google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: febrero 2023

martes, 21 de febrero de 2023

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. INVIERNO SEGUNDA PARTE VI

 


Hace cuarenta años, el mochuelo era una de las especies más comunes y más representativas de la España rural y natural. De allí, aquí, el panorama ha cambiado mucho en todos los aspectos, pues esta especie se ha enrarecido y ha desaparecido de muchas zonas geográficas.

Las causas principales que han llevado a esta situación al mochuelo común, han sido tres. El aumento de las carreteras y el tráfico rodado, ha exterminado a la especie en un radio considerable a sus zonas de tránsito.

La gestión ilegal e irracional que se hace en la mayoría de los cotos de España, al disparar a todo lo que vuela o corre. Hoy apenas se ve un mochuelo en un coto de caza social.

La utilización ilegal encubierta de ingeniería climática. Desde principios de los años ochenta del pasado siglo, el clima en todo el territorio nacional está manipulado con técnicas de ingeniería climática, que alteran el clima y destruyen la vida forestal y animal.


LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. INVIERNO SEGUNDA PARTE V

 




domingo, 12 de febrero de 2023

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. INVIERNO SEGUNDA PARTE IV

 


Esta imagen, tan natural en España, de un ciudadano bajo una enorme encina centenaria de unos trescientos o cuatrocientos años de vida, si la observamos, nos puede contar muchas cosas.

El ambiente que había aquella mañana en el monte, cuando estaba amaneciendo, era de niebla, húmedo, templado. El canto de las totovías, de algún pinzón común o mirlo, se escuchaba oculto entre la niebla. El rastro del jabalí y algunos conejos que pastaban por las inmediaciones, aparentemente, era toda la vida que había por la zona.

Si observamos el majestuoso porte que tiene la encina, de unos doce metros de altura, veremos por su estructura, por la forma que tienen sus grandes ramas que salen del tronco, que es un árbol que ha sido guiado desde su juventud, para producir bellotas grandes de calidad, que alimentan a la ganadería o la caza mayor y menor. Sus ramas se han ido guiando cada veinte o treinta años, para que crezcan de forma horizontal y no vertical, como lo haría de forma natural.

Este tipo de silvicultura ancestral, que se lleva practicando en La Península Ibérica desde que llegaron los romanos, hace unos 2100 años, es una de las formas culturales donde se funden los hábitos de vida de una sociedad como es la ibérica, con el medio forestal donde ha evolucionado como sociedad, culturalmente y económicamente, sin destruir y sin influir de forma negativa en el medio ambiente.

La silvicultura mediterránea ha perdurado durante tanto tiempo en nuestro país, porque las personas que se encargaban de gestionar los montes, evolucionaron con ellos, aprendieron con ellos, generación tras generación. Haciendo las labores sin prisa, sólo con un objetivo, el de sacar la mayor producción a los árboles, sin causarles ningún daño durante su larga vida. Cuantos más siglos tiene un árbol del género Quercus, más grande es y más kilos de frutos produce.

Pero, en los últimos cuarenta años, la gestión forestal ya no se hace igual de bien que debía de realizarse. Las podas de las grandes encinas, alcornoques, quejigos y melojos ya no se hacen para guiarlos y que estos produzcan mas frutos. Se hacen sin ningún criterio técnico, muy mal y para sacarle una mayor producción leñera al árbol, que en la mayoría de los casos le cuesta la vida.

En la mayoría de los espacios forestales, que están dentro de los límites de los parques nacionales, naturales o de especial protección por algún motivo, que tienen como fin la protección y la regeneración de su flora en su estado natural, sus árboles se siguen podando cada cierto tiempo, de forma abusiva, sin ningún criterio técnico, incumpliendo las leyes y los planes rectores de uso y gestión de esos espacios naturales protegidos. No tiene ningún sentido técnico y económico, que se destinen fondos económicos públicos, para alterar el estado físico los árboles, si estos ya no producen para la ganadería. Se está tirando el dinero público y se está causando un daño irreparable a los árboles y a los espacios naturales protegidos.


miércoles, 8 de febrero de 2023

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. INVIERNO SEGUNDA PARTE III

 


La calidad ambiental, forestal, que tiene un monte, se ve reflejada en la cantidad y variedad de pájaros carpinteros que le habitan. Hoy es imposible saber que especies habitaban realmente nuestros montes mediterráneos, pues el patrimonio forestal que sobrevive, son pequeñas o grandes manchas muy alteradas, como consecuencia de la gestión que han tenido en los últimos doscientos años.

Las cuatro especies que habitan las manchas mediterráneas, están representadas por el pito real, el pico picapinos, el pico menor y el torcecuello. Los otros picos, el pito negro, el pico mediano y el pico dorsiblanco, no se tiene constancia de que habiten o interactúen en las ultimas zonas Ibéricas, donde el monte mediterráneo se funde con el monte atlántico.

Las cuatro especies que habitan en las últimas manchas mediterráneas, tiene su nicho ecológico. Pueden vivir sin ningún problema en quince hectáreas de monte, porque cada una se ha especializado en la alimentación y en la captura de sus presas.

El pito real se alimenta principalmente de hormigas, de casi todo tipo de insectos, bayas y frutos. El pico menor se alimenta de todo pido de insectos, sus puestas y larvas, que habitan en los árboles y arbustos. El torcecuello consume insectos variados, principalmente hormigas y sus puestas. El pico picapinos, como el que vemos en la imagen, se alimenta de todo pito de insectos que habitan en los árboles y arbustos, de inflorescencias, de los variados frutos que da el monte a lo largo del año, e incluso de huevos y crías de pequeños pájaros.

En los últimos veinte años, como consecuencia de la manipulación del clima con ingeniería climática, que está acabando con las últimas manchas mediterráneas, sólo hay una especie que está resistiendo a la extinción, debido a su amplio abanico para alimentarse. Todo el que visite hoy un espacio forestal, se va a dar cuenta de los escasos insectos que se ven, de los pocos pájaros que se escuchan, de como ha cambiado el monte, para mal, en los últimos veinte años. De la cantidad de árboles muertos que se ven, de como han desaparecido la mayoría de los arbustos.

Los productos con los que fumigan aviones y drones los cielos de España, todos los días del año, compuestos por aluminio, grafeno y tierras de diatomeas, principalmente, han eliminado casi por completo a los insectos. Algunas especies están a punto de extinguirse. A muy pocas les ha beneficiado, como al Cerambyx cerdo, que está “contribuyendo” gracias a la ingeniería climática, al exterminio de las últimas encinas, alcornoques y quejigos centenarios que quedan en España.

Una mancha mediterránea de doscientas hectáreas, de hace cincuenta años, donde el clima no estaba manipulado y llovía de forma regular durante todo el año, su ecología era natural. Abundaban los insectos, los árboles y arbustos fructificaban bien, las temperaturas eran las naturales. Los pájaros carpinteros tenían recursos naturales de sobra para alimentarse durante todo el año, el hábitat para nidificar y el ambiente para vivir y expandirse.


viernes, 3 de febrero de 2023

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. INVIERNO SEGUNDA PARTE II

 


Pasado el otoño, después de tres meses de bodas, los grandes ciervos se encierran en el monte espeso y desaparecen. Cuando cae la tarde, salen de sus encames a pastar en los claros. Al alba, vuelven a sus lugares secretos. Sólo durante estas horas, es posible verlos.

El ciervo es un animal territorial, que siente la querencia donde ha nacido, pues siempre vuelve a ella. Pero también es un espíritu libre, que necesita enormes zonas de monte, de miles de hectáreas, donde moverse durante la noche. Para localizar pastos, manantiales o cursos fluviales donde beber. Un ciervo puede alejarse para pastar o beber, diez kilómetros de la zona donde se encama.

En los últimos treinta años, la mayoría de las fincas dedicadas a la explotación comercial de la caza mayor, se han cerrado ilegalmente. Apropiándose ilegalmente de los caminos, las vías pecuarias y los cursos fluviales, todos ellos de titularidad pública. Impidiendo el libre tránsito de la fauna: ciervos, gamos, corzos, cabras monteses, jabalíes y lobos.

La Ley de Caza dice, que la propiedad de la fauna cinegética se obtiene cuando el animal se abate. Mientras está vivo, es libre, le ampara la legislación vigente. Los cotos de caza, legalmente están destinados a la producción natural de las especies cinegéticas, donde habita la mayoría de la fauna no cinegética del país, y a la organización de monterías reglamentadas y legalizadas, para abatir un número determinado de ejemplares. En ningún párrafo de La Ley de Caza dice, que el propietario de la finca se puede apropiar o impedir el libre tránsito de la fauna silvestre, mediante el cierre de esta.

El panorama de La España montaraz, auténtica, casi ha desaparecido. Hoy, Los Montes de Toledo y Sierra Morena, se han convertido casi en su totalidad, en un enorme parque cinegético. Ordenado por mallas que impiden el libre tránsito de la caza mayor; trazado por caminos, pistas y tiraderos, que llegan hasta las zonas más secretas de los montes, rompiendo las querencias de la fauna.

Con estas gestión han conseguido tres cosas. Desde la administración, al permitirlo ilegalmente y desde la propiedad, al cerrar el monte. Han conseguido casi el exterminio de dos especies emblemáticas de la fauna ibérica, únicas en el mundo, que eliminaban a los animales enfermos, con tuberculosis. El lince ibérico y el lobo ibérico, localizado al sur del Río Tajo. Han destruido por completo el paisaje del monte, al llenarlo alambradas, de pistas, caminos y tiraderos, para producir unos ciervos que ya no son libres, que son tan silvestres, como las cabras que guarda un pastor en el monte.