Han pasado 125 años desde que se repobló con pinos silvestres la ladera de la montaña... Un relativo pero largo periodo, para que la naturaleza se recupere de los estragos que la civilización ha hecho en el pasado... Con el paso del tiempo, esta repoblación se va pareciendo a un bosque...
Estas masas forestales relativamente jóvenes, carecen de los numerosos agujeros naturales, que tienen los centenarios árboles que pueblan las manchas maduras... Algunos agujeros hechos por los escasos pico picapinos, pito reales y poco más, por lo que hay que proporcionar cajas nido a las aves insectívoras, si queremos que estas se queden y pueblen el pinar, asentando sus poblaciones...
Los pinares de montaña, naturales o repoblados, son el principal ecosistema del papamoscas cerrojillo. Un pequeño pajarillo que se alimenta principalmente de insectos voladores y sus larvas. Llega a los pinares de Madrid en primavera para criar, y parte hacia África tropical a finales de verano. Durante el tiempo que pasa con nosotros, consume una cantidad de insectos equivalente a varias veces el peso de su cuerpo. Si esto lo multiplicamos por los cientos de miles que pasan por Madrid, la cantidad de insectos que eliminan durante la primavera y el verano es espectacular y de suma importancia. Proporcionan un gran beneficio al medio ambiente y a la economía, ya que estos pinares proporcionan madera.
En la imagen vemos a la hembra de papamoscas cerrojillo, con un insecto volador en el pico en la entrada de su nido, localizado en una caja nido colgada en un pino silvestre.