La mañana de finales de enero llega con niebla. En el valle, los fresnos y los sauces que acompañan al arroyo, todavía no muestran ningún indicio de la próxima primavera. Los arces y las cornicabras que acompañan a las encinas y a los enebros, se muestran sin hojas. Los grandes quejigos, mantienen las hojas marcescentes del año anterior. Cuando llegue la primavera con su magia, las tirarán para crear otras nuevas.
El ambiente es puro invierno, pero la niebla templa la temperatura. No hace frío. La soledad y la tranquilidad se mezclan con el sonido del agua del arroyo. Con el canto de un mirlo, que está marcando su territorio de cría... Con el de un petirrojo... Con el de un grupo de carboneros, herrerillos, mitos y trepadores azules, que pasa por la zona buscando alimento.
Dos jabalinas y sus crías, ya bermejos, van por la orilla del arroyo arando el suelo húmedo y blando con sus hocicos. Todo les vale para alimentarse.
Un corzo rompe la monotonía del ambiente con su ladra... Dos ciervas y un cervatillo, se cruzan por el monte como ánimas, sin hacer ruido...
En los chopos de la fuente el azor andaba de caza. No le ha debido de ir muy bien en el lance, pues ha estado un buen rato marcando el territorio de cría con su gritos.
En el cortado rocoso de caliza, la pareja de búhos reales ha vuelto a renovar sus lazos de convivencia.
Han estado todo el otoño compartiendo el territorio. A mediados de diciembre se iniciaron las bodas, con numerosos cantos entre el macho y la hembra. Han visitado ciertos emplazamientos donde ubicar el nido. Han cazado y han compartido las presas. En la zona donde han elegido el emplazamiento para el nido, se ha consumado la larga boda durante varios días, con numerosas cópulas que han fertilizado los tres o cinco huevos que ahora incuba la hembra.
Los atardeceres y las moches, esconden muchos acontecimientos secretos que ocurren en los montes ibéricos.
La hembra lleva sobre los huevos desde mediados de enero. En unos treinta y seis días nacerá el primer pollo. A los dos o tres días nacerá el segundo, y así sucesivamente.
Por el mes de marzo volveremos a visitar la zona, para ver que está ocurriendo en la vida de esta familia de búhos reales ibéricos.
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