google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: mayo 2014

lunes, 26 de mayo de 2014

LA ENCINA GRANDE DE PESADILLA.


En la confluencia de los ríos Guadalix y Jarama, cerca del antiguo camino de Madrid a Burgos, dentro del término municipal de San Sebastián de los Reyes, Madrid, existe una encina de unos quinientos años de vida. Con un tronco que sobrepasa los cinco metros de perímetro y unos catorce metros de altura.




Cuando nace la encina, se está terminando de unificar el territorio nacional... Comienza a gestarse un nuevo país fuerte y unido, que va a financiar y apoyar el descubrimiento de América...

Por otra parte, la política de Los Reyes Católicos es cambiante e innovadora... Ahora el hombre es libre y puede ir a vivir donde quiera, ya no le tiene que pedir permiso a su señor... Es un periodo en el que se fundan nuevas poblaciones. En este periodo se funda San Sebastián de los Reyes, en una dehesa de la Villa de Madrid, bajo su protección y la de los Reyes Católicos.  Otras por su situación geográfica desaparecen, o con el tiempo se despoblarán. En esta época nuestra encina esta dentro del término municipal de la villa de Pesadilla, poblada por unos 60 vecinos...

Los siglos XVI-XVII y XVIII van a cambiar la fisonomía y el paisaje de la zona... Las zonas llanas se desmontarán para sembrarse de viñas y cereales. Nunca más volverán a ser monte. El resto, unas 2500 hectáreas, llegarán cubiertas de encinas hasta mediado el siglo XX.

Madrid es ya la capital de España. Los cambios políticos van a traer un cambio estratégico en todo el país...

El siglo XIX es cambiante de principio a fin. A España le pasa de todo... Y casi todo lo ve la encina... A su lado pasan los ejércitos de Napoleón para tomar Madrid, situando su cuartel general en San Sebastián de los Reyes, de donde se van "por lo arisco y molestos que son sus vecinos", no sin antes arrasar el pueblo, saquear el archivo municipal y quemar el ayuntamiento...

Épocas liberales, absolutismos, guerras civiles, carlistas, desamortizaciones... Dejan al país en la más absoluta miseria. Es un periodo en el que muchos pueblos se terminan por deshabitar y abandonar. La villa de Pesadilla y la villa de Fuente del Fresno desaparecen. Sus términos municipales se anexionan a San Sebastián de los Reyes.

La Venta de Pesadilla, próxima a la encina, era una parada de postas, donde paraban los coches de caballos que iban hacia el norte o Madrid. Fue un nido de bandoleros durante todo el siglo. Por aquí anduvieron Luís Candelas y El Sastre...

Los ríos Guadalix y Jarama corren limpios. En sus aguas se pescan muchas arrobas de peces y cangrejos, que se venden en los pueblos y Madrid.

El brutal siglo XX llega lleno de inestabilidad política y económica para todo el Mundo. En España hay varios intentos de golpe de estado, dictaduras y república, hasta que la situación se hace insostenible y estalla la brutal guerra civil del 36... al 39, y sus desagradables situaciones vividas en los dos bandos.

De la posguerra a los años sesenta, la zona fue una enorme huerta, que mató mucha hambre en la zona.

Durante los años sesenta y setenta, los montes pasan del aprovechamiento forestal y ganadero, al más absoluto abandono, llenándose de jaras y produciéndose una recuperación y regeneración natural. De las 2500 hectáreas de monte que había, sólo sobreviven unas mil, el resto serán ocupadas por El Circuito del Jarama, urbanizaciones, campos de glof y complejos deportivos. Aquí ganarán el mundial Ángel Nieto, Emerson Fittipaldi y Juan Escabias, entre otros.

Los 50, 60 y 70 son años en los que la zona se llena de domingueros, que viene a pasar el día, comer y bañarse. ¡Y no había fuegos! Pero esto se acaba con la construcción de industrias y el aumento de la población, que no depuran sus aguas residuales.

Durante los años noventa y la primera década del dos mil, la mayoría de las empresa contaminantes se trasladan, y la que permanece depura sus aguas. Todos los municipios construyen  plantas para depurar sus aguas residuales. Las riberas, después de sufrir la saca de arenas y gravas, se han poblado de chopos y sauces... Ahora toda la cuenca del Jarama y Guadalix está protegida por la ley.

Más o menos, de esta forma tan resumida, nuestra encina nos podría haber contado su historia. ¡Qué gran cronista sería y cuantos secretos nos contaría si pudiese hablar!
Todavía la quedan otros quinientos años por vivir y por contarnos...

miércoles, 21 de mayo de 2014

21 DE MAYO. POR UNA SIERRA BAJA MEDITERRÁNEA.



En una peña resguardada por un enebro, descansa uno de los pollos de búho real... Cuando llegue la noche, volverá a recorrer el roquedo en compañía de sus dos hermanos, pidiendo alimento a sus padres... A principios de agosto, abandonará el territorio de sus padres... Dentro de dos años, si todo le va bien, encontrará un valle apropiado donde se unirá a otro búho, con el que vivirá en los próximos sesenta años...
Esta pareja ha cumplido este año su ciclo natural. Ha puesto en la vida de esta interesante y majestuosa especie, tres búhos reales que van contribuir a reforzar la población de Madrid. Una población que no termina de recuperarse por culpa de la mala gestión medioambiental, donde todavía los tendidos eléctricos, el veneno, la caza y los expólios, se siguen cobrando individuos todos los años.






Desde las peñas donde descansa el búho real, se ve todo el valle. Cubierto por un apretado bosque de encinas, enebros, fresnos, arces, cornicabras, romeros... Estas escasas manchas forestales, ya de por si son importantes, al existir en una comunidad tan poblada y deforestada. Aquí, todavía podemos encontrar a ciertas especies de la fauna ibérica, únicas en el mundo...




Los grandes enebros de la miera abundan en el monte. En tiempos, estos grandes árboles se cortaban para la fabricación de vigas, para la construcción de casas.

Nota: Ver artículo del día 20/1/14 y del día 23-4-14.


lunes, 19 de mayo de 2014

EL AZOR.


El azor es una rapaz de mediano tamaño, que habita en todos los ecosistemas forestales de La Península Ibérica. En Madrid habita desde las vegas de los ríos, hasta los pinares de alta montaña, encontrándose las mayores poblaciones en los montes mediterráneos mixtos de la campiña y las sierras bajas, donde la densidad de conejos, palomas torcaces y pájaros, son altas.

Es un ave que pasa muy bien desapercibida donde habita y cría, pero deja rastros de su presencia... Un desplumadero de paloma torcaz bajo una encina, las plumas de una urraca en la rama gruesa de un quejigo, un conejo empezado por los cuartos delanteros...

En los montes donde habita, tolera al ratonero y al "gavilán", eliminando y desplazando a los milanos reales, negros, águilas calzadas y a todos los córvidos, excepto el rabilargo, que no llega a exterminarle totalmente.

Está especializado en la caza de pollos en el nido, de especies de igual o inferior tamaño que él. Si localiza un nido de milano real o jilguero, la suerte de los pollos está echada. Esto lo he podido comprobar en nidos de milano real, negro, águila calzada, gavilán, urraca, rabilargo, corneja, arrendajo, mirlo, verderón, jilguero... Sin embargo, con el ratonero esto no pasa, y es más, lo normal es que a lo largo de los años, las dos especies se intercambien los nidos para criar. He visto durante varios años, en un valle de un encinar del centro, dos parejas de ratonero criando en los nidos del azor, y la pareja de azor criando en los nidos de ratonero.

En la naturaleza sólo tiene un enemigo, el búho real, que le caza cuando da sus primeros vuelos. Por este motivo, los territorios de cría los tienen desplazados de la zona de cría del búho.




El monte mediterráneo de la sierra baja, poblado por encinas, enebros, quejigos, fresnos, arces de montpellier, sanguinos y cornicabras, entre otros, forma junto con los encinares mixtos sobre arenas, el área potencial donde se encuentra la población de azores más importante de Madrid.




En la rama despejada de una encina centenaria, descansa y acecha el paso de una presa la hembra de azor... El claroscuro que produce el follaje de la encina, la hace invisible.




El azor caza durante ciertas horas del día... En verano acecha en los aguaderos y fuentes, donde van a beber numerosas aves a la hora de la siesta.
En la fotografía vemos a una hembra nacida la primavera pasada, que ha capturado un joven estornino pinto.




Esta imagen, un poco siniestra, son los restos de un conejo que cazó y comió un azor hace más de un mes... Si os fijáis, hay dos señales inequívocas: una, la situación del conejo en la rama gruesa y despejada de la encina. La otra, cuando cazan un conejo, siempre comienzan a alimentarse por el brazuelo, el cuello y las quijadas.




En las manchas donde no pasa la gente y cerca de un pequeño claro, generalmente, y no en el árbol más grande, los azores construyen su nido. He llegado a ver un nido en un chaparro de encina de tres metros. Si se le molesta, construye sus nidos en los árboles más altos y apartados.




En las manchas mediterráneas, lo habitual es que saquen adelante cuatro pollos. Mínimo dos.
En la fotografía vemos al macho entrando al nido con una presa, ocupado por cuatro pollos. Tres hembras y un macho. Los pollos de azor son muy espabilados, a partir de los quince días ya comen solos. Los padres les dejan las presas en el nido y se van.




Desgraciadamente, en la agredida naturaleza de Madrid sigue habiendo "personas", que hacen todo el daño que pueden...
En la fotografía vemos el cuerpo de una hembra de azor, que un furtivo mató a veinticinco metros de su nido. Si os fijáis en las plumas, se ven restos de sangre.




Afortunadamente, los jóvenes que ocupaban este nido tenían más de quince días cuando el malhechor mató a su madre. El macho fue el artífice de que en este nido volaran los tres pollos en el 2013.
En la fotografía vemos a un pollo ramero... Cuando tienen tres negras, se aventuran por las ramas próximas al nido. Comienzan a explorar el mundo. Sólo vuelven para comer y dormir. Con dos meses, abandonan el nido y el árbol para siempre. A los tres mes se independizan de sus padres, iniciando una vida errática que les puede llevar a muchos kilómetros de donde nacieron...




En los meses de agosto y septiembre, donde menos te lo esperas puedes observar a un joven azor en paso... Ahora su pluma es parda y sus ojos amarillos. Los córvidos no le respetan y le persiguen cuando le ven... Si consigue sobrevivir al otoño y el invierno, la primavera siguiente vestirá de azul pizarra su dorso y sus alas; el pecho y el vientre de un blanco puro barreado, y sus ojos serán de color naranja. Entonces tendrá un territorio y formará una familia de por vida... Cuando cumpla los cinco años, sus ojos serán como dos gotas de sangre, y no habrá en el monte un proscrito como él...

lunes, 12 de mayo de 2014

LA CASA DE CAMPO. PRIMAVERA DE 2014.


La Casa de Campo es un encinar histórico de Madrid. Perteneció a la familia Vargas hasta el año 1559, que la compra Felipe II para añadirla a los Reales Montes de El Pardo. Entre 1750-1760, reinando Fernando VI, se tapian Los Montes de El Pardo, para evitar conflictos entre la corona y los pueblos cercanos, debido a los problemas que causaban los conejos, ciervos, gamos y jabalíes a los cultivos, y los lobos a los ganados.

En 1931 se cede la finca al Ayuntamiento de Madrid, para el uso y disfrute de los madrileños.  Durante la guerra civil y la posguerra, la finca sufre numerosas talas ilegales: barricadas y leñas principalmente.
En los años cincuenta se ponen en marcha proyectos de reforestación, con especies autóctonas y alóctonas.

En la actualidad nos encontramos con una finca de 1722 hectáreas, en la misma Puerta de San Vicente, a 30 minutos andando desde la Gran Vía; donde todos los días y especialmente los fines de semana y fiestas, miles de madrileños y turistas la visitan y transitan...

En este maravilloso pulmón verde natural de Madrid, podemos ver bosquetes de ribera muy interesantes, y manchas mediterráneas de encinas con grandes ejemplares centenarios, donde la fauna es sobresaliente en especies y algunas en número, encontrándose aquí rapaces y pájaros ya desaparecidos en otros espacios naturales.

A la caída de la tarde, cuando el sol se pone, si ponemos un poco de atención escucharemos el canto del mochuelo y del cárabo, y veremos pasar furtivamente algún zorro... Después, entrada ya la noche, nos queda Madrid, donde habita otra fauna muy interesante en sus locales de copas...




La espalda de una mujer refleja una zona de La Casa de Campo, desde donde se ve la ciudad de Madrid... Dos escenas femeninas que aguardan a otra... La noche...




Han pasado unos 138 años desde la construcción del estanque...
La mañana llega muy nublada, amenazando lluvia... El agua del estanque refleja el gris oscuro de las nubes. Los árboles muestran el verde limón de las hojas nuevas. Al fondo se ven los altos edificios de la Plaza de España y el Palacio Real...




La luz del nuevo día entra en la ribera del Arroyo Meaques... Los chopos, sauces y olmos ya se han cubierto de hojas nuevas... El canto de numerosos pájaros ponen la música de fondo.




En una zona aclarada, poblada de olmos, un grupo de grajillas busca insectos entre las hojas secas... Con su pico vuelven y remueven las hojas, donde se esconden los insectos. 




En El Pasaje de La Encina del Fraile, se localiza un corro de encinas centenarias de considerable tamaño y edad. Esta que vemos en la fotografía, tiene cuatro metros de perímetro en su tronco, y una edad próxima a los cuatrocientos años.




Dentro de la finca, el conejo de monte es abundante, observándose en muchos lugares a cualquier hora del día. En la fotografía vemos a un gazapo de unos quince días de vida.


lunes, 5 de mayo de 2014

EL VALLE DEL LOZOYA.


El Valle del Río Lozoya se localiza en La Sierra de Guadarrama, en la vertiente Sur de Madrid. Con altitudes máximas de 2428 en Peñalara, 2380 Cabezas de Hierro, 2209 El Nevero y 2129 en el Pico de Tres Provincias. Su mínima altitud se localiza en El Pontón de La Oliva, a 717 metros sobre el nivel del mar. Tiene una extensión de unas 91.000 hectáreas, repartidas en 35 municipios, con una población entorno a los 10.000 habitantes.

A lo largo del valle, desde su nacimiento en las altas cumbres, hasta su final en las calizas de la Dehesa de la Oliva, podemos caminar sin salirnos del bosque,  por pinares silvestres de alto valor ecológico y económico; abedulares mixtos, compuestos por avellanos, robles albares, acebos, serbales y mostajos, entre otros; robledales melojos, un sabinar, encinares, pinares resineros, fresnedas y bosques de galería de álamos temblones, chopos negro, blancos, sauces y alisos. Todo este panorama forestal esta drenado por multitud de arroyos, que aumentan las aguas del Río Lozoya, la principal arteria fluvial que da de beber a Madrid y su área metropolitana.

La fauna del valle es variada en especies de todo tipo y abundante. Aquí podemos ver buitres negros criando en los grandes pinos silvestres, a 1700 metros de altitud. Águilas reales y cabras monteses en las altas cumbres. Corzos y jabalíes en cualquier lugar del valle; búhos reales y chicos, cárabos, halcones abejeros, azores, ratoneros, águilas calzadas y culebreras, cigüeñas blancas y negras, nutrias y el escaso desmán de los pirineos, gatos monteses, turones, garduñas, tejones y zorros. Pájaros multicolores y simpáticos, como los carboneros, herrerillos, trepadores azules, agateadores, mitos, reyezuelos, arrendajos, etc, etc, etc. El lobo, aunque muy escaso (la N-I siempre le ha traído en jaque, y alguna bala perdida en alguna montería también) siempre ha estado por estas montañas.

El mundo rural y monumental de los pueblos del valle es interesante y notorio, pues todos tienen algo que mostrar e interesar. Desde casas legendarias, antiguas, restauradas, nuevas con formas tradicionales, iglesias con distintos estilos arquitectónicos, La Cartuja de Santa María de El Paular, la muralla de Buitrago de Lozoya... Una compleja y variada infraestructura de presas, para regular y canalizar el flujo del agua que demanda Madrid.

Hoy, la ganadería vacuna y apícola, y la explotación maderera de los pinares, son las explotaciones económicas rurales más importantes en el valle, a parte de la gestión del agua.




Desde los altos pinares silvestres, hasta el final del valle en la calizas del Pontón de La Oliva, se localizan una serie de puentes romanos, medievales, con los dos estilos y modernos, por los que pasan caminos históricos, carreteras y el ferrocarril.
El Puente del Canto, sobre el Arroyo de Canencia, un día claro y soleado de invierno.




Las miles de vacas y ovejas que han pastado en el Valle del Lozoya en los últimos ocho siglos, han modelado su paisaje y la forma de ver estos montes, salpicado de prados...
La ganadería vacuna de razas autóctonas, sigue siendo uno de los motores económicos del valle. Aquí todavía se mantienen importantes rebaños de vacas avileñas, como la que vemos en la fotografía.




La primavera también llega al alto valle, cubierto por una mancha muy importante de pinos silvestres autóctonos.
A lo largo del valle, podemos ver casi todos los ecosistemas forestales de Madrid. Con manchas muy importantes, en cuanto extensión, variedad de especies forestales y árboles de considerable edad y tamaño.




El águila real siempre fue una especie común en todo el valle. No había cortado rocoso o farallón que no tuviese su pareja.
En la fotografía vemos un caso excepcional en los últimos años. Un nido ocupado por dos pollos, protegidos por la madre. Afortunadamente volaron los dos pollos.




El embalse de El Atazar es el más importante y grande de Madrid. Embalsa más agua que todos los embalse juntos, y proporciona más del cincuenta por ciento del agua que se consume en la Comunidad...
Antes de abandonar el valle, el Río Lozoya tiene que pasar por la presa de La Parra, la presa de Navarejos, y la presa del Pontón de La Oliva.




En las calizas de Pinilla del Valle, próximas al embalse, se localizan una serie de asentamientos que estuvieron habitados por el Hombre de Neandertal, hace unos ochenta mil años. El equipo actual que dirige el proyecto de excavación e investigación, lo forman Juan Luís Arsuaga, paleoantropólogo, Director del Centro de Investigación UCM-ISCIII sobre Evolución y Comportamiento Humano, Co-director del Proyecto de Investigación de Atapuerca; Alfredo Pérez-González, geólogo, Vicedirector del CENIEH en Burgos; Enrique Baquedano, arqueólogo, Director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, Co-director del Proyecto de Investigación en Olduvai, Tanzania.
Desde el año 1979 se está excavando regularmente en esta zona. En los últimos trece años, ya con un proyecto comprometido, durante la segunda quincena de agosto y la primera de septiembre, se realiza la excavación, que se ha ido ampliando conforme se van encontrado nuevos restos...
Las excavaciones e investigaciones de los restos son muy meticulosas y lentas, pues toda la información encontrada hay que verificarla y contrastarla. El tiempo (siempre el tiempo) nos dirá con la ayuda de este importante equipo y todos sus colaboradores, quien estuvo aquí en los últimos cien mil años, como fue su vida y con qué otras especies de la fauna y flora vivieron...




Históricamente, el Valle del Lozoya ha sido muy famoso por la abundancia de caza mayor, especialmente por sus osos y jabalíes. La caza,  la ganadería y la utilización de sus montes en plan industrial para leñas y carbones, extinguieron a los osos y ciervos.
En la actualidad, el gran ungulado salvaje que campa por sus montes es el jabalí, siendo abundante en algunas zonas. El corzo se ha recuperado notablemente en los últimos veinte años. La cabra montés ha vuelto a colonizar el valle en dos puntos, como consecuencia de las repoblaciones realizadas en los años noventa.




La Puerta del Arrabal, es la entrada o salida norte de la muralla, que custodia al casco histórico de Buitrago de Lozoya.
En esta zona habitaron celtas, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos. Cuántas civilizaciones y misterios esconde el suelo de pueblo...




El otoño se hace manifiesto en la ribera baja del valle. La bruma del río "empaña" los verdes y ocres de las hojas de los alisos, chopos y sauces. Cerca, el Río Lozoya se juntará con las aguas del Jarama.




Los grandes cortados de caliza del Pontón de La Oliva, son la escuela y zona de entrenamiento y recreo, de muchos alpinistas madrileños y de otros puntos del país. Aquí vienen diariamente, y sobretodo los fines de semana, numerosos aficionados y profesionales para practicar su afición...
En la fotografía vemos a un alpinista, subiendo por un cortado de unos 20 metros de altura.


NOTA: Ver también el artículo del día 18 de noviembre de 2013. Tráiler. Cuaderno Fotográfico del Valle del Lozoya.