google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: LAS MAÑANAS DE INVIERNO DEL ALCAUDÓN REAL
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miércoles, 14 de febrero de 2024

LAS MAÑANAS DE INVIERNO DEL ALCAUDÓN REAL

Mediado el otoño, por el mes de noviembre, la población de alcaudones reales aumenta con la entrada de ejemplares procedentes del centro y norte de Europa.

Sus parientes, el alcaudón común y el alcaudón dorsirrojo, más pequeños y más insectívoros, pasan el otoño y el invierno en África.

En la primavera y el verano se alimentaron principalmente de insectos de todo tipo, crías de pájaros, pequeños reptiles y anfibios. Ahora su alimentación se basa en ratones, musarañas y pequeños pájaros.



Durante la estación fría prefieren los campos abiertos. Los pastizales y las estepas cerealistas, donde son escasos los árboles y arbustos espinosos. Desde donde señalan sus territorios, localizan y caza a sus presas.

Su forma de caza es variada, con una estrategia muy elaborada. Según la hora del día, está en una zona de su territorio o en otra. Sabe a que hora se mueven los micromamíferos y a que hora pasan los distintos pájaros por los campos en busca de alimento.

En su territorio tiene una serie de posaderos localizados en pequeños árboles y arbustos, desde donde acecha a ratones y musarañas. Desde donde imita el canto de un pájaro que anda cerca, para traerle y capturarle en un pequeño vuelo.



Este pequeño depredador, algo más grande que un gorrión común, ha evolucionado, según nos muestra su cuerpo, y se ha especializado, según sus costumbres, en la captura de pequeños vertebrados de sangre caliente. Por estas circunstancias de la evolución y del comportamiento, puede permanecer durante todo el año en La Península Ibérica.

Cuando captura un ratón o un pájaro pequeño, del tamaño de un jilguero, los prende en uno de los numerosos arbustos espinosos que hay en su territorio, para consumirlos en los días sucesivos. El no tiene capacidad en sus pequeñas patas para agarrar a las presas. Debido a las bajas temperaturas del invierno, las presas se conservan bien. Sólo tiene que guardarlas, para que las urracas y otros no se las roben.

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