Mostrando entradas con la etiqueta LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. PRIMAVERA 2 PARTE. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. PRIMAVERA 2 PARTE. Mostrar todas las entradas

martes, 29 de marzo de 2022

LOS MONTES MEDITERRÁNEO DEL CENTRO DE ESPAÑA. PRIMAVERA 2 PARTE




En las grandes rocas que sobresalen en las laderas de la sierra, cubiertas por el monte mediterráneo, tienen su territorio de cría algunas parejas de águila real. En estos lugares privilegiados por su clima, la geografía y la abundancia de presas, donde todavía se respeta a las águilas reales, casi todas las primaveras sacan dos pollos.




El panorama entomólogo que podemos encontrar en los montes mediterráneos es muy amplio, variado y en ocasiones llega a ser muy interesante, cuando encontramos a especies muy resultonas por sus formas y muy desconocidas por su hábitos. La nemoptera (Nemoptera bipennis) conocida en varias localidades como el duende, es una especie que habita en los claros del monte. Su población se localiza en zonas geográficas puntuales del territorio peninsular.




La segunda parte del documental, nos lleva a los montes mediterráneos que pueblan las laderas y los valles de las sierras bajas y las montañas del Sistema Central. Aquí, la primavera llega más tarde y dura algo más. El clima es más inestable, llueve y nieva más.

En estos ambientes, la encina es menos abundante y está más acompañada por otros árboles y arbustos. Los quejigos, alcornoques, enebros, sabinas, pinos piñoneros y fresnos, llegan a formar manchas casi puras.

Un mundo forestal variado, donde cada valle guarda otro mundo variado y diferente de diversidad y de vida.



La vida del azor está llena de curiosidades en su comportamiento y de cambios físicos a lo largo de su vida. Cuando llega la primavera, renueva sus lazos de unión con su pareja, para sacar adelante una nueva generación. En esta época, el macho es el encargado de llevar las presas al nido, hasta que los pollos tienen un mes. Esta rapaz está especializada en la captura de córvidos y de sus pollos en los nidos.







En las zonas de los montes donde todavía se mantienen los microclimas y la calidad del suelo, prosperan variadas especies de orquídeas mediterráneas, de vistosas formas y colores. Estas pequeñas orquídeas, no tienen el tamaño ni la amplia variedad de las que prosperan en los bosques tropicales. Pero, en cuanto a formas, colores y situación geográfica, las hace únicas en el planeta. Por otra parte, cumple un papel muy importante como bioindicadores, de la calidad del espacio forestal donde habitan y de la evolución del monte que hubo en otras épocas, donde hoy prosperan grandes árboles y arbustos mediterráneos.




La tórtola común, de vistoso y elegante plumaje, es un ave de hábitos discretos en los montes donde habita y cría durante la primavera y el verano. Sus pequeños nidos pasan muy desapercibidos. Nunca fue un ave abundante en los montes donde cría, sólo fue notoria durante el paso. En los años ochenta del pasado siglo, una empresa dedica al deporte cinegético, puso de moda la venta de puestos de caza en ciertas zonas de Marruecos, donde se concentran las tórtolas para pasar. Esta gestión cinegética, si se la pude considerar así, es la causante de la extinción de la tórtola en la mayor parte de la Península Ibérica y de su situación actual.




Hace doscientos años, el madroño estaba presente en todos los montes mediterráneos del centro de España. Las desamortizaciones y la venta de las dehesas y los montes públicos; la gestión forestal y la manipulación del clima, han extinguido al madroño en todos los montes de llanura, y le han puesto al borde de la extinción en las últimas sierras donde habita.

Hoy, los últimos madroños del centro de España, con grandes portes, sobreviven en ciertas zonas de las sierras de Ávila, Madrid y Toledo.




La cornicabra, aun sin hojas, nos deja ver la silueta del corzo. En los últimos 25 años, el corzo ha vuelto a poblar de forma natural, todos los montes mediterráneos y las riberas arboladas del centro de España, a pesar de la caza furtiva y del alto número de ejemplares que mueren en las carreteras. Hace treinta años, si queríamos ver un corzo los que vivimos en Madrid, teníamos que ir a ciertas zonas de las sierras de Guadarrama y de Ayllón.