google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: LOS PINARES DE NAVACERRADA
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jueves, 1 de febrero de 2018

LOS PINARES DE NAVACERRADA.




En la subida al Puerto de Navacerrada, se localizan importantes manchas naturales de pinos silvestres. Hoy vamos a dar un paseo por estos pinares y vamos a ver en que estado se encuentran en la actualidad...




El día llega frío y con nubes en las cumbres de las montañas. Lo normal en estas fechas. En las orillas del pequeño embalse, se respira un ambiente tranquilo muy agradable...




A pesar del frío que hace, y de lo fría que tiene que estar el agua del arroyo, pues viene del deshielo de las nieves, el pequeño petirrojo se baña para sanear y arreglar sus plumas. Es el mejor seguro de vida que tiene, pues gracias a ellas, va a afrontar el invierno y va a llegar a la primavera...




Durante los fines de semana y festivos, cientos de ciudadanos se acercan a estos pinares para desintoxicarse del estrés, la contaminación y los malos rollos acumulados durante la semana en la ciudad y en el trabajo. Aquí encuentran un mundo diferente, auténtico, natural, que les libera la mente y les carga las pilas para afrontar la semana...




El pequeño herrerillo capuchino, habitante típico de estos bosques, recorre las ramas de los árboles buscando pequeños insectos.




En los últimos cuarenta años, estos pinares se han recuperado en muchas zonas de las laderas de las montañas. La escasez de ganado en el monte y la gestión forestal, lo han hecho posible.




El gavilán nunca falta en estas formaciones forestales durante todo el año. A la hora de criar, se asienta en las zonas de transición del pinar con el robledal.




Con las últimas lluvias y las nieves que hay en las cumbres de las montañas, los arroyos bajan alegres por los pequeños valles de las laderas...




Por los árboles del arroyo viene un pequeño grupo variado de pájaros del bosque, compuesto por carboneros comunes y garrapinos, herrerillos comunes y capuchinos, reyezuelos, mitos y trepadores azules. Un carbonero común se deja caer sobre la rama que flota en el arroyo...




Estos pinares se asienta en una de las zonas más frías del Sistema Central, donde se registran temperaturas nocturnas muy bajas durante el invierno, por debajo de lo -20ºC; soportando nevadas intensas de más de un metro de espesor.
En la imagen vemos una mancha del pinar en una ladera de La Maliciosa, a 1750 metros de altitud.




A pesar de la enorme afluencia descontrolada que visita estas manchas forestales, las escasas parejas de águilas reales que han sobrevivido en nuestros días, siguen criando en ciertos cortados o en la copa de los altos pinos silvestres.
En la imagen vemos a un ejemplar joven de águila real, sobrevolando el cielo del valle del Arroyo Navalmedio.




La mañana ha sido fría, con rachas de viento del norte. A media mañana para el aire y la temperatura se templa, quedándose un día muy agradable.
En invierno, el clima en la montaña varía mucho. Cambia continuamente según van pasando las horas.




Por el arroyo va la pareja de ánades reales... El macho nada cerca de la orilla, buscando algo que llevarse al pico.




Los agradables rayos del sol del invierno se cuelan entre los grandes pinos... Meten la luz en el bosque y estimulan a sus habitantes.




Un pequeño bando de pinzones comunes busca semillas en los alrededores del arroyo...




Desde las altas crestas que se levantan en las cuerdas de las laderas, se aprecian interesantes vistas de una mancha del pinar...




Aquí, con un poco de suerte, podemos ver a las cabras monteses pastando, o ramoneando los tupidos piornos serranos...




En estos ambientes se forma, se limpia y se purifica el aire que recibe todas las noches la ciudad de Madrid, a través del valle del Río Manzanares.
Estos pinares son una máquina industrial natural, que producen salud y bienestar al ciudadano, con cero costes en la producción




Por los cielos de estas montañas nunca falta la silueta del buitre leonado. Todos los días levanta el vuelo para realizar su función ecológica; la de eliminar los animales que han muerto en el monte y detener las epidemias e infecciones entre el ganado y la fauna.




Los pinos que mata el rayo, o abaten las grandes nevadas o vendavales, con el paso del tiempo se convierten en la casa de innumerables seres vivos. Gracias a estos árboles caídos, muchas especies de la fauna habitan en los bosques y no desaparecen. Los árboles muertos crean vida, si se los elimina del bosque, se elimina la vida.




Un pico picapinos busca insectos entre la corteza y la madera del pino abatido. Al sentir mi presencia, sale y se posa cerca. Cuando me voy, vuelve a la caza de insectos...




Por el bosque aparecen enormes pinos gemelos de gruesos troncos. Son dos pinos que nacieron de la misma semilla, que están "condenados" a vivir siempre juntos...




Otro habitante de estos montes, que vive aquí durante todo el año, es el trepador azul. Ahora, todos los miembros de la familia se unen a otros pájaros, y van por el bosque en busca de alimento.




Estos montes, en los últimos cuatrocientos años han tenido una explotación forestal y ganadera muy importante... Hasta cierto punto, han sido sobreexplotados.
Hoy, en ellos apenas hay otras especies forestales, como tejos, abedules, álamos temblones, sauces de montaña, robles albares... Ni árboles de extraordinarios portes y avanzadas edades.




El azor, rapaz forestal por excelencia, no falta en estos pinares. En la imagen vemos a un ejemplar joven, nacido la primavera pasada, tomando el sol cerca de un arroyo.




Por el fondo del valle el arroyo baja muy cargado. Va recogiendo todas las aguas que le proporcionan los pequeños arroyos que nacen en las laderas...




Entre las piedras de la chorrera, como una más, se destaca por su movimiento un mirlo acuático. Va recorriendo el arroyo buscando insectos entre las piedras de la superficie y el fondo de las aguas...