lunes, 30 de septiembre de 2013

Y DESPUÉS DEL INCENDIO FORESTAL, QUÉ...


Han pasado treinta años desde que ardió el monte mediterráneo que poblaba el valle...




Una masa forestal importante, que estaba poblada por grandes árboles y arbustos: Encinas, enebros, alcornoques, fresnos, quejigos, arces menores, cornicabras, madroños, sanguinos...




Si... Ya han pasado treinta años, desde que alguien, intencionadamente, provocó uno de los mayores incendios forestales registrados en Madrid... Duró varios días y movilizó a casi todo el parque de bomberos de la provincia... Y a un gran número de voluntarios de los pueblos cercanos, que también les importaba su monte.




La naturaleza ha hecho lo que ha podido... Pero treinta años después el panorama es desolador... Donde antes había grandes árboles centenarios, ahora sólo crecen jaras, romeros, tomillos, algún árbol que se salvó, algunos arbolillos que han nacido en los últimos años... Y los esqueletos de los árboles que ardieron, como testigos mudos que siguen juzgando ciertos hechos criminales, que atentan contra la vida y el patrimonio de todos.




Así era la zona del valle que ardió hace treinta años, y así debería de seguir siendo.


lunes, 16 de septiembre de 2013

POR EL RÍO.


Los ríos son los caminos fluviales que unen las montañas con las llanuras. A través de ellos, la flora y la fauna se comunican y cada uno se asienta en el lugar o tramo que le corresponde.
Durante varias décadas han sido los cursos a los que se vertían todos los desechos de la sociedad. En los últimos años, con la construcción de depuradoras en todos los municipios e industrias, la tendencia está cambiando, y se van viendo un poco más limpios a nuestros ríos.
En muchas zonas de Madrid, los sotos y riberas arboladas son los únicos bosques naturales que existen, habitando en ellos multitud de especies de fauna muy importante e interesante.




Una lavandera cascadeña recorre la orilla del río, buscando insectos acuáticos para alimentar a sus pollos... 
Las lavanderas cascadeñas recorren los cauces de los ríos y arroyos a lo largo del todo el año, en busca de insectos acuáticos o que se crían entre la vegetación. Sanean y mantienen a raya la población de muchos insectos, pues sin ellas serían muy abundantes y perjudiciales. 




Las riberas arboladas, pobladas por diferentes especies de árboles y arbustos, son el único corredor forestal con el que cuenta la gran mayoría del territorio de Madrid. En estos oasis forestales acuáticos, la vida es posible para muchas especies que dependen del bosque. 




Muchas veces, cuando se realiza una fotografía de una especie, no te das cuenta de lo que hay a su alrededor, hasta que no la ves en la pantalla del ordenador... 
En la imagen, un martín pescador que acaba de salir del agua, junto a un galápago leproso y dos crías de ánade real...


lunes, 2 de septiembre de 2013

UN OASIS EN EL MONTE.




Durante los meses de julio, agosto y septiembre, el monte mediterráneo de Madrid soporta un verano extremo. En este periodo de tiempo se produce una sequía feroz, que seca el 99% de los arroyos que transcurren por este fenomenal ecosistema.




Sólo en ciertos lugares, donde existen pequeños acuíferos que se han recargado bien durante las estaciones lluviosas, podemos encontrar pequeñas charcas con agua potable.




Gracias a estos pequeños manantiales que se mantienen durante el verano, la fauna puede habitar la zona todo el año. Algunas especies terminan de criar o pueden criar durante la estación. Cumplen un papel ecológico muy importante en el monte, pues mantienen la vida variada y fluida a lo largo del día y de la estación. Por aquí pasan casi todos los habitantes de la zona; los que han venido a criar y los que van de paso... En la fotografía vemos a un macho de picogordo bebiendo en un manantial.