miles de cabezas por todas las vías pecuarias y apenas había enfermedades.

Hoy, no hay ni la mitad del ganado que había hace cincuenta años. Hay que vacunarle dos, tres, o cuatro veces al año. Hay que alimentarle durante todo el año, hay que llevarle agua casi todos los meses del año, pues el clima está manipulado con ingeniería climática y no llueve de forma regular, para que corran los arroyos, se recarguen los acuíferos que drenan las fuentes y el monte se regenere y produzca el alimento que necesita el ganado, para mantenerse de forma natural a lo largo del año. Como ha ocurrido durante diez mil años.