La zona baja del valle, está cubierta por las aguas del Río Lozoya, retenidas en el embalse de Pinilla del Valle. En sus orillas se extienden extensas fresnedas, de grandes ejemplares muy humanizados. Por la media y alta montaña, hasta los 1700 metros, crecen grandes manchas de robles melojos, con restos de los antiguos pinares silvestres. Por encima, hasta los 2209 del Nevero, lo ocupan piornales y prados alpinos.
Los buitres leonados sobrevuelan el cielo del valle. Crían en los grandes cortados de las altas montañas.
Desde tiempo inmemorial, las fresnedas del valle han sido utilizadas por sus pastos durante el verano, por los ganaderos de Colmenar Viejo, San Agustín del Guadalix... En la actualidad sólo mantienen el ganado del valle.
Un macho de pico picapinos recorre la rama podrida de un fresno, buscando insectos entre la madera.
Las fresnedas, pobladas por grandes ejemplares de fresno (Fraxinus angustifolia) están habitadas por numerosas especies, como cigüeñas blancas, milanos, ratoneros, águilas calzadas, pitos reales, carboneros y herrerillos comunes, ginetas, lirones caretos, lagartos verdinegro y ocelados...
A estas alturas del verano, los endrinos que no se helaron, ofrecen abundantes ciruelas silvestres o endrinas, que estarán maduras a primeros de noviembre.
En un remanso del río, posados sobre la rama de un sauce, observo a dos herrerillos comunes...
Las aguas cristalinas del Río Lozoya, las mismas que salen por los grifos de casa, corren entre fresnos, sauces y chopos, antes de entrar en el embalse.
En una zona sombría del río, observo a un banco numeroso de bogas. No paran de moverse y de ir de un lado para otro...
Desde la orilla del embalse, se ve una panorámica muy interesante del valle...
Un macho de ánade real, con la pluma recién mudada, recorre una zona del embalse donde abunda la vegetación palustre.
En ciertas zonas próximas al embalse, se localizan pequeñas cuevas, en las que habitan lagartos ocelados, alguna víbora, anfibios y multitud de insectos.
Entre el robledal y la fresneda, en una zona alta, donde se ocultan pequeñas cuevas llenas de sedimentos y fósiles, se localizan las excavaciones arqueológicas de Pinilla del Valle, en lugar conocido como el Calvero de la Higuera y Navalmaíllo.
Durante la última quincena de agosto y la primera de septiembre, acude a la zona un equipo numeroso, para excavar y recoger las muestras que van apareciendo...
Desde 1979, cuando aparecieron los primeros restos de unas hienas prehistóricas, se han encontrado numerosos restos de fauna primitiva y restos del hombre de neandertal, de hace unos setenta mil años...
Este equipo, disciplinado y meticuloso, esta dirigido por un equipo de dirección muy considerado, compuesto por Enrique Baquedano, arqueólogo, Director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid; Alfredo Pérez-González, geólogo, Bicedirector del CENIEH en Burgos, y Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo, Director del Centro de Investigación UCM-ISCIII sobre Evolución y Comportamiento Humano y Co-director del Proyecto de Investigación de Atapuerca.
¿Cómo era la situación ambiental de esta zona, hace cincuenta, cien mil años, cuando estaba habitada por el hombre de neandertal y su fauna? El tiempo lo dirá, cuando vaya más avanzada la excavación. Ahora, al hombre de ahora, le corresponde que todo esto que vemos, junto con su fauna, se mantenga y no desparezca.