A
mediados de septiembre el otoño comienza a notarse en los bosques
atlánticos que cubren los valles del Sistema Central. Con las
primeras tormentas el clima se suaviza y los arroyos vuelven a correr
en todos sus tramos. La mayoría de los pájaros y algunas rapaces
que han criado en sus bosques ya se están moviendo. Unos pasarán el
invierno en los montes de las campiñas y el sur de La Península.
Otros lo pasarán en el continente Africano. Es época de viajes, de
amores, de recolección de frutos... De experiencias diarias para
todos los habitantes del bosque, en una época cambiante y única en
el tiempo, porque lo que ocurra este otoño, será diferente en
muchos aspectos a lo que suceda en los otoños venideros.
Las
hayas, los robles, los castaños, los mostajos, los avellanos, los
endrinos... están cargados de abundantes frutos, muy importantes
para toda la comunidad del monte. Gracias a estos alimentos, van a
poder aguantar el invierno los habitantes que se queden. Los frutos
que no consuma la fauna y no se pierdan por las heladas, se
convertirán en la nueva generación del bosque la próxima
primavera.
Por
todas partes van apareciendo setas de diferentes especies. Unos seres
que tienen mucha importancia para el bosque. Algunas son deliciosas,
otras, alucinógenas y mortales para el que no las conoce.
Si
el otoño entra con lluvias y se mantienen hasta entrado diciembre,
las temperaturas se templan y las heladas y las nieves llegan tarde.
Los árboles y los arbustos van experimentando a lo largo de
septiembre, octubre y primeros de noviembre, una metamorfosis de
color. Cada especie va a sacar a relucir una gama de colores
diferente, que la va a identificar en el dosel forestal. Los tonos
amarillos limones de los abedules; naranjas y rojos de las hayas;
amarillos y ocres de los robles y fresnos; rojos vivos de los cerezos
silvestres; amarillos de los sauces y chopos; ocres de helechos y
alisos... Durante varias semanas estos montes van a crear un
espectáculo de luces y colores inigualable.
El
otoño es mágico. Es el carnaval de vida de los bosques
atlánticos... Sólo tienes que entrar en sus bosques para vivirlo...
Si quieres después contarlo.