sábado, 29 de octubre de 2022

EL MUNDO NATURAL DEL TORO BRAVO. OTOÑO I

 

La casta, es el origen natural de una especie de vaca y de toro bravo, con unos rasgos morfológicos y un comportamiento definido. Dentro de las castas hay estirpes, que han surgido como consecuencia de la intervención del hombre en la especie, en la casta originaria.

Las principales castas originales que existían en la Península Ibérica, hasta comienzos del siglo XX eran las siguientes: La Casta Navarra, enclavada principalmente en la ribera del Río Ebro, entre las provincias de Álava, Logroño, Navarra y Zaragoza. La Casta Castellana, localizada entre las provincias de Segovia y Valladolid. La Casta Jijona-Toros de la Tierra, localizada entre las provincias de Madrid, Toledo y Ciudad Real. La Casta Cabrera, localizada entre las provincias de Sevilla y Cádiz. La Casta Vistahermosa, localizada entre las provincias de Sevilla y Cádiz.

De la Casta Navarra no se conocen estirpes definidas. Los Toros Castellanos de La Tierra de Pinares, se han extinguido a lo largo del siglo XX por los cruces realizados con ejemplares de Casta Vistahermosa. La Casta Jijona-Toros de la Tierra, fueron exterminados durante la guerra civil, al encontrarse las ultimas ganaderías en zona republicana. La Casta Cabrera se extinguió durante el siglo XX, por los cruces realizados con otras castas. La ganadería de Miura, mantiene ejemplares que reúnen los rasgos morfológicos de esta casta.

Dentro de la Casta Vistahermosa hay dos troncos principales y muy diferentes. Los ejemplares que van por la línea del Barbero de Utrera, que son de capas coloradas y negras y unas hechuras definidas, y los que van por la línea Lesaca, que son de pelos negro y cárdenos, con unas hechuras definidas. De esta casta han surgido la mayoría de los toros y vacas que hoy pastan en los campos ibéricos.

De la rama del Barbero de Utrera han surgido las extirpes de Urcola, extinguida, y Parladé, la más extendida. De la rama de Lesaca han surgido las estirpes de Saltillo y Albaserrada. Del cruce de las dos ramas, han surgido las estirpes de Murube y Santa Coloma.

Hoy, la mayoría de las vacas y los toros bravos que vemos en el campo, mantienen sus orígenes naturales. Como los bisontes europeos que se salvaron de la extinción, que ahora se están introduciendo en algunos montes de España.


viernes, 21 de octubre de 2022

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. OTOÑO SEGUNDA. VII

 

Hoy, en estos tiempos “modernos”, absurdos, donde todo se encasilla o se etiqueta con un fin, nos encontramos en esta ocasión con una especie, que la han situado geográficamente en las montañas.

Hace tan sólo sesenta años, los grandes búhos reales habitaban en todos los montes ibéricos. Localizados en las llanuras, en las riberas de los ríos y en las sierras bajas.

Donde el monte mantenía unas condiciones ambientales saludables y abundaba la fauna, principalmente los conejos, el búho real era común. No así en las montañas, como nos cuentan ahora, donde siempre ha sido escaso, debido al clima y a la falta de su principal presa, el conejo.

Durante los años setenta, ochenta y noventa, desapareció de muchas zonas de nuestra geografía, como consecuencia de la mixomatosis, la neumonía hemorrágica vírica, la caza ilegal, el trazado de tendidos eléctricos de media tensión, el aumento de las licencias de caza, el expolio de nidos, etc

En muchas zonas geográficas, donde parecía que nunca iba a volver, pues su situación natural ha desaparecido o se ha transformado en otra, afortunadamente ha vuelto a criar. Con un montón de problemas por resolver, pero han vuelto.

Hoy, los búho reales se enfrentan a la manipulación climática, que les hace perder muchas puestas. A la propagación de la neumonía hemorrágica vírica, que ha exterminado los conejos de la mayoría de los montes. A la contaminación del territorio y de los acuíferos, donde sale la hierba que alimentan sus presas. A esos que salen al campo con una escopeta y una licencia de caza y disparan a especies protegidas por la ley. Todos los años mueren muchos búhos reales jóvenes en la media.

La vida pasa, las situaciones cambian. Pero las actitudes negativas de ciertos ciudadanos y la forma de gestionar de la administración, tan mal, hace imposible que esta especie que forma parte de nuestra cultura, que lo ha pasado tan mal, termine de ocupar su sitio.


domingo, 16 de octubre de 2022

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. OTOÑO SEGUNDA. VI

 


Octubre marca el otoño y el año venidero en los montes ibéricos. Es con marzo, el mes más lluviosos del año. Con sus abundantes precipitaciones se recargan los acuíferos, las fuentes y los arroyos vuelven a correr.

El ambiente está cargado de aires renovados. Es una estación que inicia, o acaba el ciclo natural del año. La vida que emerja ahora, se renovará el próximo otoño, o dentro de siglos, dependiendo de la vida de cada especie, animal o vegetal.

Ahora, todos los arbustos o pequeños árboles mediterráneos nobles, están cargados de frutos sabrosos. Moras, majoleras, endrinas, madroños, cornicabras, escaramujos, saúcos.

Cada día que pasa, se van sucediendo nuevos acontecimientos en la vida del monte. Los temporales de lluvia van a ser fundamentales para el buen desarrollo de estos.

Durante los meses de septiembre y octubre, van a pasar por los montes mediterráneos millones de aves procedentes de muchos lugares del continente europeo. Unos se irán a sus cuarteles de invernada en África y otros se quedarán en los numerosos espacios naturales de la península. Pequeños y medianos pájaros insectívoros, cambian ahora su alimentación, se hacen omnívoros para afrontar el otoño y el invierno. Palomas torcaces, zorzales, mirlos, rapaces, patos, garzas y grullas, van a ocupar el sitio de los que se van.

Los ciervos y los gamos están de bodas. A primeros de noviembre, en los montes altos de las montañas, comenzarán las cabras montesas.

En los nidos viejos de las urracas o en los huecos de los árboles, los lirones caretos ya han traído al mundo su segunda camada. En las junqueras o entre las zarzas, cubiertos de hierbas y hojas, los erizos están criando una nueva generación.

Con las continuas precipitaciones templadas, los anfibios han vuelto a la vida del monte. Sapos, gallipatos y algunos tritones, se les ve por muchos lugares donde no falta la humedad y el agua.

Los jóvenes que nacieron en primavera, en los lugares más secretos del monte, los podemos encontrar ahora en cualquier lugar. Cada día es muy importante para ellos, pues tienen el otoño y el invierno para sobrevivir y localizar un territorio sin dueño. Águilas imperiales, reales, linces, gatos monteses, zorros, ginetas, corzos, azores, ratoneros, milanos reales... Se están buscando la vida.

El otoño es una época que cosecha frutos y vida. Con un clima templado que riega el futuro de los montes. Cada amanecer y cada atardecer es diferente. Estemos donde estemos... El paisaje, la flora, la fauna y el ambiente que observemos, nos va satisfacer.


jueves, 13 de octubre de 2022

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. OTOÑO SEGUNDA. V

El monte mediterráneo original, formado por encinas, quejigos, alcornoques, arces, coscojas, fresnos, madroños, cornicabras, sanguinos, pinos piñoneros, perales silvestres, pinos resineros, robles melojos, enebros, espinos blancos, sabinas, parras silvestres... También cambia su aspecto y sus tonos cuando llega el otoño.

Hoy, sólo podemos contemplar estos espectáculos naturales de luces y colores, en las últimas manchas mediterráneas que mantienen altas densidades de especies forestales. Donde la gestión forestal ha sido racional y acertada.

El clima y la geografía son los principales gestores naturales, que hacen posible que en una zona geográfica prosperen varias especies forestales, de árboles y arbustos, dependiendo de los suelos y sus niveles acuíferos.

Según el clima que impere en una zona, van a competir unas especies con otras y van a predominar en la zona. Los quejigos, por ley natural, exterminan a las encinas con su sombra en sus zonas de influencia.

Otras, dependiendo de las situaciones climáticas variables a lo largo del año, se van a ayudar en su regeneración natural, en su protección frente al clima y a las especies herbívoras. La encina y el enebro de la miera, se ayudan mutuamente a lo largo de su vida, dependiendo de quien este primero. Uno al otro le proporciona sombra en verano y cobijo en los inviernos fríos.

Todos, dependiendo de su situación en el espacio, se benefician del clima y los microclimas que proporciona el monte durante todo el año.


lunes, 10 de octubre de 2022

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. OTOÑO SEGUNDA. IV

 

La primera vez que vi un trepador azul, fue a finales de los años 70 en una biblioteca. En un cuaderno de campo de Félix Rodríguez de La Fuente. Unos años después, los empecé a ver por los robledales y los pinares silvestres del alto Lozoya, por Pinilla del Valle y Rascafría, pues fuera del valle y de los altos montes del Sistema Central no habitaban.

El trepador azul es un habitante sedentario, típico de los montes atlánticos y de los pinares de montaña. Donde el clima es templado al final de la primavera, en verano y al comienzo del otoño, y lluvioso y frío el resto del año.

En los últimos veinte años, este pájaro se han expandido desde los altos bosques de las montañas del Sistema Central, hasta los montes mediterráneos y las riberas arboladas de ríos y arroyos de la campiña de Madrid, donde el clima es mucho más cálido y las precipitaciones son escasas que en la montaña.

¿Qué está ocurriendo en el clima, para que esta especie que vive en montes atlánticos de hoja caduca, donde se dan unas precipitaciones en torno a los 800-1200 mm anuales y unas temperaturas medias de 11ºC, esté colonizando montes mediterráneos esclerófilos, con unas precipitaciones irregulares en torno a los 250 mm anuales actuales, con olas de calor en verano, en las que el termómetro llega a marcar los 50ºC en las horas puntas, y sequías regulares provocadas con ingeniería climática?

La flora y la fauna son los bioindicadores naturales que viven en el medio natural con el clima. Viven y reaccionan según les condiciona el clima.

Si en la atmósfera hay más anhídrido carbónico y llueve más, los bosques se expanden. Es matemático y natural. Si la temperatura del planeta está bajando y el clima se hace más húmedo, llueve y nieva más. En consecuencia, la fauna de climas fríos y lluviosos se expande. Por estos motivos naturales, ya no hace falta ir a las montañas del Sistema Central para ver un trepador azul. Hoy los podemos ver criando en la casa de Campo de Madrid y en las riberas del Río Jarama y Manzanares.

Entonces... Si estos cambios naturales están ocurriendo desde hace unas tres décadas, como así nos lo indica la fauna ¿por qué no llueve de forma regular y natural en España? ¿Por qué los veranos comienzan en marzo y acaban a principios de noviembre? ¿Por qué se producen estas olas de calor con temperaturas por encima de los 45ºC? Porque en España están manipulando el clima durante todos los días del año con ingeniería climática.

El clima que estamos soportando en España, no es un cambio climático, como consecuencia de la utilización de combustibles fósiles durante los últimos cien años. Es un cambio climático artificial, criminal, generado con ingeniería climática. Impuesto por el gobierno de España para cumplir con una agenda globalista.


viernes, 7 de octubre de 2022

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. OTOÑO SEGUNDA. III


Cuando se habla sobre la extinción de especies, generalmente se refiere a fauna. Las causas, su número, su situación geográfica... Un montón de datos para justificar su situación actual.

En los últimos quinientos años (principalmente en los últimos doscientos) España ha sufrido una transformación ambiental forestal feroz. La producción de leñas y de carbón vegetal para el consumo de pueblos, ciudades y la industria, taló a matarrasa durante estos siglos, cada 20-30 años, muchas zonas de nuestra geografía. En otras zonas se podaban los vuelos de los árboles, para mantener sus pies. En todas, se cortaban los árboles y arbustos que “no daban nada” o por la calidad de su madera, hasta exterminarlos. Otros iban desapareciendo al cambiar las condiciones ambientales, que proporcionaba el monte alto y toda su cobertura natural.

Las desamortizaciones y la venta de los montes públicos, gestionados por manos sabias durante siglos, donde cada zona geográfica forestal, tenía un aprovechamiento racional en cada estación del año. Estas dehesas, montes o manchas, al caer en manos privadas, dejaron de tener ese aprovechamiento racional que las había mantenido en óptimas condiciones ambientales. Pasaron a tener en la mayoría una gestión irracional desmesurada, o simplemente criminal, al talar a matarrasa todos los árboles que se habían mantenido hasta su desamortización, para recuperar de forma fácil y rápida lo invertido en la compra, con el beneplácito del gobierno y de las instituciones administrativas de la época. Todo esa propiedad y ese patrimonio forestal que pertenecía al estado, a la iglesia, a pueblos y ciudades, que se había mantenido en perfecto estado por la riqueza que creaba, los gobiernos del siglo XIX lo malvendieron a real.

Después de todo esto, poco ha llegado hasta nuestros días. Y de ese poco, son muchas las hectáreas que han ardido, se han deforestado, se han urbanizado legal o ilegalmente, se han transformado en montes abiertos o “mejorados”.

Para rematar y exterminar el poco patrimonio forestal que queda, el gobierno manipula nuestro clima con ingeniería climática. Ha creado un cambio climático artificial, que genera sequías durante el año y olas de calor durante la primavera, el verano y el otoño, que están matando los últimos montes por deshidratación.

La Península Ibérica mantiene el patrimonio forestal de monte mediterráneo, más importante de toda la cuenda del Mar Mediterráneo. Pero, que curioso, en todo ese patrimonio forestal, ya no es posible encontrar una mancha de doscientas hectáreas de monte original.

Esta imagen tan sugerente, que les puede parecer hasta exótica a muchos ciudadanos del centro de España, fue muy común en todos los montes mediterráneos de llanura y de la sierra, hasta hace sólo dos siglos. Los últimos madroños naturales que quedaban en el término municipal de Madrid, se localizaban en la década de mil novecientos ochenta en El Monte de El Pardo. La ingeniería climática los ha exterminado en treinta años, como está ocurriendo con los grandes alcornoques del cuartel de Valpalomero y de Las Lomas del Corcho.


martes, 4 de octubre de 2022

LOS MONTES MEDITERRÁNEOS DEL CENTRO DE ESPAÑA. OTOÑO SEGUNDA. II

Las setas y los hongos son los principales bioindicadores de la calidad climática del otoño. Si se presenta regular en su inicio, con tormentas en las que las precipitaciones son abundantes; seguidas de temporales de lluvias que llegan desde el Atlántico y atrasan las heladas; el monte mediterráneo explota en forma de vida por todas partes, como consecuencia de esa humedad ambiental y el calor que ha acumulado la tierra durante el verano.

Cada hongo y seta tiene su zona y su época en el otoño. En los prados y pastizales junto al río, abundaban las setas de cardo, los champiñones silvestres y las setas de pezón azul. En los arroyos y por los montes de robles, eran comunes los boletos y varios tipos de setas. En los pinares el rey era el níscalo, que se recolectaba por cestos debido a su abundancia, y algunos años los boletos.

Recuerdo aquellos otoños lluviosos y templados de los años ochenta en el valle alto del Río Lozoya, en Rascafría. Venían camiones frigoríficos para la compra y el transporte de las abundantes setas que se criaban en el valle.

En la década de los años noventa cerraron el grifo de las precipitaciones regulares, con la puesta en marcha de la ingeniería climática. Desde entonces las precipitaciones están manipuladas, se han hecho irregulares y muy escasas.

Hoy, los champiñones silvestres apenas salen en los prados. Las setas de cardo se han rarificado hasta tal punto, que en muchas zonas ya no salen. Algunas especies casi han desaparecido y otras se han rarificado. Hoy, te puedes tirar todo el día andando por el pinar sin ver un níscalo, cuando hace tan sólo cuatro décadas, salían por toneladas de estos pinares para los mercados.

Cuando se manipula el clima, las consecuencias ambientales se reflejan en el medio natural. En el medio rural que vive paralelo, en la economía, en la vida saludable de los ciudadanos.