domingo, 10 de julio de 2016

LA DEHESA VIEJA DE MADRID.


La historia de la ciudad de Madrid va unida a la historia de sus dehesas y montes. Por estos espacios forestales se mantuvo y creció en el tiempo, hasta llegar a ser la capital.

Hoy vamos a ver como una dehesa histórica de Madrid, hizo posible que se ratificaran varias leyes históricas...




En una tierra que lleva años sin ararse, veo a una liebre tomando el sol. Seguramente me ha visto antes de que yo la viera. Con el teleobjetivo, manteniendo la distancia, me deja que la haga unas de fotografías, antes de desaparecer en el interior de una cebada...




Esta historia pervive en unos mojones de granito, localizados en el término municipal de San Sebastián de los Reyes.

En ellos hay inscritos una serie de letras en castellano antiguo, que hacen referencia a Madrid... La historia de una dehesa, que influyó en la devolución de unos bienes, en forma de dehesas, montes y pastos; la ratificación de la Real Cédula dictada por los Reyes Católicos, que acaba para siempre con el feudalismo en España; la fundación de San Sebastián de los Reyes, con hombres y mujeres libres.




En este valle, donde crecen trigos, cebadas y avenas, se localizan los últimos cuatro mojones históricos de granito, que delimitaban La Dehesa Vieja de Madrid.




Un macho de perdiz roja canta en un camino. Está marcando su territorio, y trata de atraer a una hembra con la que emparejarse.




En las tierras que llevan años sin ararse, van apareciendo ciertas especies que desaparecieron en el pasado. En la imagen vemos unos nazarenos (Muscari comosum).




Llegamos a una zona alta del valle, donde se localiza el primer mojón. Como podemos ver, le han levantado y está tumbado en la linde.




La primera referencia escrita que tengo sobre la historia, delimitación y extensión de La Dehesa Vieja, la encuentro en los libros, Crónica de San Sebastián de los Reyes e Historia de San Sebastián de los Reyes.

Juan II de Castilla, "El Enamorado de Madrid", hace posible que la justicia devuelva a La Villa, una serie de dehesas y pastizales, que nobles y personas muy influyentes de la época, se habían apropiado con el paso del tiempo. Dictando posteriormente una real cédula, que impedía la venta, la enajenación y la donación de dehesas, montes y pastos.

El día 6 de julio de 1454, Alonso Díaz de Montalvo, juez de términos de la Corona, resuelve que, tanto La Dehesa Vieja como La Nueva, eran y son de Madrid. Desde hace más de trescientos años...

El día 2 de mayo de 1483, el juez corrupto, Rodrigo de Mercado, sentencia en favor del conde de Puñonrostro, señor de Alcobendas. Recuperando ilegalmente las dehesas Vieja y Nueva.

El 23 de abril de 1488, los Reyes Católicos mandan, que las sentencias que fueron ejecutadas a favor de La Villa de Madrid, se repongan y se apodere en las posesiones que antes tenía... Madrid vuelve a recuperar las Dehesas Vieja y Nueva.
En agosto de 1994 se fotografían todos los mojones. En éste, se ve perfectamente una leyenda que hace referencia a Madrid.




Metida entre el pasto, una abubilla registra todos los agujeros que encuentra. Busca grillos, alacranes cebolleros y otros insectos que se pongan al alcance de las pinzas de su pico.




Esta primavera, debido a las regulares lluvias que hemos tenido, son muy abundantes las matas de altramuces silvestres (Lupinus angustifolius). Esta planta da unos frutos que son comestibles.




El día 28 de octubre 1483, Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, decretan que el hombre es libre, ya no es vasallo ni tiene señor. Puede ir y habitar donde quiera...

En 1488, un grupo de vecinos de Alcobendas, enterados del decreto firmado por los Reyes Católicos, y de la sentencia de Alonso Díaz de Montalvo, se marchan de Alcobendas. Se van junto a la ermita de San Sebastián (hoy iglesia de San Sebastián Mártir), localizada en la Dehesa Vieja, donde construyen cabañas con retama y encina, y piden vecindad a Madrid.

Después de sufrir represalias y acosos durante tres años, por parte del señor de Alcobendas y de sus vasallos, el día 2 de Mayo de 1492, los Reyes Católicos dictan una Real Cédula, por la que se funda el lugar de San Sebastián de los Reyes, en el término municipal de Madrid.




En los grandes charcos, hechos por los tractores, se ven numerosos renacuajos de sapos de espuelas, corredores y comunes. Si las lluvias siguen acompañando y los charcos no se terminan de secar, muchos de estos renacuajos terminaran su ciclo.




En las lindes y tierras sin cultivar, varias especies de amapolas han florecido esta primavera. Ponen esa nota elegante de color en los campos abiertos, donde se cultiva el cereal.




Las matas de viboreras atraen a numerosos escarabajos de cuello rojo (Heliotaurus ruficollis), que se alimentan con sus flores y las polinizan.




En una linde, medio oculto por el movimiento de las tierra y las crecidas herbáceas, vemos el segundo mojón.




En la parte visible, se aprecia una marca, una ese y una eme con un punto. En la parte enterrada del mojón, seguramente hay más letras...

La orientación de las leyendas en los mojones, son todas de fuera hacia adentro, donde se encontraba la dehesa.




Con la Ley de Desamortización de 1855, se venden las últimas 246 fanegas que quedan de la dehesa. Se parten en 94 lotes, que son adquiridos por 20 compradores, por el precio de 16.595 pesetas de la época.

Todos sus árboles y arbustos son cortados y vendidos para leñas. Sus tierras son roturadas y sembradas de cereal, desapareciendo para siempre.




Inmerso en el mar de cereales, un triguero macho marca su territorio con su agradable canto.




Este año, a pesar del seco otoño e invierno que hemos tenido, las regulares lluvias de la primavera han hecho grandes a los trigos, cebadas, avenas y vezas.




Este es el último valle que cubría parte de la Dehesa Vieja. En sus inicios, fue una mancha de monte virgen que se salvó de los ganados de la Mesta. Posteriormente, fue un monte con unos aprovechamientos forestales y ganaderos, muy importantes para la economía de las épocas. Luego, fue el lugar donde se fundó un nuevo "barrio" de la Villa de Madrid. Los cambios políticos y económicos que trae el siglo XIX, acabarán con ella para siempre. Los planes de desarrollo regionales, surgidos a mediados del siglo XX, harán que aumente la población y el casco urbano de San Sebastián de los Reyes. El nuevo plan general ya tiene recalificados los últimos terrenos, borrando para siempre la geografía donde estuvo asentada esta dehesa histórica. Esperemos que una de las futuras calles lleve su nombre.




Numerosas especies floren a lo largo del mes de mayo y de junio. La mayoría tienen principios activos, muy apreciados por la medicina natural. En la fotografía vemos una mata de chupamieles (Anchusa azurea).




En esta zona siempre han sido comunes los sisones. En la imagen vemos a un macho volando sobre la siembra.




En otra linde, casi oculto por las abundantes hierbas, vemos otro mojón, que lleva una leyenda larga y muy interesante.




Son letras de un castellano antiguo, posiblemente anterior al siglo XV, cuando se hizo el primer deslinde de la dehesa.




Las urracas no faltan en la zona. Cualquier insecto, pequeño roedor o reptil, o animal muerto, les vale para alimentarse y criar.




Los cardos marianos (Silybum marianum) muestran sus pinchudas y elegantes flores. Sus semillas son muy apreciadas por los jilgueros y verderones.




En la actualidad, esta es una de las últimas matas de encina que quedan en la zona. El último indicio que nos indica que esta estepa de cereales, estuvo poblada por una dehesa de viejas encinas... Con una extensión de unas 200 hectáreas.




Por el cielo pasa un buitre leonado... Va en busca de algún animal que haya muerto por la zona.




Decía Laureano Montero en su libro, Crónica de San Sebastián de los Reyes, publicado en mayo de 1890, respecto al clima de este pueblo, "que su temperatura es variada por el efecto de las nieves que en invierno cubren las sierras cercanas, y haber desaparecido el monte ó dehesa que le rodeaba que tanto le favorecía".




En algunas lindes y tierras que llevan años sin ararse, crecen elegantes matas de gordolobo, cubiertas de vistosas flores amarillas. Otra planta medicinal que habita en los espacios abiertos.




Al amanecer y a la caída de la tarde, numerosos conejos salen a pastar por el arroyo, y los regueros que pasan por las tierras de labor.




Como hemos visto a lo largo de esta historia, el valor del terreno se lo da su uso histórico y su situación. Las dehesas fueron bienes económicos muy importantes, para el establecimiento y el progreso de los pueblos...

El cambio de las políticas, economías y la evolución tecnológica en la forma de trabajar y de producir, acabaron con muchas de ellas, por la mala gestión y la sin razón. Sólo el sentido común y el pensamiento en las generaciones futuras, hicieron posible que muchas dehesas históricas sigan donde están. Proporcionando una serie de valores ambientales, saludables y económicos, muy importantes para la sociedad actual.

Desde este mojón, sin leyendas, localizado cerca del Arroyo de Los Quiñones, se ve una panorámica de las tierras de labor que rodean el casco urbano de San Sebastián de los Reyes y el hospital Infanta Sofía.

Bibliografía.
- Crónica de San Sebastián de los Reyes. Pueblo de la Provincia de Madrid. Autor Laureano Montero García. 1890.
- Historia de San Sebastián de los Reyes. Tomo I. Autor Isidoro Rodríguez Tato. 1992.

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jueves, 30 de junio de 2016

LAS DEHESAS DEL TORO BRAVO.


El mundo en el que viven los toros y las vacas bravas, en ciertas zonas de la Península Ibérica, es un mundo natural que la mano del hombre ha modificado con el paso del tiempo. Donde el bosque ha sido aclarado y se ha modelado, para la producción de frutos y de pastos variados, en el que vive una fauna diversa a lo largo del año. Hoy, un día cualquiera de esta primavera pasada, vamos a pasar por ciertas dehesas y ganaderías bravas históricas, que se encuentran en la Comunidad de Madrid, y vamos a ver como son esas vacas y esos toros en su ambiente natural...




La noche ha sido templada y lluviosa en las zonas altas de la sierra, donde pastan los novillos de tres años. El ambiente es húmedo, está cargado de los variados aromas que desprende la flora del entorno.




En lo alto de un roquedo de granito, la pareja de búhos reales tiene el nido. Ahora, la hembra protege a los tres pollos, de unos quince días de edad.




Hace apenas seis días que la vaca parió al becerro. Durante dos o tres días, le ha mantenido oculto entre las matas. A partir de ahora, el becerro y la madre van a ir juntos a todas partes.




La templanza del tiempo y las continuas lluvias de la primavera, despiertan las encinas, quejigos y arces menores. Los variados pastos van creciendo y floreciendo, según las especies. La dehesa se convierte en una enorme despensa para los herbívoros.




Los becerros que nacieron la primavera pasada, ahora tienen un año. Su aspecto y su vida ha cambiado mucho... A media mañana,  vemos a un grupo pastando en un prado florido.




El árbol y el toro van unidos. La gestión forestal acertada que han tenido las dehesas históricas ganaderas, desde hace unos cuatrocientos años, ha sido la de mantener los variados árboles y arbustos, que protegen y alimentan a los toros y a las vacas.




Un individuo de la pareja de zorzal charlo entra al nido con el pico lleno de gusanos y lombrices... Los pollos al verle, se levantan con el pico abierto... En los arroyos, donde se mantienen las charcas y no falta el agua en verano, son comunes estos pájaros.




Cerca de la fuente, el novillo de dos años vuelve la cabeza para observarte... Estamos ahora en una ladera de la sierra alta, cubierta por abundantes cantuesos y piornos, que se quemó a finales de los años noventa. En estas zonas, la cría del toro bravo contribuye a la regeneración natural del monte.




En la parte baja  de la sierra, el monte alto se ha protegido y se ha conservado. Aquí, la variedad de árboles y de arbustos es notoria, aunque algunas especies han desaparecido, como consecuencia de esa gestión forestal que no ha sido todo lo acertada que parecía. Gracias a la abundancia de árboles y de arbustos, y de ese microclima que se crea, los pastos son más variados, finos, altos y aguantan más. Tardan casi un mes más en agostarse, que en las zonas donde no existen los árboles y arbustos.




Entre las zarzas, rosales silvestres y enebros, sale al encuentro un novillo de tres años. Viene buscando la fuente... Después se pierde por el monte, buscando un lugar tranquilo y fresco donde echarse. A la caída de la tarde, volverá otra vez por aquí...




Por el cielo pasa la enorme silueta del buitre leonado... Va en busca de algún animal que haya muerto por circunstancias. Por enfermedad, por la edad, por el parto...




En la pradera, cubierta de flores y pastos, los novillos de tres años se alimentan y sestean...




Posada en una mata de encina, la cogujada montesina marca su territorio con el canto.




La luz de la tarde barre el pequeño valle. El novillo de tres años deja de pastar... Levanta la cabeza unos instantes para observar...




Las dehesas mediterráneas donde pastan los toros y las vacas bravas, son el resultado final de la evolución que ha tenido la gestión del monte. Grandes árboles centenarios, sin apenas arbustos, donde hace muchas décadas que se paró la regeneración natural del monte. En la actualidad, como consecuencia de varios factores, naturales o no, las dehesas del toro bravo se están quedando sin árboles... Se están muriendo.




En el siglo pasado había en La Península Ibérica cuatro razas (castas) de toros bravos. La Casta Navarra, localizada en Navarra, La Rioja y Zaragoza, se encuentra en peligro de extinción; Los Toros del Jarama o Casta Jijona, localizada Madrid, Toledo y Ciudad Real, se extinguió durante la guerra civil; La Casta Cabrera, localizada en Cádiz y Sevilla, se extinguió como consecuencia de los cruces realizados, los ejemplares más puros se conservan en la ganadería de Miura; La Casta Vistahermosa, localizada en Sevilla y Cádiz, es la más abundante, dentro de sus variadas estirpes.
En la imagen vemos a un novillo de tres años, de Casta Vistahermosa, estirpe Murube-Contreras, descansando en un claro de la dehesa a la caída de la tarde.




Posado en la rama seca de un sauce, un jilguero macho marca su territorio. Cerca se encuentra el nido, en el que habitan cuatro pequeños jilgueros a medio emplumar.




El sol se está poniendo en el horizonte... Alumbra como un foco la ribera del Río Jarama, a su paso por Soto Gutiérrez. Un toro de cuatro años pasta las verdes hierbas y tréboles... En el ambiente, escucha las aguas del río y el canto de los pájaros.




Desde las ramas altas de un chopo negro, la cigüeña blanca observa todo lo que ocurre en esa zona de la ribera...




Las primeras luces del sol de la mañana, se meten entre los árboles y arbustos que acompañan al río... En esta época del año todo contrasta, los verdes, el sonido de las aguas del río, el canto de las aves, el mugido de los toros... Todo se manifiesta en forma de Vida...




A estas horas, algunos toros andan pastando la fresca hierba, antes de que el sol la caliente. Este toro, con los cuatro años cumplidos, me observa mugiendo, entre sorprendido, y advirtiéndome... Que me he metido en su territorio, y no debo de avanzar más...




En la dehesa de grandes encinas centenarias, la mañana soleada es templada y muy agradable. Las abubillas, totovías y pinzones comunes, ponen la banda sonora en la mayoría de las zonas. Algún cuco, mirlo común, zorzal charlo y ratonero común, también se dejan sentir.




En el viejo nido, utilizado durante muchos años, la pareja de pitos reales está sacando una nueva generación. Posado en la entrada, vemos al macho, que acaba de cebar al pollo que se ve dentro del nido.




En los prados donde pastan los toros, aves como las garcillas bueyeras, grajillas, abubillas, cigüeñas blancas, totovías, lavanderas, estorninos, cogujadas, alcaravanes... Se alimentan con los insectos que habitan ellos. Muchas de estas aves se también se reproducen aquí, en las tapias, entre las hierbas o en los arbustos y árboles dispersos que hay.
En la fotografía vemos a la pequeña lavandera boyera, junto a un toro de cuatro años.




En esta zona del arroyo, los ganaderos construyeron un pequeño embalse, para que no falte el agua durante el verano. Gracias a estos pequeños oasis, la fauna, los toros y las vacas, se mantienen en la dehesa durante la estación seca. Especies como los zampullines, garzas reales, garcetas, garcillas, pollas de agua, fochas, andarríos y patos, se han aprovechado de estas lagunas.




Desde que cumplen un año, hasta los cuatro, la vida del toro bravo es una continua pelea por liderar la manada. A partir de los dos años, las peleas pueden tener consecuencias muy graves, desde partirse los cuernos, cornadas, roturas de caderas y patas, hasta la muerte.
En la imagen vemos a dos toros de cuatro años pegándose. Si el enfrentamiento sigue, y se unen más ejemplares al conflicto, las consecuencias pueden ser muy desagradables para uno de ellos, o los dos.




Pequeños gazapos corretean y juegan alrededor de un vivar. Uno de ellos, observa el panorama...




El sol hace un rato que se ocultó. Los toros vuelven a pastar por el prado... Lo que ocurra durante la noche, sólo lo sabrán ellos.




Las grandes encinas y quejigos están en flor. Se está creando la próxima cosecha de bellotas, que va alimentar a todos los fitófagos de la dehesa en otoño.




La luz limpia y cálida de la tarde, alumbra la zona alta de la ladera. Un toro de cuatro años se acerca hasta aquí para ver el ambiente... El toro bravo es un animal muy observador y curioso, que se da cuenta de todo lo que ocurre a su alrededor, y aprende muy rápido.




Entre el pasto anda una urraca... Busca insectos y pequeños animalillos para alimentar a sus pollos.




El sol ya se ha metido entre las montañas. En el prado anda la vaca con su pequeño becerro, nacido hace unos días...





lunes, 20 de junio de 2016

POR EL ROBLEDAL...





Cuando los encinares que se asientan en las llanuras del centro de La Península, empiezan a sufrir el duro golpe del comienzo del verano, los robledales que cubren las faldas de las montañas del Sistema Central, ya han comenzado un nuevo ciclo...


viernes, 10 de junio de 2016

POR LA RIBERA DEL RÍO.





Con los primeros calores de junio, apetece perderse por la ribera arbolada del río. Entre grandes árboles y arbustos, escuchando el murmullo del río y el canto de los pájaros...