google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte

lunes, 11 de agosto de 2014

UN DÍA DE VERANO EN UN MANANTIAL.

Durante el verano, la mayoría de los arroyos y fuentes que se localizan en los montes mediterráneos de Madrid se secan. Ciertos puntos donde se mantiene el agua, se convierten en el oasis que necesita la fauna para vivir en la zona.




Localizada la fuente o manantial, colocamos un puesto camuflado cerca de una encina, para que las especies que entran a beber se acostumbren a su presencia.




Pasados tres días, con las primeras luces entro en el puesto. Los primeros en acudir al manantial, son los pájaros que viven cerca de él. Una curruca zarcera se posa en la rama seca de un sauce. La va registrando hasta que llega al agua...




Entre el alboroto de los demás pájaros, entra muy rápida y se posa en la orilla una hembra de picogordo. Bebe, se da un ligero baño y se va...




En esta zona abundan los conejos. Algunos se acercan para comer las verdes hierbas que crecen en sus orillas. Otros beben y se quedan en la orilla a la sombra, al fresco.




Entrado el día, el calor se deja notar en el monte. Una curruca mirlona, después de beber, se da un baño para refrescarse y arreglar sus plumas...




De pronto salen todos los pájaros huyendo del manantial y desaparecen. Un joven azor, nacido la primavera pasada, entra y se posa en una rama caída. Muy tranquilo, descansa y observa el panorama durante un buen rato... Después bebe y se da un buen baño, del que sale con las plumas empapadas. Se posa en la orilla, al sol, y durante cerca de media hora se dedica a arreglarse su valioso plumaje.




Cuando se va el azor, la tranquilidad vuelve al manantial. Con ella vuelven las variadas especies de pájaros... Un alegre y bonito herrerillo común, va registrando las ramas caídas, en busca de pequeños insectos...




La sol del medio día lo alumbra todo con su potente foco. Un alcaudón común recorre el interior de una zarza, buscando insectos...




De once de la mañana a siete de la tarde, el calor se hace insoportable en el monte. Un estornino pinto se posa dentro del agua y hace lo propio...




Durante la hora de la siesta entran ciertos pájaros comunes en el monte, pero que por su conducta apenas se dejan observar. En la fotografía vemos al discreto escribano soteño macho.




Muchas palomas torcaces están criando su penúltima o última nidada del año. Necesitan agua en abundancia para alimentar a sus pollos. En la fotografía vemos a una paloma torcaz succionando el agua para dar de beber a sus pichones, o producir una especie de leche con los cereales que lleva en su buche, con la que alimentará a sus pollos.




Pasadas las cinco de la tarde, el trasiego de pájaros es menos notorio y abundante, pero no deja de ser regular. Llega un bando de mitos, compuesto por los padres y los jóvenes del año... Se posan por todas partes... Un joven recorre la rama hasta su parte más baja, donde haciendo equilibrio consigue beber.




Más tarde, llega la hembra del pico picapinos y se posa en el tronco de una encina. Después de un buen rato, observando todo lo que ocurre, se decide a bajar hasta el agua por las ramas caídas de un sauce, donde bebe y descansa durante un rato...




A la caída de la tarde, mientras observo lo que ocurre en la zona, oigo pequeñas pisadas al otro lado del manantial. Por una de las "ventanas" de puesto veo a una corza observando el panorama... Desmonto la cámara del trípode, y a pulso la hago esta fotografía a través de la vegetación.

Con las últimas luces del día, después de estar dentro de un metro cuadrado durante catorce horas, salgo del puesto. Ahora, parece que se mueve un poco el aire y el agobiante sol y calor ya no molestan. Durante las próximas horas, va a pasar por el manantial toda la fauna que no lo ha hecho durante el día...


lunes, 4 de agosto de 2014

PENÚLTIMO DÍA DE JULIO, POR UN BOSQUE ATLÁNTICO DE LA MONTAÑA.




Después de conducir durante una hora llego al valle. Está amaneciendo... El ambiente es fresco y el murmullo de los pájaros del bosque se empieza a notar. Es un bosque atlántico mixto, poblado principalmente por robles albares, abedules, avellanos y acebos, en el que no faltan los mostajos, serbales, álamos temblones, tejos...




Al acercarme a un arroyo para cruzarle, observo a un pinzón común macho, posado en una piedra...




El sol comienza a acariciar las copas de los árboles. En una zona donde abundan los grandes avellanos, encuentro un buen ejemplar de acebo. Me hago una fotografía junto a él y sigo...




Los rayos del sol iluminan la zona alta del roble albar, de unos veinte metros de altura. Crean un claroscuro muy interesante.




Entre las ramas y las hojas de robles y mostajos, me observa un duende del bosque... Una ardilla roja recorre las zonas altas de los árboles, buscando alimento.




En muchos avellanos cuelgan sus frutos característicos, las avellanas. A finales de septiembre ya estarán maduras y se podrán comer.




Sobre las diez de la mañana paso por una zona donde abundan los acebos. El claroscuro que producen los rayos del sol al entrar en estas zonas  es muy agradable.




Medio oculto por las sombras, descubro la silueta elegante de otro duende, el petirrojo, que al verse descubierto desaparece entre las sombras y los troncos de los acebos.




El sol ya alumbra casi toda la ladera de la montaña. Por donde puede, se cuela con sus rayos atravesando las hojas de árboles y arbustos, creando vistosas vidrieras naturales... En la fotografía vemos la hoja de un avellano.




Dentro del monte la vista adquiere otra dimensión. El sol limpio del verano alumbra el exterior... Los grandes árboles y arbustos sólo dejan pasar la luz necesaria, para que el microclima interior del monte se mantenga.




Cerca de un arroyo observo a un macho de pico picapinos... Va recorriendo la rama de un sauce de montaña, buscando insectos entre su corteza.




Ahora, a media mañana, me detengo entre dos grandes árboles. El de mi derecha es un abedul, y el de mi izquierda es un enorme mostajo, de unos 18 metros de altura.




Cerca de un manantial, encuentro dos buenos manzanos silvestres cargados con pequeñas manzanas. Allá por el mes de octubre estarán "maduras"...




En el suelo del monte, rodeado por robles y avellanos, observo los restos de un enorme abedul... Ahora sus restos forman parte de un enorme hormiguero. En su madera y corteza crecen varias especies de setas a lo largo del año... Y un número variado de insectos y demás seres vivos viven con él.




El pequeño herrerillo común se acerca por las inmediaciones del abedul, a ver si hay algún insecto despistado con el que alimentarse...




Sobre las cinco de la tarde, paso por una zona cubierta por robles albares, acebos y avellanos... El sol ahora alumbra de otra forma en el bosque.




Llego a una zona donde rompe un acuífero colgante y hay pequeñas turberas. Aquí abundan los sauces, serbales, acebos y los grandes abedules, como el de la fotografía.




Después de observar durante un buen rato, descubro sobre la rama seca de un serbal de cazadores a una joven oropéndola. Me deja hacerla unas fotografías y después salta de la rama, perdiéndose entre las ramas altas de los árboles...




Bajo por uno de los arroyos a una zona donde el ambiente es más fresco y umbrío. Aquí muchos de los grandes árboles están cubiertos por las hiedras.




En el tronco de un buen roble albar, descubro al único ciervo volante del día. Cuando el sol se ponga, todos los ciervos volantes saldrán por el bosque para perpetuar la especie...




Ahora, la luz de la tarde ilumina ciertas zonas del bosque, donde se puede fotografiar bien esos rincones forestales y árboles. El sol, a parte de iluminar, marca las horas del día para hacer con su luz natural, las fotografías correctamente expuestas. Los árboles no se pueden mover, pero la luz natural si.




En la orilla de una turbera observo a un buen corro de centaureas. Unas se están iniciando, otras están en plenitud y otras van para abajo...




Después de beber agua en el arroyo, descanso un rato... A la media hora, más o menos, como surgido de la nada aparece otro duende del monte. Un pequeño corzo se acerca a la orilla del arroyo a beber. Al oír el sonido de la cámara fotográfica, levanta la cabeza y se da cuenta de mi presencia...




Dentro del monte el sol y el calor no molestan. El microclima que proporcionan los árboles y arbustos es sombrío y fresco. El agua no falta, se ve por todas partes... Los ruidos molestos no existe y la tranquilidad es absoluta.




Cerca de un arroyo descubro un grupo de cerezos silvestres, algunos pasan de los diez metros de altura. En las ramas bajas de dos de ellos, todavía hay abundantes cerezas maduras, de dulce y agradable sabor.




Son ahora las ocho de la tarde... Continuamente y sin pausa, entran a los cerezos para consumir sus agradables frutos, mirlos comunes, zorzales charlos, currucas, petirrojos... En la fotografía vemos a un zorzal charlo.




Después de buscar un enorme y centenario acebo entre las sombras del bosque, no consigo encontrarle. Habrá que volver otro día. Los rayos del sol ahora sólo iluminan las copas de los árboles... En la fotografía vemos la silueta de un enorme roble común (Quercus robur), uno de los escaso ejemplares que quedan en Madrid.




Con la misma luz con la que entre esta mañana al monte, salgo de él. El sol ya se ha ocultado detrás de las montañas... Del día sólo quedan unos pequeños instantes mágicos... Esos momentos en los que la luz se va apagando con sus cantos, ruidos y olores, y nos vemos metidos sin darnos cuenta en la noche, con otros cantos, otros ruidos y otros olores...


lunes, 28 de julio de 2014

EL PARQUE DEL RETIRO.


El parque del Retiro se localiza en el centro de la ciudad de Madrid. Con una extensión de 125 hectáreas, reúne unas condiciones medioambientales muy importantes, debido a la cantidad y diversidad de árboles que le pueblan, donde habita una avifauna variada. Es uno de los pulmones verdes que depura el aire contaminado y refresca el ambiente del centro. Por otra parte, es una zona muy transitada por los ciudadanos y turistas que visitan la ciudad.
Vamos a ver como es El Retiro, durante las primeras horas de la mañana de un día de finales de julio...




El día comienza... Madrid se mueve... Una mujer pasa junto a la puerta principal, localizada en la calle de Alcalá.




Entrando al parque, una urraca pasa entre las ramas de un cedro...




Las aguas del Estanque Grande reflejan las primeras luces del día... Es uno de los puntos más visitados.




Por uno de los caminos del parque, próximo a la valla, varias personas hacen deporte...




En las ramas de un sauce canta un verderón común. Este pájaro se ha hecho muy común en los parques de Madrid.




La variedad de árboles y arbustos exóticos y autóctonos es muy amplia... En primer plano vemos a un castaño de indias.




A estas horas encontramos a los mirlos buscando lombrices y gusanos, en los suelos húmedos de las praderas...




Los rayos del sol se van metiendo entre los árboles y los caminos del parque...




En uno de sus caminos, un joven pito real captura hormigas...




A lo largo del parque, podemos observar zonas donde la densidad y variedad del arbolado varía y se alterna con las praderas de césped...




En los numerosos agujeros naturales de los árboles, crían varias especies de pájaros. El herrerillo común es uno de ellos.




Dentro del parque hay numerosas construcciones históricas... El Palacio de Cristal se construyó en 1887, para la Exposición de Las Islas Filipinas.




Un jilguero se acerca a la orilla de un pequeño lago. Observa el panorama y después se lanza a la orilla para beber.




Paseando por uno de sus caminos llego a una zona umbría, donde los grandes árboles caducifolios apenas dejan entrar la luz...




En una pequeña "fuente natural", un macho de picogordo bebe y se refresca...




Rodeado de rosales, observo el monumento dedicado a Benito Pérez Galdós. El escritor y cronista que mejor supo contar como vivía Madrid, de mediados del XIX a principios del XX.




El bronce y la piedra se hacen monumentos que perduran en el tiempo... Una paloma torcaz descansa unos instantes sobre la cabeza de la enorme tortuga.
La mañana todo lo ilumina... Ahora muchas personas transitan por el parque, buscando lo que no encuentran por las calles...