El agua dulce pura es un bien inestimable para la vida. Es el recurso vital de primera importancia para que exista la civilización y los núcleos urbanos. Sin ella, las ciudades no pueden ser prosperas ni perdurar en el tiempo. Es indispensable para todos los organismos vivos y los ecosistemas por los que pasa. Es prosperidad para la agricultura y la industria...
Hoy vamos a hacer un viaje virtual por tres ríos del Sistema Central, para ver como se produce el agua que sale por el grifo de una vivienda de la ciudad de Madrid, o de su área metropolitana. Un viaje que realizan la mayoría de los ríos ibéricos, que hacen posible que podamos seguir viviendo donde lo hacemos.
Todo empieza aquí, en las nubes. Nubes que vienen cargadas desde el atlántico, y precipitan en las altas montañas del Sistema Central, en forma de agua o de nieve.
La nieve acumulada en invierno, se va deshaciendo durante la primavera. Entre los meses de abril y julio, toda esta reserva que se ha mantenido en las altas cumbres de las montañas, va a ir bajando por los arroyos hasta el río que pasa por el valle.
En los manantiales, turberas, lagunas y las cabeceras de los arroyos, viven varias especies de anfibios, que sólo pueden hacerlo donde las aguas son muy puras y la humedad es constante. En la cabecera de un arroyo vemos a un ejemplar de rana patilarga, una especie única que sólo vive en ciertos sistemas montañosos de La Península Ibérica.
Entre los piornos y los brezos, dan sus primeros pasos las aguas... Empiezan a coger aromas y sabores.
En estos tramos de aguas frías, batidas por las corrientes y los grandes desniveles, no falta en todo el año el mirlo acuático. Este pájaro sólo vive donde las aguas son puras, y abundan los insectos acuáticos.
En las orillas son comunes los helechos de variadas especies, que ponen otro aroma y color al agua que pasa a su lado.
La primavera va cubriendo de hojas a los abedules, los robles albares y los avellanos que acompañan al arroyo. Dan una visión y ponen un aroma nuevo al ambiente del arroyo.
En la horquilla de un espino albar, una pareja de mitos ha construido su curioso nido, donde está sacando adelante a sus ocho o catorce pollos.
Las aguas altas del río, pasan ahora entre grandes abedules...
En los pequeños claros crecen cardos, que ofrecen sus vistosas flores a una variada banda de insectos, muy beneficiosos para la vida del ecosistema de la zona. Una mariposa pandora (Argynnis pandora) de elegantes formas y colores, se acerca para alimentarse y polinizar sus flores.
La luz suave de la mañana, se cuela por el río entre los pinos silvestres. El aroma que lleva hora el río, se respira en el ambiente...
Por las orillas, las chorreras y las piedras que sobresalen del río, buscan insectos acuáticos las lavanderas cascadeñas...
La sombra de las hayas da otro aire a las aguas del río. Otro ambiente, otro sabor.
Donde la corriente no es fuerte y da el sol, se mueven grupos de zapateros de río (Gerris lacustris). Este insecto, mantiene limpias las aguas de otros insectos que han muerto, o que podrían ser muy abundantes, como los mosquitos.
La calidad del agua de un río, se refleja en la variedad y cantidad de peces que nadan en sus aguas.
La lluvia del amanecer se filtra por las hojas nuevas de los robles melojos...
La primavera, templada y lluviosa, saca las hojas a los robles, fresnos y sauces que acompañan al río.
Un cigüeña blanca, con carnet de identidad en su pata, cuida de los pollos en el nido, localizado sobre un fresno.
La luz cálida de la tarde barre la ribera alta del río... Nos muestra un espectáculo único, que sólo se produce una vez en el año, en los ríos donde la calidad de las aguas es muy alta. La salida del agua de las efímeras...
En una orilla tranquila, el andarríos grande busca insectos en el lodo...
Las aguas corren ahora más tranquilas por la ribera alta, entre grandes álamos blancos, negros, sauces y un sotobosque variado. De sus aguas salen cientos de flores de ranúnculos acuáticos.
Posada en la rama alta de un sauce, una garza real toma el sol. Cuando caiga la tarde, volverá a recorrer las orillas en busca de pequeños mamíferos, insectos, crustáceos, anfibios, reptiles o peces.
Ahora el río pasa por un monte de enebros, encinas, alcornoques, quejigos, romeros, jaras... Impregnándose de aromas mediterráneos.
En la orilla, posado sobre unas matas secas, un martín pescador observa el paso de los pequeños peces... De vez en cuando se sumerge y saca un pequeño alevín en el pico.
Ahora, uno de nuestros ríos pasa por un bosque de galería de alisos. Sus aguas alimentan a las desnudas raíces de sus árboles.
En las hojas y en los juncos, los numerosos caballitos del diablo se posan para tomar el sol.
Un pico picapinos se acerca hasta la entrada del nido, con el pico lleno de insectos, donde le está esperando uno de los pollos...
Al final del tramo medio del río, se levanta la enorme presa de hormigón armado, de 134 metros de altura y 484 metros de muro en la zona más alta. Desde aquí se coge el agua que va a utilizar la ciudad de Madrid y su área metropolitana, para vivir y seguir avanzando.
Una pareja de ánades reales nada en una de las orillas del embalse...
Por el acueducto que cruza el valle, van las aguas puras del río. Cargadas de todos los aromas, sabores y vivencias que han acumulado.
En la parte más baja de un acueducto, en el techo de uno de sus ojos, una pareja de golondrinas dáuricas tiene su curioso y elaborado nido.
Toda esa inmensa naturaleza que hemos visto, llena de aromas, colores, sensaciones... de Vida, sale cada día por el grifo de tu casa. Acuérdate de lo que has vivido en este artículo cuando le abras...