Las tradiciones culturales se fundamentan en la forma de vivir de una sociedad, que ha evolucionado en una zona geográfica determinada.
La Península Ibérica, marcada por sus climas y su geografía extensa, es lógico que tenga unas tradiciones culturales variadas en sus formas, pero no en sus raíces.
En los últimos treinta años, la televisión y los diferentes medios de “comunicación”, de adoctrinamiento, han ido minando las mentes de un amplio sector de la sociedad española, inculcándoles que está bien y que está mal. Que es cierto y que es falso. Como si los ciudadanos españoles fueran chicos pequeños que se han quedado en la infancia, carentes de criterios propios para saber y decidir por si mismos, lo que está bien o mal.
Toda esta doctrina mental, que llega a través de los informativos, de las películas, de las series de televisión, de los periódicos y de los dispositivos móviles, dependiendo de la ideología que venga y hacia donde va, cala y entra mejor en los cerebros sin criterio, ignorantes o prepotentes. Porque viene con dosis letales de ideología política, faltando a la verdad, y es bombardeada continuamente desde los diferentes medios de comunicación.
Y claro, hablar o discutir con un feligrés que se traga todos los días esta doctrina envenenada, es imposible, y más si lleva un dispositivo móvil, donde puede acceder a toda esa realidad virtual falsa. En la televisión y en el teléfono móvil, empieza y termina su cultura.
En consecuencia, ante este adoctrinamiento diario y continuo, el sistema que nos gobierna está destruyendo la cultura y las tradiciones culturales de España. La mayoría de los ciudadanos, al carecer de criterio, de personalidad, de cultura, discute de temas importantes sin tener ni idea. Los apoya o los persigue injustamente. Y si consulta o se informa, lo hace en las fuentes donde medra la doctrina del sistema.
¡Si lo dice todos los días por la televisión, tiene que ser verdad! ¡Si lo dice fulano o mengano (que no tienen criterio y que cada día dicen una cosa distinta) como hablan muy bien por la tele o la radio, tiene que ser verdad!
Desde hace cuarenta años, al toro bravo le han ido vetado como especie ibérica, en la mayoría de los medios de comunicación. En España apenas se han hecho documentales sobre su vida y su interacción en el medio ambiente donde habita.
En los últimos veinticinco años, ha aparecido un tipo de ciudadano adoctrinado, carente de criterio, que le persigue y quiere que se extinga para siempre. Como así lo manifiestan cada vez que aparece un artículo, o un documental sobre su vida en el medio natural que habita. No le quieren ni ver ni en el campo, donde forma parte del patrimonio natural y cultural como especie.
Para tener criterio, hay que tener personalidad, carácter y muchas ganas de aprender lo que ofrece el mundo. Si vamos por la vida recitando lo que dice la televisión, la radio o la prensa, se acaba la personalidad, la cultura y las tradiciones culturales.
“La ferocidad de los toros que se crían en España, en sus abundantes dehesas y salitrosos pastos, junto con el valor de los españoles, son dos cosas tan notorias desde la más remota antigüedad, que el que los quiere negar acreditará su envidia o ignorancia, y yo no me cansaré en satisfacerle”
Leandro Fernández de Moratín y Cabo. Madrid 1760- París 1828
Al que no le guste este ser vivo ibérico, noble y bravo, con decir nada, no hace alusión a su ignorancia y a su desprecio por un animal tan auténtico y tan nuestro.
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