En otoño comienza el año ganadero en La Península Ibérica. En las ganaderías del sur se empiezan a ver los primeros becerros con sus madres, que vuelven a los pastos de invierno, después del seco verano. Los añojos y los erales han dado un estirón importante. Están delgados, por la carencia de pastos. A lo largo del otoño y del invierno, con las bellotas, con el pienso y los demás recursos que aporta el monte se van a ir rematando. Los utreros, algunos ya con cuatro años, van a ocupar las zonas más tranquilas de la dehesa. Todos juntos o separados en pequeños grupos.
