La restauración natural del Río Manzanares, a su paso por la ciudad de Madrid, parece ser que ya está llegando...
Está amaneciendo... En una zona arenosa del río, varias gaviotas reidoras y una garza real descansan.
El día llega con algunas nubes al Río Manzanares, a su paso por el antiguo matadero de Madrid.
Una urraca anda a la caza del desayuno. Cualquier resto de comida que hayan tirado en una papelera, la vendrá bien.
Para la gaviota sombría ha habido más suerte esta mañana. Ha encontrado un barbo pequeño muerto en un banco arenoso del centro del río.
Por las matas herbáceas que crecen en la orilla, va un pequeño bando de jilgueros. De vez en cuando paran y se alimentan con sus semillas.
Una focha nada por las aguas libres de vegetación. Parece que busca algo interesante para alimentarse.
Estamos ahora en una zona donde se ha soterrado la autovía M-30. Aquí se ha construido un parque lineal, en el que se han plantado especies autóctonas.
Entre las plantas palustres del río, vemos a una garceta blanca al acecho de pequeños peces, y otros pequeños seres vivos que habitan en sus aguas.
Posadas en la barandilla de una presa del río, varias gaviotas reidoras y una joven gaviota sombría, descansan y toman el sol tenue de la mañana.
Por el tronco de un plátano sube un pico picapinos... Va registrando la corteza en busca de insectos.
Un mirlo común escarba entre las cortezas húmedas del suelo. Busca insectos y lombrices.
Al final de la isla de vegetación palustre, vemos una de las numerosas presas que regulan (o regulaban) el nivel hídrico del río.
En la orilla de la isla vemos a una pareja de ánades reales. Está consumiendo las hojas de las variadas matas que se han asentado en la zona.
Entre las matas altas, mimetizada en el claroscuro, vemos a una agachadiza común hundiendo su largo pico en el lodo, en busca de lombrices. Un pequeño habitante misterioso de las riberas de los ríos.
Posado en el pilar de un puente, vemos a un colirrojo tizón macho. Un pajarillo habitante de las motañas ibéricas, que inverna en muchas ciudades españolas.
Las nubes de la mañana terminan disipándose. El sol alumbra y calienta una de las orillas del río, donde se concentra un buen número de gaviotas sombrías.
Ahora el río pasa por uno de sus puentes monumentales, el de Toledo. Construido entre 1718 y 1732, por el arquitecto Pedro Ribera.
En el parque vemos al pequeño y alegre petirrojo. Otro invernante, que posiblemente ha venido del norte o centro de Europa, para pasar el invierno en la ciudad.
En el centro del río, entre las islas de arena y vegetación, la garza real tiene uno de sus cotos de pesca.
Posado sobre unas piedras, un cormorán grande descansa y toma el sol. Cuando haya recuperado todas las calorías perdidas, volverá a bucear por el río, a la captura de pequeños y medianos barbos.
En la pradera de césped, vemos a una abubilla buscando insectos. Este año pasa las navidades por el río y los parques de la ciudad.
El Manzanares pasa ahora por otro de sus puentes monumentales, el de Segovia. Construido por Juan de Herrera en tiempos de Felipe II, fue destruido durante la guerra civil, como estrategia para impedir la entrada del mando nacional. Después de la guerra fue reconstruido para comunicar la ciudad.
Posada sobre una piedra, vemos a una joven gaviota sombría que ha venido a pasar el invierno. En primavera, con el plumaje de adulto, volverá a la costa donde nació.
Dos gansos del nilo van vadeando el río. De vez en cuando meten la cabeza en el agua para capturar algo... Una especie exótica que está invadiendo nuestras zonas húmedas.
Un grupo de cotorras argentinas rebusca entre las hojas y la hierba. Buscan semillas para alimentarse. Cerca, tienen sus grandes nidos, localizados en los grandes plátanos.
Ahora el río pasa por las inmediaciones del Campo del Moro y La Casa de Campo. Al fondo se ve El Puente del Rey. Construido a comienzos del siglo XIX para comunicar El Campo del Moro con La Casa de Campo.
Posada en la copa de un pino, una paloma torcaz toma el sol y observa a las personas que pasean.
Una lavandera blanca recorre la zona alta del margen del río... Va capturando pequeños insectos.
Por las aguas transparentes del río, suben grandes ejemplares de barbo común. Algunos tienen los ochenta centímetros.
Por la orilla, entre espadañas y matas va una gallineta... Va registrándolo todo... Busca algo apetecible con lo que alimentarse.
Esperemos que el ambiente natural con el que cuenta ya el río, sea el comienzo de algo más grande y notorio que estar por llegar en los próximos años. Por el momento, la naturaleza del río y las aves ya han hecho su aportación.