google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte: VI LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. VERANO SEGUNDA PARTE
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miércoles, 13 de julio de 2022

VI LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. VERANO SEGUNDA PARTE


El águila imperial ibérica, estuvo a punto de desaparecer para siempre en la décadas de los años setenta y ochenta. Como consecuencia de esa desidia que siempre ha acompañado a esos malos gestores, que han llevado al país hacia el precipicio. La ignorancia del que entiende que todo lo que viene del campo y del monte es atrasado; y la prepotencia del que se supone que es inteligente porque ha estudiado algo y tiene un título. Cuando se juntan la desidia, la ignorancia y la prepotencia, se convierten en un arma de destrucción masiva.

En el siglo XIX venían a España científicos de todo el mundo, para cazar águilas imperiales ibéricas para los museos o colecciones particulares. Daba igual la época del año, estuvieran criando o no. Durante este siglo, ocurrió el mayor desastre natural y social de este país, las desamortizaciones y las ventas de montes y dehesas del estado, de la iglesia y de los municipios. Millones de hectáreas públicas, se vendieron a bajo coste a manos privadas. Dejando sin pastos y sin trabajo a millones de españoles que vivían de estos espacios forestales. La mayoría de estos montes se talaron o se desmontaron, para recuperar rápido el dinero de la compra. El águila imperial ibérica, como los ciudadanos que habían mantenido esos montes y dehesas en perfecto estado, se quedaron sin medio de vida.

En el siglo XX, con lo que quedaba, se unieron revueltas, guerras civiles y mundiales. La madera para construir y la leña para cocinar y calentar las casas, sólo sale de un sitio, de las últimas manchas que van quedando.

En los años cincuenta se crearon las juntas de extinción de animales dañinos en todo el territorio nacional. Desde Francia vino la enfermedad de la mixomatosis. Dos balas más disparadas desde la ignorancia y la sin razón, que pusieron al borde de la extinción a la especie. 40-50 parejas localizadas, quedan en todo el territorio nacional, cuando se protegió por decreto ley a finales de los años sesenta.

Entre los años setenta y noventa, que se sepa, seguramente fueron más, murieron unas 110 águilas imperiales electrocutadas, en los diferentes tendidos eléctricos que enmarañan nuestros montes. Las malas artes de caza y la ignorancia, también se cobraron algunas parejas y nidos, con la escopeta y el veneno. Para rematar la faena, a mediados de los años ochenta fumigaron todos los montes con la enfermedad hemorragia vírica, exterminando el conejo casi por completo en las zonas más conejeras de España. Casi es un milagro que el Águila Imperial Ibérica siga entre nosotros.

Hoy, en el centro de La Península Ibérica, los hijos y los nietos de aquellas águilas que consiguieron sobrevivir, se van de los últimos montes mediterráneos que quedan, porque en ellos ya no se dan las condiciones naturales para vivir y criar, o están ocupados por otras parejas.

Los conejos apenas se ven por los montes, cuando en los años setenta se cazaban por miles para el consumo humano. Las perdices han desaparecido por el aumento de los jabalíes y la alteración manipulada del clima. Las palomas torcaces apenas crían, pues tienen más alimento y mejor clima en los parques de pueblos y ciudades.

Hoy, miles de hectáreas de monte mediterráneo se han convertido en desiertos verdes, donde la fauna apenas existe, como consecuencia de este cambio climático artificial, creado con ingeniería climática, que lo extermina todo. Los árboles y arbustos se mueren de sed y calor; los insectos desaparecen por los productos con los que fumigan; los conejos se han enrarecido o casi han desparecido, con consecuencia las enfermedades que han introducido. Las diferentes especies van desapareciendo o haciéndose cada vez menos numerosas, por diversos factores asociados al falso cambio climático, creado con ingeniería climática. Mientras, el cáncer, las enfermedades cardiorrespiratorias, neumonías, alzheimer, ictus, enfermedades oculares... Van aumentando.