sábado, 30 de abril de 2022

EL MUNDO NATURAL DEL TORO BRAVO. PRIMAVERA

En la historia del planeta tierra, sólo hay dos seres vivos que tienen más documentación de referencia. Uno es el ser humano, el otro es el toro bravo ibérico.



De las cinco especies de toros bravos que había en el siglo XX, hoy sólo existen la casta navarra, vistahermosa y cabrera, aislada en la ganadería de Miura. Las castas morucha castellana y los toros del jarama (jijona y toros de la tierra) se extinguieron en el siglo XX.


La primavera llena de recursos los montes. Es una buena época para nacer. Ahora no falta el alimento y el agua por ninguna parte. El ambiente y las temperaturas son muy agradables. Los que nacen ahora, tienen muchas posibilidades de criarse bien.


Los espacios naturales donde habita el toro bravo, se mantienen en equilibrio. Aquí, prevalece el hábitat y la forma de vida que tiene este animal. Un ser vivo que necesita un hábitat y un clima lo más natural posible, que le proporcionan alimento y agua durante todo el año.


En la mayoría de los yacimientos arqueológicos que se están excavando en la Península Ibérica, han aparecido cráneos y huesos de toros. En las pinturas levantinas, tampoco falta la figura de este animal. Un ser vivo, que desde la más temprana edad del hombre, hace más de quinientos mil años, ha despertado admiración por su estampa, su comportamiento y su temperamento.


Los días lluviosos de la primavera se dejan sentir en las laderas altas de la sierra, pobladas por enebros, encinas y variados arbustos. El monte está cubierto de una vegetación que revive y se manifiesta con multitud de flores de infinitos colores. En estos ambientes naturales viven los toros bravos, junto con otras especies.


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