Este verano de 2021, la situación ambiental en los montes del centro de España sigue siendo extrema, como en los últimos veinte veranos que llevamos padeciendo.
Hemos pasado un invierno y una primavera, donde las precipitaciones han sido muy inferiores a las medias para estos periodos, a lo que se une un déficit hídrico anual que llevamos soportando en los últimos 30 años. Consecuencia, los acuíferos someros y las primeras capas freáticas, están completamente secas. Más del 90% de las fuentes de todos los montes se han secado. En las pocas que quedan con agua, sobrevive la fauna de la zona.
En lo que va de verano, lo que ha llovido cabe en la chapa de un botellín. Las consecuencias siguen, se ven en todos los montes: fuentes secas, cientos de encinas, alcornoques, quejigos, melojos, fresnos, arces, pinos piñoneros... aparecen muertos o a punto de sucumbir, bajo una agenda criminal que llevamos soportando desde hace 41 años. Están matando los árboles maduros, la diversidad forestal, la fauna, los montes, el patrimonio, la cultura forestal de España, con una serie de productos criminales que afecta a la salud de los ciudadanos. Productos que debilitan y bajan las defensas del organismo humano; crean enfermedades irreversibles como el cáncer o el alzheimer; o matan en forma ictus, neumonías o gripes.
Mientras, en los cielos de España no dejan de fumigar desde que amanece hasta que anochece. Acordaros del Convenio ENMOD, que España aprobó en 1978.
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