google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: agosto 2014

lunes, 25 de agosto de 2014

PATONES. UN PUEBLO DE LEYENDA CON REY...


La historia de Patones se pierde en la mitología... En el cruce de las civilizaciones... En la desidia de los archivos...
Ahora, un siglo después de quedarse casi deshabitado, gracias al turismo rural muchas personas vuelven a visitarle, después de 0ir sus historias y sus leyendas...




La luz del sol se refleja en la ladera del pequeño cañón que nos lleva hasta el pueblo...




En la rama seca de un enebro de la miera, canta un macho de roquero solitario. Un habitante de los cantiles rocosos.




Bajo el arco de hormigón de uno de los acueductos del Canal de Isabel II, me paro un instante para descansar... Observo el interesante panorama...




En una pequeña fuente del arroyo veo a un jilguero bebiendo. Al verme inicia el vuelo.




El sol aun no alumbra la entrada principal del pueblo. La vida de sus habitantes todavía no se ve por sus calles...




La mayoría de las casas mantienen el trazado y su construcción original. Algunos propietarios han añadido a su vivienda una estética natural, que la hacen más atractiva...




El rabilargo es uno de los pájaros que transita los alrededores del pueblo; e incluso se mete por sus calles, donde crecen árboles frutales.




A lo largo de sus estrechas calles, la mayoría de sus vecinos han construido jardineras, donde siembran parras y flores de temporada.




A las afueras del pueblo, en la orilla del Arroyo de San Román, junto a la fuente, se localiza el lavadero municipal. Todos los días, las mujeres del pueblo venían a lavar la ropa de la familia...




Cerca, en una fuente del arroyo, observo a varios gorriones comunes bebiendo...




Ciertas casas bien conservadas, mantiene las puertas y ventanas típicas de la época...




La época medieval también se deja sentir en Patones...




En el arroyo, cerca de unas casas, observo a un pico picapinos, que se esconde detrás del tronco al verme.




Si observamos su situación geográfica, el trazado de sus calles y la construcción de sus casas, sólidas y bien construidas con pizarra de la zona, llegaremos a la conclusión de que fue un pueblo grande y prospero para la época. Patones se despuebla durante el siglo pasado, para fundar Patones de Abajo.




En una fuente de un linar observo al esquivo escribano soteño. Un pájaro típico de estas zonas, muy poco conocido por la gente del lugar.




Con esta panorámica dejo el pueblo... Mirándole, me viene a la memoria un cantar que me enseñó una mujer de Patones...

El Pueblo de Los Patones, primero fue en San Román
después Fuente de Las Plantas
y ahora debajo del Canal


lunes, 18 de agosto de 2014

LOS PINARES SILVESTRES DEL ALTO LOZOYA.


Los pinares silvestres del valle alto del Río Lozoya, forman parte de los que se extienden por las faldas de las montañas de Segovia y Ávila. Es una de las manchas forestales más extensa e importante de Europa.
Vamos a ver como transcurre el día y que aspectos podemos ver dentro de estos pinares de alta montaña...



Desde el camino de La Laguna Grande de Peñalara, observamos como la luz del nuevo día va alumbrando el valle...




Sobre las acículas de los pinos, encuentro la curiosa pluma de un arrendajo.




En estas fechas, las aguas cristalinas del río van muy calmadas. En sus orillas crecen abedules de considerable tamaño.




Cerca de los torrentes y rápidos, no faltan las lavanderas cascadeñas. Pájaros alegres y de vistosos colores, que controlan las poblaciones de insectos de los ríos limpios.




Aunque estamos en verano, en esta zona de Madrid la estación se manifiesta como una prolongada primavera. El agua no falta, la temperatura es agradable, todo está verde, y ciertas especies están terminando su ciclo reproductor...




Entre las piedras de un arroyo alto, descubro a uno de los anfibios más raro y escaso de Madrid, la rana ibérica. Una especie única de la Península Ibérica.




Integrado en el medio natural del Río de La Angostura, el antiguo puente romano sigue siendo el único paso de esta zona.




Un pinzón común macho, entremudado, se acerca a la orilla del río para beber. Este alegre pájaro habita el pinar durante todo el año.




En las zonas donde los suelos son profundos y tienen pequeños acuíferos, los helechos son abundantes y se desarrollan bien. Aquí crecen bosquetes de abedules, álamos temblones, serbales...




Dos mariposas cygaenas están posadas sobre las hojas de una zarza...




En ciertas zonas encontramos grandes ejemplares de pino silvestre, que no se han cortado para madera por algún motivo...




Un carbonero garrapinos busca pequeños insectos entre las ramas de un roble...




En esta panorámica, un poco especial, vemos la ladera de las Cabezas de Hierro en primer plano, y la ladera de Peñalara en segundo... Si te fijas muy bien, en el mar de pinos puedes ver un nido de buitre negro con el pollo ya emplumado. Igual que lo estas viendo tu en la fotografía, lo veo yo en el monte.




Posado sobre un nido vacío, descansa un buitre negro de considerable edad. 


lunes, 11 de agosto de 2014

UN DÍA DE VERANO EN UN MANANTIAL.

Durante el verano, la mayoría de los arroyos y fuentes que se localizan en los montes mediterráneos de Madrid se secan. Ciertos puntos donde se mantiene el agua, se convierten en el oasis que necesita la fauna para vivir en la zona.




Localizada la fuente o manantial, colocamos un puesto camuflado cerca de una encina, para que las especies que entran a beber se acostumbren a su presencia.




Pasados tres días, con las primeras luces entro en el puesto. Los primeros en acudir al manantial, son los pájaros que viven cerca de él. Una curruca zarcera se posa en la rama seca de un sauce. La va registrando hasta que llega al agua...




Entre el alboroto de los demás pájaros, entra muy rápida y se posa en la orilla una hembra de picogordo. Bebe, se da un ligero baño y se va...




En esta zona abundan los conejos. Algunos se acercan para comer las verdes hierbas que crecen en sus orillas. Otros beben y se quedan en la orilla a la sombra, al fresco.




Entrado el día, el calor se deja notar en el monte. Una curruca mirlona, después de beber, se da un baño para refrescarse y arreglar sus plumas...




De pronto salen todos los pájaros huyendo del manantial y desaparecen. Un joven azor, nacido la primavera pasada, entra y se posa en una rama caída. Muy tranquilo, descansa y observa el panorama durante un buen rato... Después bebe y se da un buen baño, del que sale con las plumas empapadas. Se posa en la orilla, al sol, y durante cerca de media hora se dedica a arreglarse su valioso plumaje.




Cuando se va el azor, la tranquilidad vuelve al manantial. Con ella vuelven las variadas especies de pájaros... Un alegre y bonito herrerillo común, va registrando las ramas caídas, en busca de pequeños insectos...




La sol del medio día lo alumbra todo con su potente foco. Un alcaudón común recorre el interior de una zarza, buscando insectos...




De once de la mañana a siete de la tarde, el calor se hace insoportable en el monte. Un estornino pinto se posa dentro del agua y hace lo propio...




Durante la hora de la siesta entran ciertos pájaros comunes en el monte, pero que por su conducta apenas se dejan observar. En la fotografía vemos al discreto escribano soteño macho.




Muchas palomas torcaces están criando su penúltima o última nidada del año. Necesitan agua en abundancia para alimentar a sus pollos. En la fotografía vemos a una paloma torcaz succionando el agua para dar de beber a sus pichones, o producir una especie de leche con los cereales que lleva en su buche, con la que alimentará a sus pollos.




Pasadas las cinco de la tarde, el trasiego de pájaros es menos notorio y abundante, pero no deja de ser regular. Llega un bando de mitos, compuesto por los padres y los jóvenes del año... Se posan por todas partes... Un joven recorre la rama hasta su parte más baja, donde haciendo equilibrio consigue beber.




Más tarde, llega la hembra del pico picapinos y se posa en el tronco de una encina. Después de un buen rato, observando todo lo que ocurre, se decide a bajar hasta el agua por las ramas caídas de un sauce, donde bebe y descansa durante un rato...




A la caída de la tarde, mientras observo lo que ocurre en la zona, oigo pequeñas pisadas al otro lado del manantial. Por una de las "ventanas" de puesto veo a una corza observando el panorama... Desmonto la cámara del trípode, y a pulso la hago esta fotografía a través de la vegetación.

Con las últimas luces del día, después de estar dentro de un metro cuadrado durante catorce horas, salgo del puesto. Ahora, parece que se mueve un poco el aire y el agobiante sol y calor ya no molestan. Durante las próximas horas, va a pasar por el manantial toda la fauna que no lo ha hecho durante el día...


lunes, 4 de agosto de 2014

PENÚLTIMO DÍA DE JULIO, POR UN BOSQUE ATLÁNTICO DE LA MONTAÑA.




Después de conducir durante una hora llego al valle. Está amaneciendo... El ambiente es fresco y el murmullo de los pájaros del bosque se empieza a notar. Es un bosque atlántico mixto, poblado principalmente por robles albares, abedules, avellanos y acebos, en el que no faltan los mostajos, serbales, álamos temblones, tejos...




Al acercarme a un arroyo para cruzarle, observo a un pinzón común macho, posado en una piedra...




El sol comienza a acariciar las copas de los árboles. En una zona donde abundan los grandes avellanos, encuentro un buen ejemplar de acebo. Me hago una fotografía junto a él y sigo...




Los rayos del sol iluminan la zona alta del roble albar, de unos veinte metros de altura. Crean un claroscuro muy interesante.




Entre las ramas y las hojas de robles y mostajos, me observa un duende del bosque... Una ardilla roja recorre las zonas altas de los árboles, buscando alimento.




En muchos avellanos cuelgan sus frutos característicos, las avellanas. A finales de septiembre ya estarán maduras y se podrán comer.




Sobre las diez de la mañana paso por una zona donde abundan los acebos. El claroscuro que producen los rayos del sol al entrar en estas zonas  es muy agradable.




Medio oculto por las sombras, descubro la silueta elegante de otro duende, el petirrojo, que al verse descubierto desaparece entre las sombras y los troncos de los acebos.




El sol ya alumbra casi toda la ladera de la montaña. Por donde puede, se cuela con sus rayos atravesando las hojas de árboles y arbustos, creando vistosas vidrieras naturales... En la fotografía vemos la hoja de un avellano.




Dentro del monte la vista adquiere otra dimensión. El sol limpio del verano alumbra el exterior... Los grandes árboles y arbustos sólo dejan pasar la luz necesaria, para que el microclima interior del monte se mantenga.




Cerca de un arroyo observo a un macho de pico picapinos... Va recorriendo la rama de un sauce de montaña, buscando insectos entre su corteza.




Ahora, a media mañana, me detengo entre dos grandes árboles. El de mi derecha es un abedul, y el de mi izquierda es un enorme mostajo, de unos 18 metros de altura.




Cerca de un manantial, encuentro dos buenos manzanos silvestres cargados con pequeñas manzanas. Allá por el mes de octubre estarán "maduras"...




En el suelo del monte, rodeado por robles y avellanos, observo los restos de un enorme abedul... Ahora sus restos forman parte de un enorme hormiguero. En su madera y corteza crecen varias especies de setas a lo largo del año... Y un número variado de insectos y demás seres vivos viven con él.




El pequeño herrerillo común se acerca por las inmediaciones del abedul, a ver si hay algún insecto despistado con el que alimentarse...




Sobre las cinco de la tarde, paso por una zona cubierta por robles albares, acebos y avellanos... El sol ahora alumbra de otra forma en el bosque.




Llego a una zona donde rompe un acuífero colgante y hay pequeñas turberas. Aquí abundan los sauces, serbales, acebos y los grandes abedules, como el de la fotografía.




Después de observar durante un buen rato, descubro sobre la rama seca de un serbal de cazadores a una joven oropéndola. Me deja hacerla unas fotografías y después salta de la rama, perdiéndose entre las ramas altas de los árboles...




Bajo por uno de los arroyos a una zona donde el ambiente es más fresco y umbrío. Aquí muchos de los grandes árboles están cubiertos por las hiedras.




En el tronco de un buen roble albar, descubro al único ciervo volante del día. Cuando el sol se ponga, todos los ciervos volantes saldrán por el bosque para perpetuar la especie...




Ahora, la luz de la tarde ilumina ciertas zonas del bosque, donde se puede fotografiar bien esos rincones forestales y árboles. El sol, a parte de iluminar, marca las horas del día para hacer con su luz natural, las fotografías correctamente expuestas. Los árboles no se pueden mover, pero la luz natural si.




En la orilla de una turbera observo a un buen corro de centaureas. Unas se están iniciando, otras están en plenitud y otras van para abajo...




Después de beber agua en el arroyo, descanso un rato... A la media hora, más o menos, como surgido de la nada aparece otro duende del monte. Un pequeño corzo se acerca a la orilla del arroyo a beber. Al oír el sonido de la cámara fotográfica, levanta la cabeza y se da cuenta de mi presencia...




Dentro del monte el sol y el calor no molestan. El microclima que proporcionan los árboles y arbustos es sombrío y fresco. El agua no falta, se ve por todas partes... Los ruidos molestos no existe y la tranquilidad es absoluta.




Cerca de un arroyo descubro un grupo de cerezos silvestres, algunos pasan de los diez metros de altura. En las ramas bajas de dos de ellos, todavía hay abundantes cerezas maduras, de dulce y agradable sabor.




Son ahora las ocho de la tarde... Continuamente y sin pausa, entran a los cerezos para consumir sus agradables frutos, mirlos comunes, zorzales charlos, currucas, petirrojos... En la fotografía vemos a un zorzal charlo.




Después de buscar un enorme y centenario acebo entre las sombras del bosque, no consigo encontrarle. Habrá que volver otro día. Los rayos del sol ahora sólo iluminan las copas de los árboles... En la fotografía vemos la silueta de un enorme roble común (Quercus robur), uno de los escaso ejemplares que quedan en Madrid.




Con la misma luz con la que entre esta mañana al monte, salgo de él. El sol ya se ha ocultado detrás de las montañas... Del día sólo quedan unos pequeños instantes mágicos... Esos momentos en los que la luz se va apagando con sus cantos, ruidos y olores, y nos vemos metidos sin darnos cuenta en la noche, con otros cantos, otros ruidos y otros olores...