lunes, 22 de septiembre de 2014

LOS PAISAJES DEL TORO BRAVO.


Madrid y Toledo son tierra de origen de la Casta Toros del Jarama. Una especie de toro bravo, generalmente de pelo colorado encendido, de gran alzada e imponente cornamenta, que se extinguió durante la guerra civil del 36. En la actualidad, en las zonas históricas donde pastaban los Toros del Jarama, ahora pastan toros andaluces de Casta Vistahermosa... Los paisajes siguen siendo los mismos, pero el toro ha cambiado.




El Cerro de San Pedro y las dehesas bajas de Guadalix de la Sierra y Miraflores de la Sierra, son el hábitat de los toros bravos de Victoriano del Río Cortés.




En esta zona histórica de la vega del Río Jarama, en Ciempozuelos, conocida como Soto Gutíerrez, pastaron los toros legendarios del Jarama... Siglos después, con el mismo origen, los del Marqués de Gaviria, y durante más de un siglo, los de Hernández.




La cría del toro bravo en las dehesas altas de Guadalix de la Sierra, está teniendo resultados muy positivos... Se está recuperando el monte, de los antiguos y continuos incendios producidos por el desaparecido polígono de tiro cercano; y está protegiendo a ciertas especies escasas...




Los extensos prados de Las Navas, en Colmenar Viejo, nos muestran una estampa típica, nuestra... Que nunca debe de desaparecer.




En los montes bravíos, donde habitan los ciervos, los corzos y los jabalíes, la silueta del toro está presente...




La luz del crepúsculo también recorta su paisaje donde habita el toro...




Las lluvias y temporales del otoño pintan su paisaje de color...




Las aguas desbordadas del Río Jarama, ponen otro punto de contraste en la ribera...




La nieve cambia completamente la visión del paisaje durante días...




Los fríos días del invierno, se reflejan en los pastos quemados por las heladas, y en las abundantes gaviotas que invernan en las lagunas cercanas al Río Jarama... Un clima duro, que templa el carácter del toro, noble en el monte y bravo en la plaza.

lunes, 15 de septiembre de 2014

TRAS LOS PASOS DEL HOMBRE DE NEANDERTAL POR PINILLA DEL VALLE.




La zona baja del valle, está cubierta por las aguas del Río Lozoya, retenidas en el embalse de Pinilla del Valle. En sus orillas se extienden extensas fresnedas, de grandes ejemplares muy humanizados. Por la media y alta montaña, hasta los 1700 metros, crecen grandes manchas de robles melojos, con restos de los antiguos pinares silvestres. Por encima, hasta los 2209 del Nevero, lo ocupan piornales y prados alpinos.




Los buitres leonados sobrevuelan el cielo del valle. Crían en los grandes cortados de las altas montañas.




Desde tiempo inmemorial, las fresnedas del valle han sido utilizadas por sus pastos durante el verano, por los ganaderos de Colmenar Viejo, San Agustín del Guadalix... En la actualidad sólo mantienen el ganado del valle.




Un macho de pico picapinos recorre la rama podrida de un fresno, buscando insectos entre la madera.
Las fresnedas, pobladas por grandes ejemplares de fresno (Fraxinus angustifolia) están habitadas por numerosas especies, como cigüeñas blancas, milanos, ratoneros, águilas calzadas, pitos reales, carboneros y herrerillos comunes, ginetas, lirones caretos, lagartos verdinegro y ocelados...




A estas alturas del verano, los endrinos que no se helaron, ofrecen abundantes ciruelas silvestres o endrinas, que estarán maduras a primeros de noviembre.




En un remanso del río, posados sobre la rama de un sauce, observo a dos herrerillos comunes...




Las aguas cristalinas del Río Lozoya, las mismas que salen por los grifos de casa, corren entre fresnos, sauces y chopos, antes de entrar en el embalse.




En una zona sombría del río, observo a un banco numeroso de bogas. No paran de moverse y de ir de un lado para otro...




Desde la orilla del embalse, se ve una panorámica muy interesante del valle...




Un macho de ánade real, con la pluma recién mudada, recorre una zona del embalse donde abunda la vegetación palustre.




En ciertas zonas próximas al embalse, se localizan pequeñas cuevas, en las que habitan lagartos ocelados, alguna víbora, anfibios y multitud de insectos.




Entre el robledal y la fresneda, en una zona alta, donde se ocultan pequeñas cuevas llenas de sedimentos y fósiles, se localizan las excavaciones arqueológicas de Pinilla del Valle, en lugar conocido como el Calvero de la Higuera y Navalmaíllo.




Durante la última quincena de agosto y la primera de septiembre, acude a la zona un equipo numeroso, para excavar y recoger las muestras que van apareciendo...
Desde 1979, cuando aparecieron los primeros restos de unas hienas prehistóricas, se han encontrado numerosos restos de fauna primitiva y restos del hombre de neandertal, de hace unos setenta mil años...




Este equipo, disciplinado y meticuloso, esta dirigido por un equipo de dirección muy considerado, compuesto por Enrique Baquedano, arqueólogo, Director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid; Alfredo Pérez-González, geólogo, Bicedirector del CENIEH en Burgos, y Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo, Director del Centro de Investigación UCM-ISCIII sobre Evolución y Comportamiento Humano y Co-director del Proyecto de Investigación de Atapuerca.




¿Cómo era la situación ambiental de esta zona, hace cincuenta, cien mil años, cuando estaba habitada por el hombre de neandertal y su fauna? El tiempo lo dirá, cuando vaya más avanzada la excavación. Ahora, al hombre de ahora, le corresponde que todo esto que vemos, junto con su fauna, se mantenga y no desparezca.


jueves, 11 de septiembre de 2014

LA CAZA ILEGAL DE AVES INSECTÍVORAS.


Durante el final del verano y el comienzo del otoño, pasan o entran a invernar en La Península Ibérica, millones de aves insectívoras procedentes de Europa. En esta época del año son cazados ilegalmente, más de cinco millones de pájaros insectívoros, con métodos tradicionales como las ballestas o las escopetas de aire comprimido.
Estos pequeños pájaros son el insecticida natural de las masas forestales y de los prados alpinos. Ellos se encargan de controlar de forma natural las plagas de insectos.




El alcaudón común es uno de los pájaros que sufre esta caza. De no ser por ella, sería más abundante en los montes y las vegas.




Cuando el verano va a terminar, la zarzas de arroyos y ríos ofrecen abundantes moras maduras. Esta abundancia de frutos atrae a muchas especies de aves insectívoras, que complementan su alimentación durante el paso.




Las riberas arboladas de arroyos y ríos, son ahora las carreteras por las que pasan las aves insectívoras en su viaje migratorio hacia África, o entran a invernar en toda La Península Ibérica.




Cada pájaro tiene su territorio y su nicho ecológico en la emigración. Viajan todos por los mismos lugares, pero manteniendo el orden y las distancias, de esta forma no compiten por el alimento.
El colirrojo real está especializado en la captura de pequeños insectos en el suelo del bosque, y prefiere las zonas "cerradas".




Esta imagen, callada y oculta, se viene repitiendo en la Península Ibérica durante varios siglos, en los meses de septiembre y octubre. Una imagen patética, triste... de una hembra de colirrojo real, que se ve atraída por una ballesta cebada con una hormiga de ala. Una imagen con la que hay que acabar.




Los sotos y riberas bien conservados, poblados por grandes álamos negros y blancos, son el hábitat ideal de muchas especies durante su emigración... En la fotografía vemos una zona de la ribera del Río Jarama, cubierta de chopos negros.




En las pequeñas ramas secas que sobresalen de los árboles, encuentran el posadero ideal los papamoscas. Desde aquí observan el vuelo de los pequeños insectos, principalmente moscas, desde donde se lanzan para cazarlas.
El papamoscas gris tiene una forma muy particular de capturar los insectos voladores; se posa en una rama, y cuando ve un insecto volador por el aire, se lanza en su captura y vuelve a la misma rama.




A finales de septiembre el otoño se empieza a notar en la ribera del río... Los verdes oscuros intensos, se empiezan a tornar en verdes claros, amarillos y ocres.




Sobre la rama caída de un chopo, se posa un papamoscas cerrojillo, vestido con el plumaje de invierno.




las lindes de los arroyos y los ríos, son el coto de caza ilegal de miles de personajes dañinos, que van a matar a millones de pequeños pájaros insectívoros nacidos en toda Europa. Pájaros alegres, cantores, de elegantes colores, que limpian los bosques de insectos perjudiciales y mantienen controladas las plagas. En la fotografía vemos a un papamoscas cerrojillo, entrando a una ballesta cebada con hormiga de ala...




Atraída por el insecto, inmediatamente va a capturarle...




Pero falla la trampa. Afortunadamente en esta ocasión y en muchas, la ballesta no captura. El pequeño pájaro ha cogido la hormiga y ha salvado la vida. Tiene otra oportunidad...




Para este papamoscas cerrojillo no habrá una segunda oportunidad. Aquí ha terminado su viaje migratorio para siempre.




Esta imagen, si no la frenamos a tiempo, se va a repetir varios millones veces otro año más. Otra imagen patética, de otro tiempo, en el que los pájaros eran muchísimo más abundantes, y el mundo rural necesitaba todos los recursos para vivir. Ahora, esto se hace por placer.




Los chopos y sauces de la ribera van cogiendo los colores del otoño. El suelo se ha vuelto a cubrir de verde por las continuas lluvias. A lo largo del mes de octubre, terminan de pasar o instalarse en la península todos los pájaros insectívoros.




En los montes y riberas arboladas, se encuentran invernando mirlos, zorzales, petirrojos, ruiseñores bastardos, alcaudones reales, totovías... Un enorme número de aves insectívoras, la mayoría procedentes del centro y norte de Europa, que va a ser diezmado por las ballestas cebadas con hormiga de ala. En la fotografía vemos a un elegante petirrojo, posiblemente venido de las Islas Británicas.




Entrado noviembre, los frutos del majuelo ya están maduros. Cuelgan de los espinos como pequeñas manazas. Sus frutos van a ser un complemento alimenticio muy importante, para todos los animales que habitan los montes y las riberas.

NOTA: Las fotografías en las que aparecen trampas y aves muertas, forman parte de una campaña que se realizó en los años ochenta, contra la caza ilegal de aves insectívoras.


lunes, 8 de septiembre de 2014

EL VIEJO CASTAÑO.


La historia del Viejo Castaño, es la vida de un castaño que nació hace unos setecientos años, en una zona del sur-oeste de la montaña de Madrid. Fue guiado desde su juventud, para la producción comercial de castañas para el consumo humano. En el siglo pasado se salvó de las talas, para hacer traviesas para el ferrocarril. Con mucha suerte se salvó del fuego, porque la castaña dejó de ser el gran negocio comercial y la especulación del suelo venía pegando muy duro.




En las estribaciones de las montañas de Gredos, se localizan pequeñas y grandes manchas de castaños naturales, acompañados por robles melojos, pinos resineros, fresnos...




Un individuo de la pareja de águilas calzadas que ha criado este año en la zona, se eleva sobre el monte y me observa...




El verde intenso y vivo de los castaños, contrasta con el reseco suelo. Aquí se dan unas precipitaciones medias anuales de unos 800 mm, que hacen posible que en estas laderas habite de forma natural el castaño.




En esta época del año, pasan por los valles millones de aves de diferentes especies... En el claroscuro del monte observo a un joven colirrojo real, nacido la primavera pasada.




Ciertas zonas se están regenerando muy bien, pues en ellas ya no se cogen las castañas desde hace años. Podemos ver castaños de diferentes edades, junto con pinos resineros, robles melojos, majuelos, endrinos...




A lo largo de la mañana he visto varios ejemplares enormes, de varios siglos de edad, que han muerto por ciertos motivos... Generalmente por los rayos. En la fotografía vemos a un ejemplar centenario, de 4,80 metros de perímetro en la base de su tronco.




Las oropéndolas son comunes en estos bosques caducifolios. En la fotografía vemos a un joven del año.




Este año los castaños están bien cargados de frutos. Si el final del verano y el comienzo del otoño son lluviosos, las castañas serán hermosas.




La zona que vemos, hace 20-30 años, no tenía ejemplares jóvenes. El suelo estaba limpio y las tapias en pie. Los castaños estaban podados y guiados, para producir una mayor cosecha de frutos.




Posado sobre una enorme roca de granito cubierta de musgos, observo a un joven  pito real macho, nacido la primavera pasada. Los pájaros carpinteros consumen y controlan a los grandes insectos xilófagos, que perjudican y destruyen los grandes castaños.




En esta zona poco transitada, donde el castañar recuerda a un bosque natural, abundan los grandes castaños, de troncos respetables y considerables alturas...




Las variadas especies de zarzas que se dan en la zona, ofrecen ahora sus deliciosas moras...




La mañana está siendo templada, pero cuando se abren las nubes, el sol calienta... En un manantial mantenido por los ganaderos, veo a los pájaros de la zona como entran a beber... Escondido entre unas peñas y matas, observo a un trepador azul como se acerca hasta el agua...




En una zona más abierta, donde predominan los ejemplares jóvenes, me llama la atención el tronco de un enorme castaño. Al acercarme, observo sus grandes "brazos" caídos en el suelo, y veo que su enorme tronco, de 9,80 metros de perímetro, ha sufrido el fuego. El fuego que sólo beneficia al que lo provoca... Me quedo observando durante un buen rato, y se me pasan por la cabeza muchos adjetivos para definirle... Maravilloso ser vivo; productor industrial de castañas, que alimentaron a generaciones de seres humanos; productor industrial de oxígeno, que eliminó millones de litros de aire contaminado; defensor del suelo; purificador del agua... Un árbol, con más de siete siglos de historia que sigue generando vida...