google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: 12 MESES EN LA FRESNEDA
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jueves, 15 de febrero de 2018

12 MESES EN LA FRESNEDA




Las fresnedas son esos espacios forestales atlánticos, que ocupan una situación geográfica definida en los montes ibéricos. Se localizan generalmente en las zonas de suelos húmedos,  o muy húmedos, donde los robles, los quejigos y las encinas no pueden vivir, o en los valles umbríos, cerca de arroyos o ríos. Con el paso del tiempo, como consecuencia de su gestión, han perdido su identidad como bosques y como árboles.
Hoy vamos a hacer un recorrido por nuestras fresnedas, a través de doce fotografías que representan los meses del año...




Enero. El ambiente que se vive durante el primer mes del año es frío, desnudo. Pero la vida no se detiene, sigue latiendo en todo su ambiente. Las formas que presentan los fresnos, son las consecuencias de la economía agroforestal del pasado, cuando se cortaban sus ramas para dar de comer al ganado, porque no existían los piensos. Ahora, esta forma de gestionar los fresnos no tiene fundamento, ni es económica, ni ecológica, ni de prosperidad, pues este tipo de "podas", la mayoría de las veces mal realizadas y fuera de época, está matando a las últimas fresnedas ibéricas.




Febrero. Durante todos los días de este mes, el ambiente cambia. Todos los árboles y arbustos, apuntan con sus yemas  la llegada de la próxima primavera. En los claros soleados se empiezan a ver las primeras flores. En los grandes huecos de los fresnos, ya han nacidos los pollos del cárabo. Las cigüeñas blancas y algunas lechuzas están incubando los huevos. Muchos pájaros comienzan a emparejarse... El pequeño mito, el más madrugador de todos, ya está construyendo su curioso y elegante nido, con musgos, líquenes, telas de araña y plumas.




Marzo. Durante este mes florecen las herbáceas de clima atlántico: Narcisos, violetas, hepáticas, primaveras... Ahora el suelo está húmedo y el ambiente es templado. Los árboles dejan pasar los rayos del sol al suelo del bosque, al no tener todavía las hojas. Al amparo de las rocas florecen los narcisos.




Abril. Durante este mes, de una forma o de otra, la vida estalla en las fresnedas. El ambiente es templado, muy agradable. Por el día, el sol no castiga, y por la noche el termómetro no baja de los 5ºC. Por todas parte hay pájaros cantando, marcando su territorio, donde están criando o van a empezar. En la rama despejada de un fresno, el macho de abubilla marca el territorio con su canto. Nos está contando que en un hueco de ese fresno, su pareja está incubando los huevos.




Mayo. A lo largo de este mes, los árboles y arbustos se terminan de cubrir de hojas, creando un ambiente y un clima favorable en el interior del  espacio forestal. A partir de ahora, bajo los fresnos, el ambiente va a ser mas fresco, templado y húmedo, y la luz va a ser menos dañina para sus habitantes.
En las fresnedas más naturales, donde el hacha hace décadas que no desmocha, y la densidad de los árboles y arbustos es más alta, los pastos aguantan hasta entrado el mes de agosto, la fauna es mas variada y abundante, y la ganadería que vive aquí, es menos gravosa para el ganadero.




Junio. Durante este mes, de una forma o de otra, todas las especies que habitan aquí están criando. Unos terminando, otros empezando y otros preparando una nueva cría. Si el clima acompaña con lluvias y temperaturas templadas, algunas especies, como los herrerillos comunes, harán hasta cuatro crías.
Para el trepador azul, el ciclo transcurre ahora alimentando y protegiendo a los pollos. Uno de los padres se aproxima a la entrada del nido, localizado en el agujero de un fresno.




Julio. El arroyo que corre por el fondo del valle de la sierra, poblada por un monte mediterráneo variado, está seco. En sus orillas habitan fresnos de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia). En estos ambientes, los fresnos se asientan en las zonas más umbrías, frescas y húmedas, esperando a que vengan épocas más lluviosas para prosperar.




Agosto. A pesar de las altas temperaturas, el ambiente en la fresneda es agradable. Si las tormentas acompañan durante el mes, el paisaje se mantendrá verde. Ahora la vida se centra en las primeras horas del día y de la tarde. Es el mes en el que la mayoría de los jóvenes se independizan totalmente de sus padres. Para ellos comienza una nueva etapa en su larga o corta vida.
Para el joven azor todo es nuevo, todo le llama la atención y de todo lo que le rodea tiene que aprender, y pronto. Cuando llegue el mes de noviembre y el invierno se esté metiendo en el monte, tiene que haberse convertido en un experto cazador.




Septiembre. Dice el refrán, "que septiembre o lleva los puentes o seca las fuentes". Dependiendo de como se presente, puede ser un mes completamente otoñal, con abundantes precipitaciones y bajada de las temperaturas, beneficiando mucho al bosque y los cultivos; o un mes tan seco y caluroso como agosto, matando a muchos árboles y arbustos, y arruinando los cultivos, presentes y venideros.
Es una época de transición. Muchas aves están emigrando hacia África y otras están llegando de Europa.
En la imagen podemos ver el aspecto "natural" que llega a tener un fresno de hoja estrecha, cuando se deja de cortar sus ramas.




Octubre. Durante este mes el otoño se mete en la fresneda. Muchos frutos maduran. Los insectos se hacen más notorios, debido a la humedad ambiental y a la templanza de las temperaturas. Los mamíferos y los anfibios se vuelven más activos, y las aves terminan de ocupar sus nuevos territorios.
La curruca mirlona va de paso por la fresneda. La espera un largo viaje hasta África tropical, donde pasará el invierno.




Noviembre. Con la bajada de las temperaturas y las abundantes lluvias, la fresneda que acompaña al río se termina de cubrir de amarillos y ocres. Muchas aves que nacieron en estos montes, se encuentran ahora invernando en África. Otras ya han llegado, procedentes del Norte. Los ciervos y los gamos están terminando el celo... Entre pelea y pelea, van en busca de la compañía de las hembras.




Diciembre. Las fresnedas ahora parece que están dormidas, deshabitadas... Sus habitantes, tanto los que viven por el día, como los que lo hacen por la noche, ahora se entregan a la búsqueda de recursos para vivir. ¡Hay que llegar a la próxima primavera!
En un claro, cerca de la orilla del río, un toro bravo, con los cuatro años cumplidos, pasta y sestea bajo los agradables rayos del sol de la mañana...