La realidad del cambio climático que están vendiendo en España los políticos que nos gobiernan, es un fraude criminal encubierto, que se ha ido incrementando cada diez años. Desde la década de los 80, hasta llegar a esta situación que estamos soportando.
Vamos a ver como incide este cambio climático artificial en la agricultura, creado con geoingeniería climática.
Hoy, las áreas de
nidificación del buitre negro, donde todavía resiste, se localizan
en las sierras bajas y en las montañas. Ni un sólo espacio forestal
mediterráneo sobre arenas de llanura, cuenta hoy con una pareja
nidificante. En 1880, hace poco más de un siglo, numerosas parejas
criaban en la Casa de Campo y en los montes de El Pardo y Viñuelas,
en las mismas puertas de la ciudad de Madrid. El célebre naturalista
alemán, Alfredo Brehm, gran conocedor de los espacios naturales de
España en la época, cita en una crónica de un viaje ornitológico
que hace con el príncipe de Austria y Hungría, en 1879, “que la
mayor concentración de buitres negros de la Península, se halla sin
duda alguna en las proximidades de Madrid”
En aquella época, el
alimoche era común cerca de los grandes núcleos urbanos. En toda la
provincia de Madrid apenas queda una pareja reproductora hoy. A esto,
no se si se le puede llamar gestión, destrucción, exterminio sin
fundamento o desidia.
La mariposa que vemos,
fue muy abundante en todos los montes mediterráneos que cubrían el
centro de España, hace tan sólo doscientos años. En una época en
la que la mayoría de los montes pertenecían a los municipios o al
estado, donde su gestión se hacía según el rendimiento que daban,
sin sobreexplotarlos. En esa época, el madroño estaba presente en
todos los montes en pie, catalogados por el estado. Hoy, los últimos
madroños naturales que quedan en el centro de España, se localizan
en las sierras del sur oeste de Madrid, Toledo y Ávila, y en ciertos
puntos aislados del Sistema Central. La mariposa del madroño, como
tantas especies que están unidas a otras por evolución, tiene su
vida ligada a este árbol.
El verano activa a todos
los reptiles del monte mediterráneo. Durante las horas centrales del
día, cuando los insectos están más activos, los pequeños
mamíferos están en sus refugios bajo tierra y las aves en sus
diferentes nidos, las culebras y los lagartos salen de caza por sus
territorios. En esta época, las águilas culebreras están criando a
su único pollo, que ya tiene un mes de vida. Un pollo que necesita
todos los días, una media de tres culebras o lagartos ocelados, para
terminar de completar su crecimiento en el nido, en el próximo mes y
medio. En la imagen vemos a uno de los padres con un lagarto ocelado
en el buche, cerca del nido.
Los ciervos ibéricos,
tienen su distribución histórica natural en las formaciones
mediterráneas, donde sobrevivieron los últimos ejemplares en el
siglo XX. A mediados de este siglo, se empezó a repoblar los montes
de todo el territorio nacional, con ejemplares de Sierra Morena y Los
Montes de Toledo principalmente. Montes históricos como El Alamín
en Toledo o El Pardo en Madrid, siempre los han criado.
La Península Ibérica
tiene la particularidad, debido a la variedad de climas y montes que
cubren su geografía, que podemos encontrar en mayor o menor densidad
a ciertas especies de la fauna. El cárabo común, más
representativo de los montes atlánticos de hoja caduca, no falta en
todos los montes mediterráneos, donde abundan los grandes árboles
centenarios con grandes agujeros. Donde pasa el día hasta la llegada
de la noche y cría una nueva generación. En las manchas donde las
precipitaciones son más generosas y abundan los pequeños roedores,
sus densidades son más altas.
En el mundo natural
forestal, los montes están formados por varias especies de árboles
y arbustos. Sólo en aquellas zonas geográficas del monte, donde se
dan unas condiciones naturales de suelos y el sol incide más, o
menos, ciertas especies forestales llegan a ser más representativas
que otras.
La gestión forestal
humana, ha sido determinante en los últimos dos mil años, en la
configuración de los montes ibéricos. Todos los montes históricos
que hoy conocemos, porque han sido importantes para la economía,
tienen generalmente una o dos especies forestales representativas,
como consecuencia de su importancia en esa zona geográfica. En las
zonas donde fue más importante el encinar, por la abundancia se sus
frutos y su calidad, para dar de comer a la ganadería, se facilitó
la expansión de esta especie y se cortaron regularmente los demás
árboles para la producción de maderas y leñas. Lo mismo ocurrió
donde fue importante la calidad del piñón, el corcho, la madera y
la resina.
Las condiciones
ambientales y la abundancia de alimento, hacen posible que las
especies granívoras e insectívoras que habitan en los montes
mediterráneos, tenga una cría, dos, más, o se malogre entera o en
parte su nidada. El clima es un factor determinante, que condiciona
la vida de la flora y sus especies, de los insectos, de la fauna que
se alimenta de ellos. En condiciones ambientales naturales, una
pareja de tórtolas comunes suele sacar dos nidadas, desde el mes de
marzo que llegan a La Península Ibérica, hasta mediados de
septiembre que inician el regreso a África. El verano se convierte
en un reto muy importante, para la supervivencia de muchas especies.
En
la historia del planeta tierra, sólo hay dos seres vivos que tienen
más documentación de referencia. Uno es el ser humano, el otro es
el toro bravo ibérico.
De
las cinco especies de toros bravos que había en el siglo XX, hoy
sólo existen la casta navarra, vistahermosa y cabrera, aislada en la
ganadería de Miura. Las castas morucha castellana y los toros del
jarama (jijona y toros de la tierra) se extinguieron en el siglo XX.
La primavera llena de recursos los montes. Es una buena época para
nacer. Ahora no falta el alimento y el agua por ninguna parte. El
ambiente y las temperaturas son muy agradables. Los que nacen ahora,
tienen muchas posibilidades de criarse bien.
Los espacios naturales donde habita el toro bravo, se mantienen en
equilibrio. Aquí, prevalece el hábitat y la forma de vida que tiene
este animal. Un ser vivo que necesita un hábitat y un clima lo más
natural posible, que le proporcionan alimento y agua durante todo el
año.
En
la mayoría de los yacimientos arqueológicos que se están excavando
en la Península Ibérica, han aparecido cráneos y huesos de toros.
En las pinturas levantinas, tampoco falta la figura de este animal.
Un ser vivo, que desde la más temprana edad del hombre, hace más de
quinientos mil años, ha despertado admiración por su estampa, su
comportamiento y su temperamento.
Los días lluviosos de la primavera se dejan sentir en las laderas
altas de la sierra, pobladas por enebros, encinas y variados
arbustos. El monte está cubierto de una vegetación que revive y se
manifiesta con multitud de flores de infinitos colores. En estos
ambientes naturales viven los toros bravos, junto con otras especies.
En
las grandes rocas que sobresalen en las laderas de la sierra,
cubiertas por el monte mediterráneo, tienen su territorio de cría
algunas parejas de águila real. En estos lugares privilegiados por
su clima, la geografía y la abundancia de presas, donde todavía se
respeta a las águilas reales, casi todas las primaveras sacan dos
pollos.
El
panorama entomólogo que podemos encontrar en los montes
mediterráneos es muy amplio, variado y en ocasiones llega a ser muy
interesante, cuando encontramos a especies muy resultonas por sus
formas y muy desconocidas por su hábitos. La
nemoptera (Nemoptera bipennis) conocida en varias localidades como
el duende, es una especie que habita en los claros del monte. Su
población se localiza en zonas geográficas puntuales del territorio
peninsular.
La segunda parte del documental, nos lleva a los montes mediterráneos que pueblan las laderas y los valles de las sierras bajas y las montañas del Sistema Central. Aquí, la primavera llega más tarde y dura algo más. El clima es más inestable, llueve y nieva más.
En estos ambientes, la encina es menos abundante y está más acompañada por otros árboles y arbustos. Los quejigos, alcornoques, enebros, sabinas, pinos piñoneros y fresnos, llegan a formar manchas casi puras.
Un mundo forestal variado, donde cada valle guarda otro mundo variado y diferente de diversidad y de vida.
La
vida del azor está llena de curiosidades en su comportamiento y de
cambios físicos a lo largo de su vida. Cuando llega la primavera,
renueva sus lazos de unión con su pareja, para sacar adelante una
nueva generación. En esta época, el macho es el encargado de llevar
las presas al nido, hasta que los pollos tienen un mes. Esta rapaz
está especializada en la captura de córvidos y de sus pollos en los
nidos.
En
las zonas de los montes donde todavía se mantienen los microclimas y
la calidad del suelo, prosperan variadas especies de orquídeas
mediterráneas, de vistosas formas y colores. Estas pequeñas
orquídeas, no tienen el tamaño ni la amplia variedad de las que
prosperan en los bosques tropicales. Pero, en cuanto a formas,
colores y situación geográfica, las hace únicas en el planeta. Por
otra parte, cumple un papel muy importante como bioindicadores, de la
calidad del espacio forestal donde habitan y de la evolución del
monte que hubo en otras épocas, donde hoy prosperan grandes árboles
y arbustos mediterráneos.
La
tórtola común, de vistoso y elegante plumaje, es un ave de hábitos
discretos en los montes donde habita y cría durante la primavera y
el verano. Sus pequeños nidos pasan muy desapercibidos. Nunca fue un
ave abundante en los montes donde cría, sólo fue notoria durante el
paso. En los años ochenta del pasado siglo, una empresa dedica al
deporte cinegético, puso de moda la venta de puestos de caza en
ciertas zonas de Marruecos, donde se concentran las tórtolas para
pasar. Esta gestión cinegética, si se la pude considerar así, es
la causante de la extinción de la tórtola en la mayor parte de la
Península Ibérica y de su situación actual.
Hace
doscientos años, el madroño estaba presente en todos los montes
mediterráneos del centro de España. Las desamortizaciones y la
venta de las dehesas y los montes públicos; la gestión forestal y
la manipulación del clima, han extinguido al madroño en todos los
montes de llanura, y le han puesto al borde de la extinción en las
últimas sierras donde habita.
Hoy,
los últimos madroños del centro de España, con grandes portes,
sobreviven en ciertas zonas de las sierras de Ávila, Madrid y
Toledo.
La
cornicabra, aun sin hojas, nos deja ver la silueta del corzo. En los
últimos 25 años, el corzo ha vuelto a poblar de forma natural,
todos los montes mediterráneos y las riberas arboladas del centro de
España, a pesar de la caza furtiva y del alto número de ejemplares
que mueren en las carreteras. Hace treinta años, si queríamos ver
un corzo los que vivimos en Madrid, teníamos que ir a ciertas
zonas de las sierras de Guadarrama y de Ayllón.
El monte mediterráneo
está estructurado por biotopos y nichos ecológicos. En cada zona
del monte viven diferentes especies, y cada especie se alimenta de
una forma determinada. El águila culebrera llega a la Península
Ibérica en primavera, cuando los reptiles van despertando de su
letargo invernal. Defiende un territorio en el monte, donde va a cría
y va a cazar a sus principales presas. Un águila que vasa su
alimentación en la captura de culebras y lagartos, que necesita las
altas temperaturas de la primavera y el verano para cazar a sus
presas, y sacar una nueva generación para perpetuar la especie.
Mañana día 21,
oficialmente entra la primavera en el calendario. Un buen día para
presentar el documental.
Los últimos montes
mediterráneos de llanura, sobre arenas, que hoy podemos contemplar
en el centro de España, son testigos de una época no muy lejana,
cuando La Península Ibérica estaba cubierta por montes variados.
Los montes han cumplido
un papel económico y cultural, muy importante para el desarrollo de
la civilización de los pueblos y ciudades a lo largo de la historia.
Gracias a esos beneficios tan importantes, algunos han conseguido
perdurar hasta nuestros días, en diferentes grados de conservación.
Hoy, en un país casi deforestado como es el nuestro, los últimos
espacios forestales cumplen una serie de funciones medioambientales y
saludables muy importantes. Son los últimos bancos de vida, de
cultura ambiental, de salud y bien estar social que nos quedan; que
liberan de contaminación ambiental y mental a los núcleos urbanos y
a sus ciudadanos.
La primavera, despierta
el monte mediterráneo de llanura en todas su dimensiones. Todo lo
llena de luces en forma de colores, de variedad y de recursos. La
vida crea nuevas vidas para perpetuarse.
El despertar de la flora
en el monte mediterráneo a lo largo de la primavera, desarrolla y
aporta innumerables recursos a la fauna. Ahora los pastos son más
nutritivos, más abundantes y variados. A lo largo de la estación se
produce la paridera de los gamos, los ciervos y los corzos. Las
madres tienen innumerables recursos para alimentarse bien y para
producir leche de calidad para sus crías.La hembra de gamo ya ha
elegido una zona tranquila y segura en el monte, donde va a traer al
mundo un pequeño recental.
Con la humedad que se
respira en el ambiente, como consecuencia de las continuas
precipitaciones que se producen a lo largo de la primavera, y la
subida progresiva de las temperaturas, la vegetación que cubre los
montes mediterráneos despierta, florece. En este mundo de grandes
árboles, arbustos y pastos, habita una comunidad de insectos muy
grande y muy importante. Son el segundo eslabón de la cadena de la
vida en el ecosistema. Estos seres vivos polinizan la vegetación,
alimentan a la mayoría de la fauna y son bioindicadores de la
alteración del clima.
La primavera llega al
monte mediterráneo con todas las aves que se fueron al final del
verano. Aves de diferentes especies, rapaces diurnas como el águila
culebrera y calzada; nocturnas como el autillo y el chotacabras
pardo; granívoras como la codorniz y la tórtola común;
insectívoros como la golondrina dáurica y el alcaudón común;
cucos como el críalo; omnívoros como la cigüeña negra y la
blanca; o de tan llamativos colores y hábitos, como la carraca, la
abubilla y los elegantes abejarucos. Un mundo variado y lleno de
vida, que ya está llegando a los montes mediterráneos ibéricos.
El jabalí es uno de los
grandes depredadores de nuestros montes. Sólo tiene enemigos
naturales cuando es pequeño. En los últimos treinta años, como
consecuencia del abandono de la ganadería y de la agricultura, ha
vuelto a poblar la mayoría de los montes y las manchas, donde
despareció hace siglos. Es una especie que sabe sacar rendimiento de
todo, donde no se le molesta ni mata.
En las puertas de la
ciudad de Madrid, se localiza una mancha de monte mediterráneo sobre
arenas, con una extensión de unas 24.000 hectáreas. En estos montes
todavía podemos escuchar, la misma música que se oía hace más de
quinientos años. La ultima “selva” mediterránea de llanura,
que queda en toda la cuenca del Mediterráneo. Un oasis
medioambiental, que hace saludable la vida de la ciudad.
Mediado el mes de
febrero, ya se ven los primeros gazapos del año en las bocas de los
vivares. Algunas herbáceas florecen en los claros del monte. Los
días se van alargando y las precipitaciones en forma de lluvia se
van haciendo más regulares. Dia tras día, el invierno se va
fundiendo con el comienzo de la primavera en el monte mediterráneo.
Las pequeñas
manchas de hayas que cubren los últimos enclaves del Sistema
Central, se muestran ahora sin hojas, con otro aspecto. Descansan
bajo las inclemencias meteorológicas que impone el invierno. Una
época del año que tiene sus luces, su clima, sus formas y su
sentido de vivir...
El Invierno,
es la cuarta parte del documental, Los Bosques Atlánticos del
Sistema Central. En el vas a ver como son los últimos montes
caducifolios que todavía cubren algunas laderas y valles de las
montañas del centro de España. Vas a ver enormes árboles con sus
portes naturales, donde la mano del hombre apenas se ha dejado
sentir; árboles centenarios y milenarios únicos en el mundo;
paisajes únicos y una fauna notable donde sobresalen especies únicas
en el mundo. Una nueva forma de ver el monte a través de la pantalla
de tu ordenador o televisor. Sólo tienes que pinchar en el enlace
http://vimeo.com/ondemand/basistemacentralin Te va a gustar.
La variada
fauna que habita los montes atlánticos durante el invierno, va a
utilizar todos sus recursos y su conocimiento de su territorio, para
encontrar los variados alimentos, escasos, que proporciona cada zona
del monte, cada rincón. Desde el interior de los árboles, rocas,
cortezas, bajo tierra o nieve, entre el pasto o las hojas. Cada día
que se le gana al invierno, es un día que cuenta para la primavera
que está por llegar.
Los montes
de robles y hayas, acompañados por otras especies forestales,
adquieren ahora, otra dimensión, otro aspecto, que va a ir cambiando
a lo largo de la estación. Según llueva, nieve o cambie la luz con
el paso de los días. A partir de ahora, ningún día del invierno va
a ser igual que el anterior.
Ahora, los
bosques atlánticos que cubren las laderas de las montañas, duermen
bajo el sueño del invierno. Aves como la garza real, la choca
perdiz, el pinzón real y el zorzal alirrojo o real, entre otros,
pasan el invierno en estos bosques sin hojas, acompañados por otros
habitantes que habitan en ellos durante todo el año, como el
trepador azul, el cárabo, el azor, la garduña, el zorro, el corzo...
Por estas fechas ya están formadas las parejas o los grupos de hebras y macho de corzos. Van a permanecer unidos hasta el mes de abril o mayo, cuando las hembras comiencen a parir una o dos crías. Ahora, los machos están terminando de echar las cuernas, que estarán listas para finales de marzo, justo cuando los ciervos y los gamos las están tirando.
En esta época presentamos la segunda parte del documental, Los Bosques Naturales de Madrid. Un recorrido virtual extenso y ameno, que nos muestra todos los ecosistemas forestales del centro de España, a lo largo del invierno y de la primavera.
El invierno llega a los montes de España, cuando los hielos pintan de escarcha los campos y las nieves cubren las altas montañas; cuando los árboles caducifolios pierden sus hojas. No cuando lo dice el calendario. San Andrés marca el periodo.
Durante la estación, millones de aves van a habitar o pasar por los diferentes bosques que cubren el territorio de Madrid. En todos los biotopos, podemos encontrar diferentes especies de aves, que han venido desde otras latitudes para pasar el invierno con nosotros. Hasta que llegue la primavera, vamos a tener la oportunidad de ver a ciertas especies con más regularidad, debido a su abundancia.
En esta época presentamos la segunda parte del documental, Los Bosques Naturales de Madrid. Un recorrido virtual extenso y ameno, que nos muestra todos los ecosistemas forestales del centro de España en esta época del año.
En invierno, en estas fechas, algunas especies de la fauna ibérica comienzan el ciclo reproductor. Los búhos reales tienen las paradas nupciales durante el mes de diciembre. En enero, las águilas perdiceras y reales comienzan a delimitar sus zonas de cría y a llevar ramas al nido que han elegido para criar. Los búhos reales, ya están incubando los huevos en los primeros días del año. A finales del mes de enero, las zorras tienen cachorros. Los pequeños mitos y las ranas patilargas que habitan en las altas montañas, comienzan la reproducción en los primeros días de febrero. En este mes, hacen la puesta los búhos chicos, los cárabos y los buitres leonados. Entre finales de febrero y los últimos días de marzo, la mayoría de las especies ibéricas se encuentra en una fase, que va a hacer posible la perpetuación de su especie.
En esta época presentamos la segunda parte del documental, Los Bosques Naturales de Madrid. Un recorrido virtual extenso y ameno, que nos muestra todos los ecosistemas forestales del centro de España en esta época del año.