La historia de la ciudad de Madrid va unida a la historia de sus dehesas y montes. Por estos espacios forestales se mantuvo y creció en el tiempo, hasta llegar a ser la capital.
Hoy vamos a ver como una dehesa histórica de Madrid, hizo posible que se ratificaran varias leyes históricas...
Esta historia pervive en unos mojones de granito, localizados en el término municipal de San Sebastián de los Reyes.
En ellos hay inscritos una serie de letras en castellano antiguo, que hacen referencia a Madrid... La historia de una dehesa, que influyó en la devolución de unos bienes, en forma de dehesas, montes y pastos; la ratificación de la Real Cédula dictada por los Reyes Católicos, que acaba para siempre con el feudalismo en España; la fundación de San Sebastián de los Reyes, con hombres y mujeres libres.
En este valle, donde crecen trigos, cebadas y avenas, se localizan los últimos cuatro mojones históricos de granito, que delimitaban La Dehesa Vieja de Madrid.
Un macho de perdiz roja canta en un camino. Está marcando su territorio, y trata de atraer a una hembra con la que emparejarse.
En las tierras que llevan años sin ararse, van apareciendo ciertas especies que desaparecieron en el pasado. En la imagen vemos unos nazarenos (Muscari comosum).
Llegamos a una zona alta del valle, donde se localiza el primer mojón. Como podemos ver, le han levantado y está tumbado en la linde.
La primera referencia escrita que tengo sobre la historia, delimitación y extensión de La Dehesa Vieja, la encuentro en los libros, Crónica de San Sebastián de los Reyes e Historia de San Sebastián de los Reyes.
Juan II de Castilla, "El Enamorado de Madrid", hace posible que la justicia devuelva a La Villa, una serie de dehesas y pastizales, que nobles y personas muy influyentes de la época, se habían apropiado con el paso del tiempo. Dictando posteriormente una real cédula, que impedía la venta, la enajenación y la donación de dehesas, montes y pastos.
El día 6 de julio de 1454, Alonso Díaz de Montalvo, juez de términos de la Corona, resuelve que, tanto La Dehesa Vieja como La Nueva, eran y son de Madrid. Desde hace más de trescientos años...
El día 2 de mayo de 1483, el juez corrupto, Rodrigo de Mercado, sentencia en favor del conde de Puñonrostro, señor de Alcobendas. Recuperando ilegalmente las dehesas Vieja y Nueva.
El 23 de abril de 1488, los Reyes Católicos mandan, que las sentencias que fueron ejecutadas a favor de La Villa de Madrid, se repongan y se apodere en las posesiones que antes tenía... Madrid vuelve a recuperar las Dehesas Vieja y Nueva.
En agosto de 1994 se fotografían todos los mojones. En éste, se ve perfectamente una leyenda que hace referencia a Madrid.
Metida entre el pasto, una abubilla registra todos los agujeros que encuentra. Busca grillos, alacranes cebolleros y otros insectos que se pongan al alcance de las pinzas de su pico.
Esta primavera, debido a las regulares lluvias que hemos tenido, son muy abundantes las matas de altramuces silvestres (Lupinus angustifolius). Esta planta da unos frutos que son comestibles.
El día 28 de octubre 1483, Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, decretan que el hombre es libre, ya no es vasallo ni tiene señor. Puede ir y habitar donde quiera...
En 1488, un grupo de vecinos de Alcobendas, enterados del decreto firmado por los Reyes Católicos, y de la sentencia de Alonso Díaz de Montalvo, se marchan de Alcobendas. Se van junto a la ermita de San Sebastián (hoy iglesia de San Sebastián Mártir), localizada en la Dehesa Vieja, donde construyen cabañas con retama y encina, y piden vecindad a Madrid.
Después de sufrir represalias y acosos durante tres años, por parte del señor de Alcobendas y de sus vasallos, el día 2 de Mayo de 1492, los Reyes Católicos dictan una Real Cédula, por la que se funda el lugar de San Sebastián de los Reyes, en el término municipal de Madrid.
En los grandes charcos, hechos por los tractores, se ven numerosos renacuajos de sapos de espuelas, corredores y comunes. Si las lluvias siguen acompañando y los charcos no se terminan de secar, muchos de estos renacuajos terminaran su ciclo.
En las lindes y tierras sin cultivar, varias especies de amapolas han florecido esta primavera. Ponen esa nota elegante de color en los campos abiertos, donde se cultiva el cereal.
Las matas de viboreras atraen a numerosos escarabajos de cuello rojo (Heliotaurus ruficollis), que se alimentan con sus flores y las polinizan.
En una linde, medio oculto por el movimiento de las tierra y las crecidas herbáceas, vemos el segundo mojón.
En la parte visible, se aprecia una marca, una ese y una eme con un punto. En la parte enterrada del mojón, seguramente hay más letras...
La orientación de las leyendas en los mojones, son todas de fuera hacia adentro, donde se encontraba la dehesa.
Con la Ley de Desamortización de 1855, se venden las últimas 246 fanegas que quedan de la dehesa. Se parten en 94 lotes, que son adquiridos por 20 compradores, por el precio de 16.595 pesetas de la época.
Todos sus árboles y arbustos son cortados y vendidos para leñas. Sus tierras son roturadas y sembradas de cereal, desapareciendo para siempre.
Inmerso en el mar de cereales, un triguero macho marca su territorio con su agradable canto.
Este año, a pesar del seco otoño e invierno que hemos tenido, las regulares lluvias de la primavera han hecho grandes a los trigos, cebadas, avenas y vezas.
Este es el último valle que cubría parte de la Dehesa Vieja. En sus inicios, fue una mancha de monte virgen que se salvó de los ganados de la Mesta. Posteriormente, fue un monte con unos aprovechamientos forestales y ganaderos, muy importantes para la economía de las épocas. Luego, fue el lugar donde se fundó un nuevo "barrio" de la Villa de Madrid. Los cambios políticos y económicos que trae el siglo XIX, acabarán con ella para siempre. Los planes de desarrollo regionales, surgidos a mediados del siglo XX, harán que aumente la población y el casco urbano de San Sebastián de los Reyes. El nuevo plan general ya tiene recalificados los últimos terrenos, borrando para siempre la geografía donde estuvo asentada esta dehesa histórica. Esperemos que una de las futuras calles lleve su nombre.
Numerosas especies floren a lo largo del mes de mayo y de junio. La mayoría tienen principios activos, muy apreciados por la medicina natural. En la fotografía vemos una mata de chupamieles (Anchusa azurea).
En esta zona siempre han sido comunes los sisones. En la imagen vemos a un macho volando sobre la siembra.
En otra linde, casi oculto por las abundantes hierbas, vemos otro mojón, que lleva una leyenda larga y muy interesante.
Son letras de un castellano antiguo, posiblemente anterior al siglo XV, cuando se hizo el primer deslinde de la dehesa.
Las urracas no faltan en la zona. Cualquier insecto, pequeño roedor o reptil, o animal muerto, les vale para alimentarse y criar.
Los cardos marianos (Silybum marianum) muestran sus pinchudas y elegantes flores. Sus semillas son muy apreciadas por los jilgueros y verderones.
En la actualidad, esta es una de las últimas matas de encina que quedan en la zona. El último indicio que nos indica que esta estepa de cereales, estuvo poblada por una dehesa de viejas encinas... Con una extensión de unas 200 hectáreas.
Por el cielo pasa un buitre leonado... Va en busca de algún animal que haya muerto por la zona.
Decía Laureano Montero en su libro, Crónica de San Sebastián de los Reyes, publicado en mayo de 1890, respecto al clima de este pueblo, "que su temperatura es variada por el efecto de las nieves que en invierno cubren las sierras cercanas, y haber desaparecido el monte ó dehesa que le rodeaba que tanto le favorecía".
En algunas lindes y tierras que llevan años sin ararse, crecen elegantes matas de gordolobo, cubiertas de vistosas flores amarillas. Otra planta medicinal que habita en los espacios abiertos.
Al amanecer y a la caída de la tarde, numerosos conejos salen a pastar por el arroyo, y los regueros que pasan por las tierras de labor.
Como hemos visto a lo largo de esta historia, el valor del terreno se lo da su uso histórico y su situación. Las dehesas fueron bienes económicos muy importantes, para el establecimiento y el progreso de los pueblos...
El cambio de las políticas, economías y la evolución tecnológica en la forma de trabajar y de producir, acabaron con muchas de ellas, por la mala gestión y la sin razón. Sólo el sentido común y el pensamiento en las generaciones futuras, hicieron posible que muchas dehesas históricas sigan donde están. Proporcionando una serie de valores ambientales, saludables y económicos, muy importantes para la sociedad actual.
Desde este mojón, sin leyendas, localizado cerca del Arroyo de Los Quiñones, se ve una panorámica de las tierras de labor que rodean el casco urbano de San Sebastián de los Reyes y el hospital Infanta Sofía.
Bibliografía.
- Crónica de San Sebastián de los Reyes. Pueblo de la Provincia de Madrid. Autor Laureano Montero García. 1890.
- Historia de San Sebastián de los Reyes. Tomo I. Autor Isidoro Rodríguez Tato. 1992.
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Gracias, Juan, un gran trabajo. Felicidades.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Un saludo Pepe.
ResponderEliminarTienes unas fotos espectaculares, me encanta la Perdiz y la Abubilla, en cuanto a la primera veo alguna pero no tuve manera de hacerles ninguna foto y la segunda hace mucho tiempo que no veo ninguna. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Lola. La abubilla es un ave de costumbres regulares. A lo largo del día suele ir a los mismos lugares. Pequeños prados donde abunden los insectos, posaderos y tapias o casas donde crían. La perdiz roja lo tiene más complicado, pues en los últimos veinte años, los jabalíes se han hecho muy abundantes en los montes, y han acabado con ellas.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Un cordial saludo.
Preciosa la dehesa con toda su flora y fauna y magníficas las fotografías,te da la impresión de estar dentro. Enhorabuena y un saludo. Me he permitido cipoar una foto de amapolas, si tienes algo en contra házmelo saber
ResponderEliminarHola Marisol. Gracias por el comentario. Un cordial saludo.
EliminarMuy interesante todo lo que cuentas. Me ha gustado mucho esa combinación de historia y naturaleza. Enhorabuena
ResponderEliminarLa vida, la historia... Parten del mundo natural. Estamos rodeados de un mundo natural, aunque la mayoría de las personas que viven en pueblos y ciudades no se den cuentan, y nunca debemos de olvidarlo.
EliminarGracias por tu observación. Un cordial saludo Mario