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domingo, 15 de abril de 2018

LA DEHESA DE NAVALVILLAR, UNA DEHESA DE PELÍCULA




La Dehesa de Navalvillar, de 1100 hectáreas de superficie, se localiza en una rampa serrana del Cerro de San Pedro, dentro del término municipal de Colmenar Viejo. Debido a la orientación, los suelos y su altitud, en su origen estuvo poblada principalmente por fresnos, quejigos, robles melojos, arces de montpellier, cornicabras, madroños, sanguinos... acompañados por encinas y enebros de la miera. En la actualidad el paisaje es muy diferente, predomina un extenso pastizal con árboles y arbustos escasos y dispersos, como consecuencia de la mala gestión que ha tenido en los últimos cuatro siglos.




Caminando hacia la dehesa, cruzamos el Arroyo de La Tejada por un puente muy antiguo. Posiblemente de origen romano o medieval.




Por la orilla del arroyo va una urraca buscando algún alimento interesante para desayunar. Todo lo observa y lo registra con el pico.




Las dehesas de Colmenar Viejo han suministrado leñas y carbón vegetal hasta su deforestación total. Durante tres siglos, por ley, estuvieron obligadas al suministro de Madrid. Esta industria y la ganadería, han dado origen al paisaje actual de esta zona. Un paisaje que no es natural y que aporta pocos beneficios a la ganadería, como consecuencia de la falta de árboles y arbustos.




Por los prados localizados cerca de la dehesa, se encuentran restos arqueológicos de diferentes épocas...
El yacimiento de La Fuente del Moro, es un conjunto de sepulturas de origen hispano-visigodo, excavadas en una roca de granito, localizado en el alto de una loma. Los técnicos de la excavación le datan entre la segunda mitad del siglo VII y la primera del siglo VIII.




Debido a lo cerca que está el vertedero de residuos urbanos, donde miles de aves encuentran comida durante todo el año, los milanos reales son comunes en los montes de toda la zona. Durante el otoño, el invierno y la primavera, se les ve sobrevolando las dehesas buscando algo natural para alimentarse.




La gestión actual que tiene La Dehesa de Navalvillar es ganadera. Está partida en cuatro cuarteles que se gestionan a lo largo del año. Según venga el clima y la carga ganadera. La calidad de los pasos es extraordinaria, pero debido a la escasez de árboles que los protejan con su sombra, y a las sequías extremas que estamos padeciendo en los últimos años, en muchas zonas ha desaparecido el pasto importante, y en la mayoría ha mermado mucho. Ciertas herbáceas se están rarificando en exceso.
Como podemos ver en la panorámica de una zona, después de las lluvias que hemos tenido este invierno, los pastos apenas se han recuperado. El paisaje tiene un aspecto lamentable, más parecido al del comienzo del otoño, que al del comienzo de la primavera.




Alrededor de la dehesa existen explotaciones ganaderas considerables. En muchas de ellas todavía se mantienen en pie los corrales y las antiguas cuadras y pajares. Donde se guardaba al ganado por la noche, para que no le atacaran los lobos, y donde se guardaba el pasto, para alimentarle en invierno, sobretodo los días de nieve.




Por estas dehesas pastaron los toros bravos de Bañuelos, Aleas, Martínez, Gómez, Puente... Hoy lo siguen haciendo los de Herederos de Benita Sanz Colmenarejo, Los Eulogios y los de Herederas de Juan Julián Sanz Colmenarejo.
En la imagen vemos a un toro de la ganadería de Los Eulogios.




Este año, las lluvias y las temperaturas están trayendo una primavera regular y estable. Los sauces del arroyo ya han sacado a relucir sus peculiares y llamativas flores, muy visitadas por abejas, abejorros y mariposas.




Los almendros que habitan en el colmenar histórico, ya están cubiertos de abundantes flores.




Los críalos, venidos de África, se hacen notar por todo el entorno, entre cantos y persecuciones de las urracas. Este pájaro no construye nido, ni cuida a sus pollos. Pone sus huevos en los nidos de las urracas, rabilargos y cornejas.




En otros tiempos, cuando esta finca era realmente una dehesa, cubierta por grandes árboles y variados arbustos nobles, el Rey Alfonso XI la solía cazar en invierno con sus monteros, por ser buena de jabalíes.




A lo largo de la mañana se han visto numerosos buitres leonados y negros. Esta es una zona histórica, donde los buitres cumplen un papel ecológico muy importante, pues consumen muy rápido las reses que mueren por enfermedad o por otros motivos, eliminando las epidemias entre el ganado.




Cerca del Arroyo de La Tejada se localizan los yacimientos de Navalahija, antiguos asentamientos hispano-visigodos. Los edificios estudiados muestran una arquitectura muy sencilla, con paredes de piedra de gneis y suelo de tierra bien apisonada, salvo alguna excepción. Las cubiertas podían ser de teja, ímbrices, o bien con materiales perecederos (escoba, pasto). Estos yacimientos datan de los siglos VII y VIII.




Cerca del yacimiento se localiza este cartel explícito, en el que podemos ver un esquema histórico simulado, fotografías de la excavación...




El triguero, habitante de los espacios abiertos, encuentra aquí un hábitat ideal para vivir durante todo el año. Ahora le vemos posado en un enebro, marcando con su canto el territorio de cría.




Aunque no lo parezca, en estos ambientes se rodaron muchas escenas de grandes producciones cinematográficas de Hollywood. El Cid, Espartaco, Alejandro Magno, Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno, el feo y el malo...  Por aquí pasaron grandes estrellas del cine, como Chralton Heston, Sophia Loren, Kirk Douglas, Peter Ustinov, Richard Burton, Claudia Cardinale, Tony Curtis, Clint Eastwood... Grandes directores de la pantalla, como Samuel Bronston, Stanley Kubrick, Sergio Leone... O se hicieron vídeos musicales, como el tema  "Sin Documentos" de Los Rodríguez, grabado en la primavera de 1993.




Al finalizar la guerra civil del 36, el ejército de tierra ocupa la finca para realizar maniobras militares con carros de combate, vehículos militares y hacer prácticas de tiro. En 1950 se firma un contrato de arrendamiento por 50 años, entre el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Colmenar Viejo.
En la primavera de 2002, la dehesa deja de ser campo de maniobras militares y de tiro.



En los majadales y en los fondos de los pequeños valles, donde los suelos son más húmedos y ricos en nutrientes, la variedad de herbáceas se mantiene. En estos nichos ecológicos también se mantiene la vida y es más variada en especies: insectos, pequeños mamíferos, reptiles, anfibios... Durante la primavera y el comienzo del verano, no faltan en estos ambientes las cigüeñas blancas, pues aquí siempre encuentran alimento.




El estado actual por el que pasa este espacio natural público es preocupante. Ya han pasado varias décadas desde que el Ministerio del Ejercito dejara la finca. Desde entonces, incomprensiblemente, al estar la finca catalogada como dehesa, como espacio forestal ganadero, debería de haberse aprobado un proyecto de reforestación, acorde con el uso ganadero. Por el momento, el abandono y la desidia campan a sus anchas.




A lo largo de la primavera y el verano son comunes los milanos negros. Alguna pareja cría en las dehesas de la zona.




A parte de granito y de pórfido, por la zona se localizan antiguas minas de otros minerales, que se empezaron a explotar en el neolítico. En la imagen vemos la entrada de una antigua mina de cobre y plata.




Entre las rocas, ahora florecen los narcisos de roca (Narcissus rupicola). Una vistosa flor que nos cuenta con su presencia que la primavera ya ha llegado.




Cerca de la entrada de la mina podemos ver un cartel explícito. Nos cuenta un poco de su historia y de los minerales que hay...




En el arroyo, entre los fresnos y los endrinos, salen dos corzos a la carrera... La hembra y el macho.




Al pasar por un pequeño arroyo, poblado por fresnos, majuelos y rosales silvestres, observo un mojón grabado con el nombre del Arroyo del Pocito de Los Lobos. Una especie que fue común en esta sierra hasta los años cuarenta del pasado siglo...





El pequeño gazapo observa el mundo desde la entrada de su casa... Siempre está alerta, porque nunca se sabe quien puede pasar por la dehesa... Si el bueno, el feo o el malo.