google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: LA SIERRA DE LA CABRERA.

jueves, 10 de noviembre de 2016

LA SIERRA DE LA CABRERA.

Hoy, con un ambiente otoñal, en el que apenas veremos el sol, vamos a conocer una sierra que se localiza en la zona norte de Madrid, entre La Cuerda Larga y el valle medio-bajo del Río Lozoya...




La mañana llega con niebla en las altas crestas de la sierra. La temperatura es templada. Hace unos instantes que ha dejado de llover. En el ambiente se respiran todos los olores del otoño....




La niebla envuelve a los álamos negros que pueblan la ladera.




Por ella transita un pequeño bando de pájaros del bosque. El pequeño herrerillo común hace equilibrios en la rama seca. Busca de pequeños insectos, larvas o sus huevos.




Estas montañas son de granito, compuesto principalmente por cuarzos, feldespatos y ferromagnesianos. Rocas de extrema dureza, donde los suelos han tardado miles de años en formarse y son poco profundos.




En el perfil de la montaña se recorta la silueta del Convento de San Antonio de Padua. De estilo gótico, fue construido en los primeros años del siglo XIV...




En los pinos que rodean al convento, habitan algunas parejas de ardilla roja. Ahora las podemos ver consumiendo las piñas maduras.




Los bancos de nubes no dejan de pasar por los valles altos... Estamos en territorio natural, donde la situación geográfica y el clima han influido en la evolución natural de la jara pringosa (Cistus ladanifer).




Otro habitante típico de estos parajes, es el escribano montesino...




Las nubes, la niebla, dan otra dimensión al paisaje... A las rocas, a los árboles, al ambiente...




El paisaje natural que configura las laderas, está condicionado por la densidad y profundidad de los suelos que las ocupan. Donde los suelos son profundos y existen pequeños acuíferos, habitan encinas, arces menores y robles melojos o albares. Donde los suelos son escasos y no existe el acuífero, prosperan los enebros de la miera y las jaras.




Históricamente, el buitre leonado siempre ha sido un habitante típico de estas montañas...




Los frutos del enebro de la miera van madurando... Desde el mes de noviembre y durante todo el invierno, van a ser una parte considerable del alimento de mirlos, zorzales, zorros, garduñas, ginetas...




La silueta del fresno norteño (Fraxinus excelsior) sobresale y contrasta entre los enebros, las jaras y las escobas que habitan entre las grandes rocas.




Este mirlo común, busca insectos entre las hojas y las maderas muertas de un arroyo...




Las hojas ocres de rosal silvestre, contrastan con los rojos escaramujos. Un fruto con alto contenido en vitamina C...




En las zonas más orientadas al oeste, donde las horas de sol son menores, la vegetación arbórea es más variada, más densa y está más desarrollada. Por estas zonas pasan las nubes cargadas de humedad.




Otro habitante típico de los cantiles y de laderas rocosas es el colirrojo tizón. Un pájaro insectívoro que pasa con nosotros todo el año. En los inviernos muy fríos, si nos fijamos, le podemos ver por los grandes edificios y las calles de Madrid.




Gracias a la orografía de la sierra, el madroño todavía sobrevive en ciertos puntos, donde la influencia de la mano del hombre no ha sido tan brutal... Como ha ocurrido en el 99% del territorio de Madrid.




En ciertas zonas altas, donde el suelo es profundo y la humedad se mantiene en los meses cálidos, se localizan encinas centenarias de considerables portes.




A lo largo de la historia, ciertas zonas han ardido de forma natural o intencionada. En los últimos cuarenta años, con la desaparición del pastoreo, la vegetación se está recuperando... Como vemos en la fotografía.




La silueta del águila real no falta en los cielos de la sierra. En la imagen vemos a un joven de un año.




Los arces menores, o rabicanos, como se les conoce en la zona, van cambiando los colores de sus hojas...




En esta zona, donde la pendiente es muy pronunciada y agreste, la mano del hombre no ha sido tan dura como en otras. Aquí los árboles son variados y centenarios, y están acompañados por diferentes especies de arbustos.




Los días de lluvia y la humedad ambiental, dan vida a los abundantes musgos que cubren las rocas y los troncos de los árboles.




Mimetizado en el ambiente del monte, el corzo se mueve sin delatar su presencia...




Más abundantes que las encinas, los robles melojos están más distribuidos por el territorio. En la fotografía vemos a un importante ejemplar centenario, localizado en una zona alta de la sierra.




Ahora, vemos una panorámica de la mayor parte de la sierra... Cubierta de robles, enebros, fresnos, jaras y encinas. Al fondo se ve El Pico de La Miel.




Cerca de una fuente, donde el terreno está húmedo y el pasto ha vuelto a brotar, se acercan los zorzales charlos para capturar insectos y lombrices.




En tiempos, hace 200-400 años, el alcornoque fue común en la sierra... En la actualidad es un árbol que está en peligro de extinción, pues apenas quedan unos pocos ejemplares dispersos.




Gracias a la legislación y a la gestión forestal, en la Dehesa de Roblellano se localizan pequeñas manchas de robles melojos...




Los escasos rayos del sol que se cuelan entre las nubes y los robles, nos dejan ver a uno de los habitantes más típicos de esta dehesa... El pico picapinos. Con él nos vamos, pensando en volver en otra estación...






6 comentarios:

  1. Muy buena descripción de un sitio entrañable y que está ligado fuertemente a mi niñez (mis padres tenían una casa en Valdemanco). He subido decenas y decenas de veces al Pico de La Miel (lo llamábamos "El Observatorio", pues hubo allí uno durante la guerra para vigilar y avisar de la llegada de los bombarderos), al Morro, el cerro con su `poblado celta arriba, me he jugado los huesos en la etapa adolescente saltando al suelo desde rocas que ahora reconozco y no sé como sigo entero. He dormido al raso en "La Laguna" con las estrellas arriba y los croares abajo, y he sido testigo de la construcción de la odiosa cantera, he visto las tumbas excavadas en roca, he entrado varias veces en el convento cuando estaba abandonado y sometido al vandalismo, me han pillado tormentas e insolaciones en esos parajes, en definitiva, no creo que tenga tantos recuerdos de otros sitios como de este, es parte de mí, viviendo tantas horas en larguísimos paseos solitarios que me marcaron después en mis intereses. Allí vi por primera vez zorros, tejones y una noche más de una docena de garduñas. Gracias por darle ese tributo. Un placer, como siempre.

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  2. No hay mejor embajador de un espacio natural, que la persona que le conoce y le respeta, que ha pasado parte de su vida en él... Por lo que cuentas de esta maravillosa sierra, que no es fácil de andar, veo que la conoces bastante bien. Tanto su flora como su misteriosos pobladores: mustélidos y celtas. Por otra parte, si te parece, el próximo artículo que haga en ella, me gustaría que estuvieses en él.
    Gracias por este interesante comentario.
    Un cordial saludo Cheno.

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  3. ¡Qué ambientillo le da a la sierra y a su vegetación esa envoltura de nubes y nieblas!
    Un gusto recorrer con la lectura de tu crónica esos parajes de la Cabrera, que guarda celosamente los tesoros conservados de sierras del norte de Madrid.
    Un saludo de 'Ojolince y Sra.'

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  4. Las nieblas ponen ese punto de misterio y de contraste en las montañas y en los bosques. Lo colocan todo en otra dimensión. Pero también, como sabéis, son muy peligrosas en la alta montaña... Por otra parte, siempre es interesante contar como son esos lugares en todas las circunstancias del año... Aunque no se tan fácil.
    Un saludo a `Ojolince y Sra´

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  5. ¿Porqué están en peligro los alcornoques? ¿no hay regeneración? ¿cuales son las causas?

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  6. Interesantes preguntas... En los últimos quinientos años, todos los montes que rodean La Sierra de La Cabrera, han tenido, unos más que otros, una sobreexplotación forestal muy considerable, llegando en la mayoría de los casos a su eliminación total. Hay especies, como el alcornoque o el madroño, que no aguantan bien las talas, y más si son cada ciertos tiempos. Consecuentemente, terminan desapareciendo, o como es el caso, aislados en ciertas zonas del territorio y en una regresión que les va a llevar a la extinción en la zona, sino no se ponen los medios.
    Un saludo José Antonio.

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