El azor es una rapaz de mediano tamaño, que habita en todos los ecosistemas forestales de La Península Ibérica. En Madrid habita desde las vegas de los ríos, hasta los pinares de alta montaña, encontrándose las mayores poblaciones en los montes mediterráneos mixtos de la campiña y las sierras bajas, donde la densidad de conejos, palomas torcaces y pájaros, son altas.
Es un ave que pasa muy bien desapercibida donde habita y cría, pero deja rastros de su presencia... Un desplumadero de paloma torcaz bajo una encina, las plumas de una urraca en la rama gruesa de un quejigo, un conejo empezado por los cuartos delanteros...
En los montes donde habita, tolera al ratonero y al "gavilán", eliminando y desplazando a los milanos reales, negros, águilas calzadas y a todos los córvidos, excepto el rabilargo, que no llega a exterminarle totalmente.
Está especializado en la caza de pollos en el nido, de especies de igual o inferior tamaño que él. Si localiza un nido de milano real o jilguero, la suerte de los pollos está echada. Esto lo he podido comprobar en nidos de milano real, negro, águila calzada, gavilán, urraca, rabilargo, corneja, arrendajo, mirlo, verderón, jilguero... Sin embargo, con el ratonero esto no pasa, y es más, lo normal es que a lo largo de los años, las dos especies se intercambien los nidos para criar. He visto durante varios años, en un valle de un encinar del centro, dos parejas de ratonero criando en los nidos del azor, y la pareja de azor criando en los nidos de ratonero.
En la naturaleza sólo tiene un enemigo, el búho real, que le caza cuando da sus primeros vuelos. Por este motivo, los territorios de cría los tienen desplazados de la zona de cría del búho.
El monte mediterráneo de la sierra baja, poblado por encinas, enebros, quejigos, fresnos, arces de montpellier, sanguinos y cornicabras, entre otros, forma junto con los encinares mixtos sobre arenas, el área potencial donde se encuentra la población de azores más importante de Madrid.
En la rama despejada de una encina centenaria, descansa y acecha el paso de una presa la hembra de azor... El claroscuro que produce el follaje de la encina, la hace invisible.
El azor caza durante ciertas horas del día... En verano acecha en los aguaderos y fuentes, donde van a beber numerosas aves a la hora de la siesta.
En la fotografía vemos a una hembra nacida la primavera pasada, que ha capturado un joven estornino pinto.
En la fotografía vemos a una hembra nacida la primavera pasada, que ha capturado un joven estornino pinto.
Esta imagen, un poco siniestra, son los restos de un conejo que cazó y comió un azor hace más de un mes... Si os fijáis, hay dos señales inequívocas: una, la situación del conejo en la rama gruesa y despejada de la encina. La otra, cuando cazan un conejo, siempre comienzan a alimentarse por el brazuelo, el cuello y las quijadas.
En las manchas donde no pasa la gente y cerca de un pequeño claro, generalmente, y no en el árbol más grande, los azores construyen su nido. He llegado a ver un nido en un chaparro de encina de tres metros. Si se le molesta, construye sus nidos en los árboles más altos y apartados.
En las manchas mediterráneas, lo habitual es que saquen adelante cuatro pollos. Mínimo dos.
En la fotografía vemos al macho entrando al nido con una presa, ocupado por cuatro pollos. Tres hembras y un macho. Los pollos de azor son muy espabilados, a partir de los quince días ya comen solos. Los padres les dejan las presas en el nido y se van.
En la fotografía vemos al macho entrando al nido con una presa, ocupado por cuatro pollos. Tres hembras y un macho. Los pollos de azor son muy espabilados, a partir de los quince días ya comen solos. Los padres les dejan las presas en el nido y se van.
Desgraciadamente, en la agredida naturaleza de Madrid sigue habiendo "personas", que hacen todo el daño que pueden...
En la fotografía vemos el cuerpo de una hembra de azor, que un furtivo mató a veinticinco metros de su nido. Si os fijáis en las plumas, se ven restos de sangre.
En la fotografía vemos el cuerpo de una hembra de azor, que un furtivo mató a veinticinco metros de su nido. Si os fijáis en las plumas, se ven restos de sangre.
Afortunadamente, los jóvenes que ocupaban este nido tenían más de quince días cuando el malhechor mató a su madre. El macho fue el artífice de que en este nido volaran los tres pollos en el 2013.
En la fotografía vemos a un pollo ramero... Cuando tienen tres negras, se aventuran por las ramas próximas al nido. Comienzan a explorar el mundo. Sólo vuelven para comer y dormir. Con dos meses, abandonan el nido y el árbol para siempre. A los tres mes se independizan de sus padres, iniciando una vida errática que les puede llevar a muchos kilómetros de donde nacieron...
En los meses de agosto y septiembre, donde menos te lo esperas puedes observar a un joven azor en paso... Ahora su pluma es parda y sus ojos amarillos. Los córvidos no le respetan y le persiguen cuando le ven... Si consigue sobrevivir al otoño y el invierno, la primavera siguiente vestirá de azul pizarra su dorso y sus alas; el pecho y el vientre de un blanco puro barreado, y sus ojos serán de color naranja. Entonces tendrá un territorio y formará una familia de por vida... Cuando cumpla los cinco años, sus ojos serán como dos gotas de sangre, y no habrá en el monte un proscrito como él...