jueves, 1 de diciembre de 2016

PASEANDO POR EL PARQUE DEL OESTE


El Parque del Oeste, con un extensión de unas 100 hectáreas, se construyó y se plantó en la primera década del siglo pasado, siendo alcalde Alberto Aguilera. En la actualidad es uno de los grandes parques importantes con los que cuenta Madrid. Un imprescindible pulmón verde, que da oxígeno y limpia el aire de la ciudad; donde sus habitantes se recrean y encuentran la tranquilidad entre los grandes árboles...




La mañana soleada de mediados de noviembre,  nos sorprende paseando por uno de sus caminos. La temperatura es templada y húmeda. Muy agradable.




Uno de sus carteles expositores, colocado hace bastante tiempo, muestra algunas de las variadas aves que habitan en el parque...




Mientras observo el cartel, pasan por los árboles cercanos una familia de mitos, formada por los padres y los seis pollos nacidos la primavera pasada.




La luz cálida del otoño se refleja en la bruma de la mañana... En los variados tonos que ofrecen las hierbas y los árboles.




Un petirrojo, nacido posiblemente en el parque, ó venido del centro de Europa, busca pequeños insectos y semillas en el suelo húmedo...




Dentro del parque existen varios monumentos artísticos y estatuas de personas ilustres. En esta ocasión, nos paramos delante de una estatua anónima, dedicada al maestro...




Las zonas verdes urbanas, aportan muchos beneficios saludables y ambientales. Aquí, los ciudadanos desconectan de sus preocupaciones, el estrés desaparece; se recrean y hacen ejercicio; el aire es más saludable que al otro lado de la calle y se respira mejor; no existe la superpoblación de las calles, se puede pasear con tranquilidad, sin prisas... Una serie de beneficios muy importantes y considerables.




A lo largo del año, podemos ver a cuatro de los siete pájaros carpinteros que habitan en La Península. Al torcecuello y al pico menor, sólo los veremos en las épocas de paso, de primavera y otoño. Al pito real y al pico picapinos, como el que aparece en la fotografía, con un poco de atención y oído, los veremos todo el año.




La guerra civil de 1936 también pasó por aquí... Algunos bunkers se conservan, como monumentos al recuerdo de una guerra que no tenía que haber sucedido.




Dentro de la variedad de los grandes árboles que podemos contemplar, hay varios ejemplares de secuoya gigante.




Originaria de Sudamérica, la cotorra verde se ha hecho muy abundante en el parque. Esta ave se ha aclimatado muy bien en los parques, donde encuentra árboles para hacer sus grandes nidos, alimento y carece de enemigos naturales.




En las ramas altas de un cedro, vemos el enorme nido que han construido varias parejas de cotorras verdes.




Ahora, nos detenemos un instante cerca del pequeño río artificial. Un importante curso de agua, de unos seiscientos metros de longitud, al que acuden todos los pájaros de la zona para beber y bañarse.




Posada en una rama seca, vemos como bebe una de las numerosas palomas torcaces que invernan en el parque...




Las hojas de los diferentes árboles, van formando pequeños mosaicos de tonos y formas...




La luz cálida y limpia que se percibe esta maña, después de varios días de lluvia, se refleja, entra, contrasta con los árboles y arbustos, con sus formas, colores, claroscuros... Una luz y una situación única en el tiempo, que nunca más se volverá a repetir.




El jilguero se da cuenta de mi presencia... Le llaman la atención los clips que hace la cámara fotográfica.




Los tonos naranjas del haya, contrastan con los variados tonos de los árboles y arbustos que la rodean.




Ahora, los madroños están cargados de abundantes frutos, que van a ir madurando a lo largo del otoño...




Una mariposa chupaleches (Iphiclides podalirius) se posa sobre las flores de un madroño, para libar su néctar y polinizarlas. Al año que viene, por estas fechas, serán frutos.




Las empinadas laderas que conforman la terraza natural del Río Manzanares, están pobladas por grandes pinos piñoneros. 




En La Rosaleda, donde se cultivan rosales de todo el mundo, todavía podemos ver algunos con flores.




En esta zona no faltan los mirlos comunes. En la imagen vemos a un macho con el pico manchado de tierra... Está buscando lombrices.




Ciertas modas destructivas, afortunadamente pasaron a la historia hace tiempo, pero las huellas y el daño permanecerán hasta la muerte del árbol. Muchas veces, sin ser conscientes, la ignorancia hace mucho daño...




El día está siendo muy agradable para las fechas del año... Si nos fijamos un poco en todas las fotografías, veremos que los árboles y arbustos caducifolios, van atrasados con el ciclo del año... Son las consecuencias de la alteración del clima.




Un grupo de grajillas recorre una zona poco transitada por la gente... Buscan semillas e insectos con los que alimentarse.




La orografía del terreno, el pequeño río artificial y las especies forestales que habitan en la zona, crean un ambiente, un microclima, que hacen posible que se asienten otras especies forestales, y que aparezcan nuevas especies de pájaros...




Un pequeño grupo de herrerillos y carboneros comunes, reyezuelos y mitos, pasa por los árboles y arbustos de la orilla buscando alimento... En la imagen vemos a un herrerillo común.




En un álamo blanco, donde hace unos años que se le cortó una rama, ha brotado un cogollo de setas de chopo, de la variedad (Meripilus giganteus).




La importancia de estos imprescindibles espacios naturales urbanos, la damos los ciudadanos con su uso respetuoso diario...




Una urraca escarba entre las astillas con sus patas y pico... Busca insectos y semillas.




Sin movernos de la ciudad, aquí podemos sentir y vivir el flujo de las estaciones... A través de los cambios que vemos, el clima que sentimos, los sonidos naturales que escuchamos y las flores de temporada que olemos.




En un charco producido por las lluvias, vemos a un verderón común bebiendo. Este pájaro de melodioso canto, es más abundante en el parque en primavera y en verano.




La luz de la tarde, se refleja en los variados y grandes árboles del parque, que casi tapan a los altos edificios de la ciudad...




La fuente, el agua, dan otro ambiente a esta zona... Durante el rato que he estado haciendo la fotografía, han entrado varias palomas torcaces y gorriones molineros a beber...




También se ha tirado al agua este confiado y resabiado ánade real, que no termina de fiarse...




Con esta fotografía... en la que vemos a una joven repasando los apuntes de la universidad... nos vamos de este maravilloso mundo forestal urbano.






domingo, 20 de noviembre de 2016

EL COLOR DEL OTOÑO EN EL MONTE MEDITERRÁNEO





Entrado noviembre, el monte mediterráneo se llena de luces y de colores, dependiendo de las especies que pueblen las manchas. Los pastos ya han brotado. Es una época templada y regular en lluvias, en la que abunda la comida, pues ahora, sus árboles y arbustos están cargados de bellotas y bayas...



jueves, 10 de noviembre de 2016

LA SIERRA DE LA CABRERA.

Hoy, con un ambiente otoñal, en el que apenas veremos el sol, vamos a conocer una sierra que se localiza en la zona norte de Madrid, entre La Cuerda Larga y el valle medio-bajo del Río Lozoya...




La mañana llega con niebla en las altas crestas de la sierra. La temperatura es templada. Hace unos instantes que ha dejado de llover. En el ambiente se respiran todos los olores del otoño....




La niebla envuelve a los álamos negros que pueblan la ladera.




Por ella transita un pequeño bando de pájaros del bosque. El pequeño herrerillo común hace equilibrios en la rama seca. Busca de pequeños insectos, larvas o sus huevos.




Estas montañas son de granito, compuesto principalmente por cuarzos, feldespatos y ferromagnesianos. Rocas de extrema dureza, donde los suelos han tardado miles de años en formarse y son poco profundos.




En el perfil de la montaña se recorta la silueta del Convento de San Antonio de Padua. De estilo gótico, fue construido en los primeros años del siglo XIV...




En los pinos que rodean al convento, habitan algunas parejas de ardilla roja. Ahora las podemos ver consumiendo las piñas maduras.




Los bancos de nubes no dejan de pasar por los valles altos... Estamos en territorio natural, donde la situación geográfica y el clima han influido en la evolución natural de la jara pringosa (Cistus ladanifer).




Otro habitante típico de estos parajes, es el escribano montesino...




Las nubes, la niebla, dan otra dimensión al paisaje... A las rocas, a los árboles, al ambiente...




El paisaje natural que configura las laderas, está condicionado por la densidad y profundidad de los suelos que las ocupan. Donde los suelos son profundos y existen pequeños acuíferos, habitan encinas, arces menores y robles melojos o albares. Donde los suelos son escasos y no existe el acuífero, prosperan los enebros de la miera y las jaras.




Históricamente, el buitre leonado siempre ha sido un habitante típico de estas montañas...




Los frutos del enebro de la miera van madurando... Desde el mes de noviembre y durante todo el invierno, van a ser una parte considerable del alimento de mirlos, zorzales, zorros, garduñas, ginetas...




La silueta del fresno norteño (Fraxinus excelsior) sobresale y contrasta entre los enebros, las jaras y las escobas que habitan entre las grandes rocas.




Este mirlo común, busca insectos entre las hojas y las maderas muertas de un arroyo...




Las hojas ocres de rosal silvestre, contrastan con los rojos escaramujos. Un fruto con alto contenido en vitamina C...




En las zonas más orientadas al oeste, donde las horas de sol son menores, la vegetación arbórea es más variada, más densa y está más desarrollada. Por estas zonas pasan las nubes cargadas de humedad.




Otro habitante típico de los cantiles y de laderas rocosas es el colirrojo tizón. Un pájaro insectívoro que pasa con nosotros todo el año. En los inviernos muy fríos, si nos fijamos, le podemos ver por los grandes edificios y las calles de Madrid.




Gracias a la orografía de la sierra, el madroño todavía sobrevive en ciertos puntos, donde la influencia de la mano del hombre no ha sido tan brutal... Como ha ocurrido en el 99% del territorio de Madrid.




En ciertas zonas altas, donde el suelo es profundo y la humedad se mantiene en los meses cálidos, se localizan encinas centenarias de considerables portes.




A lo largo de la historia, ciertas zonas han ardido de forma natural o intencionada. En los últimos cuarenta años, con la desaparición del pastoreo, la vegetación se está recuperando... Como vemos en la fotografía.




La silueta del águila real no falta en los cielos de la sierra. En la imagen vemos a un joven de un año.




Los arces menores, o rabicanos, como se les conoce en la zona, van cambiando los colores de sus hojas...




En esta zona, donde la pendiente es muy pronunciada y agreste, la mano del hombre no ha sido tan dura como en otras. Aquí los árboles son variados y centenarios, y están acompañados por diferentes especies de arbustos.




Los días de lluvia y la humedad ambiental, dan vida a los abundantes musgos que cubren las rocas y los troncos de los árboles.




Mimetizado en el ambiente del monte, el corzo se mueve sin delatar su presencia...




Más abundantes que las encinas, los robles melojos están más distribuidos por el territorio. En la fotografía vemos a un importante ejemplar centenario, localizado en una zona alta de la sierra.




Ahora, vemos una panorámica de la mayor parte de la sierra... Cubierta de robles, enebros, fresnos, jaras y encinas. Al fondo se ve El Pico de La Miel.




Cerca de una fuente, donde el terreno está húmedo y el pasto ha vuelto a brotar, se acercan los zorzales charlos para capturar insectos y lombrices.




En tiempos, hace 200-400 años, el alcornoque fue común en la sierra... En la actualidad es un árbol que está en peligro de extinción, pues apenas quedan unos pocos ejemplares dispersos.




Gracias a la legislación y a la gestión forestal, en la Dehesa de Roblellano se localizan pequeñas manchas de robles melojos...




Los escasos rayos del sol que se cuelan entre las nubes y los robles, nos dejan ver a uno de los habitantes más típicos de esta dehesa... El pico picapinos. Con él nos vamos, pensando en volver en otra estación...






martes, 1 de noviembre de 2016

OTOÑO EN LOS PINARES SILVESTRES DEL ALTO LOZOYA.





Por estas fechas del año, los pinares de pinos silvestres que cubren las altas laderas de las montañas del Sistema Central, se llenan con las  luces y los colores cambiantes que aportan los variados árboles atlánticos que los habitan. Un periodo corto, pero intenso, lleno de sensaciones...