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domingo, 16 de junio de 2024

EL FINAL DE LA PRIMAVERA DE 2024

 

En el lateral de la copa del enebro de la miera tiene el nido la pareja de águilas culebreras. Vemos a la hembra, que acompaña, cuida y alimenta al pollo en esta etapa de su vida.

El mes de junio es un mes muy importante en los montes ibéricos. La flora y la fauna está en plena actividad. Empezando, continuando y terminando los periodos reproductivos...




El valle de la sierra, cubierto por encinas, enebros de la miera, quejigos, sanguinos, arces, fresnos, cornicabras, coscojas, ya va sintiendo la escasez de las lluvias y la subida de las temperaturas, impuestas desde el mes de abril.




En las grandes rocas por las que se abre paso el arroyo, vive el roquero solitario. Un pájaro del tamaño de un mirlo común, que sólo habita en los grandes cantiles rocosos de nuestros montes mediterráneos.

Vemos al macho con el pico repleto de gusanos y otros insectos, cerca del nido, esperando a que termine su compañera.




En el nido de águilas culebreras ha entrado el macho con una culebra en el buche. Pronto llegará la hembra para sacarle la culebra. La troceará y alimentará al pollo con ella.

Regularmente suelen traer al nido diariamente, entre tres y cuatro culebras o lagartos ocelados, para alimentar al pollo. Más la que se come el padre y la madre.




Aquellos gazapos que nacieron durante el mes de enero, son ahora hermosos conejos que ya han alcanzado la madurez sexual. Comienzan a dar nuevas vidas al monte.




Varias especies de mariposas, diurnas y nocturnas, frecuentan las zonas floridas del monte. En el arroyo, donde aguanta más la humedad y las flores, encontramos a la mariposa pandora (Argynnis pandora) una especie que cada año que pasa se va haciendo más escasa, como consecuencia de la alteración del clima con ingeniería climática.




Las manchas de monte mediterráneo relativamente bien gestionadas, mantiene todavía una diversidad biológica muy considerable. En esta época del año, es conveniente ir con las primeras horas del día y las últimas de la tarde, para ver la fauna que las habita.




Bajo las grandes encinas, los pastos se mantienen verdes más tiempo y son más nutritivos. La hembra del gamo lo sabe. Se alimenta con ganas, pues tiene que alimentar a su pequeña cría que se encuentra echada entre el pasto, a la sombra de una encina.




Según venga el clima durante el mes de junio, las cañahejas van floreciendo sus curiosas flores amarilla. Unas flores que desprende un aroma y un néctar que atrae a multitud de insectos, en número y en especies. El que vemos tiene un color rojo intenso. Avisa a los depredadores que es peligroso por el veneno que tiene.




Pasadas las bodas, el macho de la lagartija colilarga va perdiendo los vivos colores. La curiosidad y su forma de ver la vida, van con su personalidad.




En el cielo vemos la silueta de una águila imperial ibérica de tres años. Es un individuo joven que se ha emparejado con una hembra de cuatro años, que ha perdido a su pareja este invierno, debido a que tiene su territorio de caza y de cría en un coto de caza social.

Todavía se conceden permisos de armas y licencias de caza, a individuos que salen al campo sin ningún respeto hacia las especies protegidas o en peligro de extinción.




Los sotos y las riberas de los ríos están ahora en todo su esplendor. Durante el verano mantienen un microclima muy agradable que atrae a la fauna de la zona.




Galápagos grandes y pequeños toman el sol en las orillas, en las piedras y en los troncos que flotan en el río. Estos galápagos ibéricos, que llegan a tener grandes tamaños con el paso de los años, se hibridan fácilmente con los galápagos de florida, perdiendo la integridad genética.




En las ramas finas de un olmo ha construido su elaborado y curioso nido la pareja de pájaros moscones. Vemos al macho dando sus últimas puntadas a su casa.

Para la construcción del nido utiliza la pelusa de los chopos, fibras de las espadañas y lana de oveja, si estas pastan por la ribera.




En el tronco del sauce tiene el nido la pareja de picos picapinos. Vemos a la hembra alimentando a uno de los pollos, a la entrada del nido.




La librea que muestra el macho de picogordo, nos informa que está de bodas todavía. Este hermoso pájaro cantor, vuelve a ser común en los montes ibéricos.




Las grandes manchas mediterráneas localizadas en las sierras bajas, ofrecen variados ambientes a la fauna. Zonas altas con grandes rocas. Arroyos poblados por fresnos, sauces, majuelos, zarzas y escaramujos. Zonas pobladas por quejigos, encinas, arces, fresnos, enebros y cornicabras. Cada zona o hábitat, está habitada por un número y unas especies determinadas.




En el fondo del valle por el que corre el arroyo, en la horquilla alta de la encina de unos doscientos años, tiene el nido la pareja de azores. Este año sólo han nacido dos pollos, de los tres huevos que puso la hembra. Por su aspecto, se ve que se están criando bien.




En esta zona del arroyo, por la que todavía corre algo de agua, vemos a la lavandera cascadeña capturando insectos que habitan en sus orillas. Va cargando el pico con ellos. Cuando no la caben más, se marcha hacia el nido para alimentar a los pollos.




Bajo el puente histórico que cruza el arroyo, tiene el nido la pareja de golondrinas dáuricas. Una golondrina mas forestal y menos abundante que la común.




En las inmediaciones vemos a un jabalí, con el colmillo retorcido. Ya casi ha tirado el espeso pelo que le protegió durante el frío invierno.




El paso de los días, secos y calurosos, va secando los tramos del arroyo. Ahora, hasta que llegue septiembre, las tormentas van a ser esenciales para que los árboles y arbustos que pueblan el monte, se mantengan sanos.




En el viejo nido que construyó hace décadas un pito real, localizado en el grueso tronco de la encina centenaria, está criando este año una pareja de abubillas. Vemos a uno de los padres con un grillotopo en el pico, esperando a que se asome uno de los pollos.




Pequeñas “moscas” sírfidas se posan en las flores del gordolobo para libar su néctar. Sus larvas, se alimentan de pulgones.




El pequeño herrerillo común se esta refrescando, después de una mañana intensa y calurosa.

En las pequeñas pozas que van quedando en los arroyos, observamos a las aves que viven en la zona. A primeras horas de la mañana, al medio día o al caer la tarde, acuden para beber o bañarse y arreglar sus plumas.




El cuco anuncia la primavera en los montes ibéricos, según va llegando desde sus zonas de invernada en África. Cuando su canto deja de oírse en el monte, o ya es verano o está cerca.

Sin darnos cuenta, la primavera de 2024 se ha ido. El final de una estación es el comienzo de la siguiente. De ti depende que la vivas.


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