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miércoles, 13 de marzo de 2024

LAS CONSECUENCIAS AMBIENTALES Y ECONÓMICAS DE LA GESTIÓN DEL JABALÍ

En los últimos cuarenta años, el jabalí ha experimentado una explosión demográfica en todas las provincias españolas, como consecuencia de ciertas gestiones que le han beneficiado.

En el Libro de la Montería, escrito en el siglo XIII por Alfonso XI, en una época en la que España estaba cubierta por grandes montes vírgenes y dehesas con unos valores ambientales notables, con una ganadería extensa, donde la población de lobos y osos era común y las grandes águilas no faltaban, se cita al jabalí en los montes donde el oso no existe o su población ha empezado a decaer. Sólo se le cita por su abundancia y tamaño, en las dehesas donde el oso ya se ha extinguido o apenas existe.

Había una población ajustada a las condiciones naturales y a los recursos de los montes, donde sólo los más fuertes morían de viejos. Por eso, las crónicas de todos los montes y dehesas cazados por el monarca, citan que hay muy buenos puercos, pero no dicen que abunden.

Parece ser, que donde el oso era común, el jabalí era muy escaso o no habitaba. En la mayoría de los montes de Asturias, de la Montaña de Palencia, del Sistema Central, donde se caza al oso, no se cita al jabalí porque apenas existe.

Realmente no era tan comunes en los montes de aquella época, donde los osos, lobos, los linces, los zorros, las águilas reales e imperiales, los controlaban dependiendo de su edad y tamaño. Apenas los dejaban criar y era tal la selección natural, que muy pocos llegaban a ser esos grandes verracos de peligrosas defensas, a los que los lobos y los osos respetaban.

Con el auge de la ganadería, de la trashumancia de los ganados de norte a sur, o de unas fincas a otras, los ganaderos y los guardas del campo le van a controlar mucho, le van a tener a raya. Es una especie que no tiene dueño y proporciona carne.

Según las crónicas de los pastores que bajaban en los años 50-60 desde El Alto Tajo, hasta los montes de Sierra Morena de Ciudad Real, Jaén y Córdoba, el jabalí apenas existía.

El jabalí se han hecho tan abundante en estos montes, cuando los pastores han dejado de bajar; cuando han exterminado casi por completo a los lobos, con el cierre de la mayoría de los montes con mallas cinegéticas, para controlar a la caza mayor como al ganado. En este mundo el jabalí se ha hecho el rey.

Hasta los años setenta del siglo XX, el jabalí solo es común en los grandes cotos de caza que están bien guardados.

En los años 40 se cazó un jabalí en Montejo de la Sierra, Madrid. Fue tal la noticia y la expectación, que muchos habitantes de los pueblos cercanos fueron a verle, porque no habían visto uno en toda su vida.




La alteración y la destrucción de los montes le ha beneficiado. La extinción o disminución de sus enemigos naturales y la manipulación actual del clima, apenas le causan alguna baja en sus camadas. Todos los ejemplares que nacen llegan a adultos. Con este clima manipulado que tenemos en la actualidad y con todos los recursos naturales a sus disposición, pueden hacer dos crías al año, de 5 o 12 rayones.



Esta explosión demográfica que está teniendo, ha traído una serie de consecuencias negativas a los montes, a la fauna, a la ganadería y a la agricultura.

Las machas forestales donde el ganado ya no entra, donde se ha dejado de cazar o forman parte de un espacio protegido, se han convertido en los territorios donde le jabalí habita y se reproduce sin ningún problema. Desde donde se expande hacia otros territorios desocupados o desde donde sale al anochecer para buscar alimento en las zonas o montes cercanos.

En estos espacios forestales los árboles no se van a regenerar, pues los jabalíes no dejan una bellota, un hayuco, una semilla. En consecuencia, van a dejar sin alimento al resto de la fauna. Las palomas torcaces, las grullas, entre otras, van a dejar de parar en estos montes.




Boca somera donde vivían y criaban varios conejos, levantada por los jabalíes.



Todas las especies que crían en el suelo van a desaparecer. Hasta los años 80, en los montes dedicados a la caza menor, eran muy abundantes las perdices, los conejos, las palomas torcaces y el resto de la fauna. Cuando cambió la gestión en los años 90 y comenzó a entrar del jabalí en estos montes, los conejos y las palomas torcaces casi han desaparecido, pues las gazaperas, las bocas someras y los pequeños conejos, son presas fáciles. Sino hay conejos, no hay rapaces ni otros depredadores. Las palomas torcaces, al quedarse sin alimento, ya no invernan en ellos.




La Perdiz roja ha desaparecido de todos los montes donde el jabalí se ha hecho abundante. Sus nidos son presas muy fáciles para su hocico.




El urogallo cantábrico y el pirenaico están en esta situación tan crítica, como consecuencia de la abundancia del jabalí en los últimos montes donde habitan. Sus nidos no escapan al olfato de este cochino de monte. Si no se controla la población de este extraordinario depredador, los urogallos ibéricos van a desaparecer para siempre. De nada sirven los proyectos que se han hecho o se van a hacer para recuperar a las dos especies, si no se controla al jabalí.

El deporte de la caza o la gestión de la caza como se hace hoy día, es una continua contradicción. Es una gestión que va contra natura por varios motivos.




No se puede prohibir el uso tradicional de la caza en los parques nacionales, donde habitan especies únicas en el mundo, donde el equilibrio natural ya no existe. En El Parque Nacional de Los Picos de Europa, la prohibición de la caza controlada ha traído la superpoblación del jabalí, y va a traer, sino se remedia a tiempo, la posterior extinción del urogallo cantábrico.




En la mayoría de los cotos sociales se dan facilidades para que el jabalí sea mas abundante. Se hacen sueltas con jabalíes traídos de no se sabe donde, sin cartas sanitarias; se les alimenta en el monte; se hacen grandes sueltas los días previos a las monterías... Todo un contrasentido, que va en contra del resto de las especies de esos montes.




Estas son las consecuencias de los aguardos a los jabalíes en los cotos sociales de caza. La muerte ilegal de un joven búho real que salió del nido hace dos meses. Como el furtivo no le recogió, los jabalíes se le comieron, dejando este rastro de plumas. Dehesa de Moncalvillo. San Agustín del Guadalix. Madrid.

El aumento del jabalí trae la disminución del conejo, de la paloma torcaz, la extinción de la perdiz... En consecuencia, esta mala gestión de la caza trae un odio ignorante hacia las rapaces y otros depredadores, al observar los cazadores que la caza de sus cotos disminuye.






Este aumento del jabalí en los montes donde pace la ganadería, ha traído el aumento de la tuberculosis, la brucelosis y otras enfermedades.

En las últimas dos décadas, muchos ganaderos han tenido que sacrificar una parte o la ganadería entera, para eliminar la enfermedad de la zona, con las consiguientes pérdidas o la ruina total de la explotación.

Continuamente, los ganaderos tienen que vacunar y eliminar ejemplares que supuestamente tienen la enfermedad. Sufriendo continuas pérdidas económicas y pérdidas de ejemplares únicos por su raza. La ganadería brava de Alonso Moreno, de pura estirpe Urcola, desapareció por esta causa en 2013. Con ella se extinguió para siempre la estirpe más pura de la casta vistahermosa.





A parte de las enfermedades que transmite al ganado, deja las fincas limpias de bellotas y otros frutos, que el ganado puede consumir durante el otoño y el invierno, con la consiguiente pérdida económica para el ganadero.

Si una piara de jabalíes grandes da con un becerro de uno o dos días encamado, sin la protección de la madre, su suerte está echada. 





Ara y destroza con su hocico los prados de siega o en los que pasta el ganado.






Los agricultores tampoco tienen mucha simpatía a una especie que les causa grandes daños en los cultivos durante la noche.

La agricultura también está sufriendo esta plaga que sale del monte, de los arroyos y los ríos durante la noche, para alimentarse en las zonas agrícolas, donde se producen los cereales, hortalizas, melonares y otros vegetales.




Después de observar someramente lo que está ocurriendo con esta especie tan conflictiva, podemos hacernos un par de preguntas. ¿Hemos llegado a este punto por la incompetencia de los funcionarios técnicos que hay en la administración? ¿O se está utilizando al jabalí de forma encubierta desde la administración, para generar los daños ambientales y las pérdidas económicas que está ocasionando en la ganadería, en la agricultura y en el mundo rural? ¿O las dos cosas?

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