Después
de pasar un invierno extremadamente seco, uno de los más secos de
los últimos cien años, las escasas lluvias de esta primavera apenas
han corrido por los arroyos del monte.
En
los últimos 19 años esta imagen se ha repetido dos veces. Las
continuas sequías encadenadas, el déficit hídrico (por no decir ya
inexistente) que presentan los suelos y los pequeños acuíferos de
la sierra, han conseguido que los arroyos ya no corran con
regularidad, desde el otoño hasta entrado el verano.
Lo
que más preocupa al ver la imagen, es que esta situación se ha
producido en plena primavera, cuando se supone que los ríos, charcas
y arroyos tienen que estar llenos de agua, y el monte debe de estar a
rebosar de verdes.
La
situación por la que están pasando los encinares asentados sobre
arenas del centro de Madrid, es todavía más preocupante y más
grave. En la imagen vemos un majadal de juncos, ocupando el fondo de
un pequeño valle, en el interior de una mancha mediterránea de
encinas. En esta época del año debería de estar inundado por el
agua de las lluvias, y por los aportes hídricos de los acuíferos
someros.
Al
observar la fotografía con detenimiento, tomada el día 10 de
octubre de 2012, podemos ver como los verdes característicos que
cubren las hojas de las encinas, han desaparecido. Han sido
sustituidos por naranjas y rojos artificiales, como consecuencia de
las altas temperaturas y la sequía que ha machacado al monte.
Los
meses de junio, julio, agosto, septiembre y octubre de 2012, fueron
secos y extremadamente cálidos en el centro de Madrid. A este clima
se unió el déficit hídrico de los últimos doce años y la
sobreexplotación del acuífero de la zona, el Acuífero Terciario
Detrítico Nº14. Las consecuencias ambientales para los encinares
que habitan sobre arenas próximos a Madrid, fueron devastadoras.
Cientos de encinas centenarias, de doscientos y trescientos años,
murieron en todos los montes.
En
varios puntos del centro de La Comunidad de Madrid, se está
sobreexplotando el acuífero Nº 14 a través de pozos concentrados,
que suministran agua a la industria, el consumo humano, las
urbanizaciones y los campos de golf. Esta sobreexplotación ha creado
grandes conos de depresión freática, donde ya no hay agua a ciertas
profundidades, y donde ya no se produce el fenómeno natural de la
transpiración de la humedad del acuífero en los meses cálidos,
desde las capas profundas hasta las superficiales. Este fenómeno
mantiene vivos a los montes mediterráneos durante el verano.
Cientos
de encinas, quejigos y alcornoques, presentan un estado físico muy
deteriorado, lamentable, penoso. Están muy debilitados, debido al
estrés hídrico que llevan soportando durante los últimos 19 años.
Están enfermos y se están muriendo.
En
el año 2015-16 cientos de encinas centenarias como la que vemos en
la fotografía, se talaron en ciertos montes mediterráneos del
centro de Madrid, para tapar la catástrofe ambiental que están
causando las sequías encadenadas y la sobreexplotación puntual de El Acuífero Terciario Detrítico Nº 14. Incumpliendo la Ley de El
Parque Regional de La Cuenca Alta de El Río Manzanares y alguna más.
El
invierno pasado y la primavera presente están siendo muy secos y
cálidos. No ha llovido ni la mitad de lo que cae habitualmente.
Mientras todo esto ocurre en Madrid y en muchos puntos de la geografía de España, seguimos mirando al cielo a ver si llueve...
Mientras todo esto ocurre en Madrid y en muchos puntos de la geografía de España, seguimos mirando al cielo a ver si llueve...