google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte

jueves, 2 de octubre de 2014

LA SIERRA DEL RINCÓN Y EL VALLE ALTO DE LA PUEBLA. VERANO.


El verano, llega tarde y se va pronto. Apenas castiga en estas montañas. Las manchas atlánticas regulan mucho el clima de la zona. Ahora todos los montes están contagiados por un verde intenso monótono.




En las inmediaciones del Puerto de La Puebla, se localizan extensas manchas de pinos silvestres, plantadas en la década de los sesenta del pasado siglo.




Junto al Río de La Puebla, sigue latiendo el enorme roble melojo, con cerca de nueve metros de perímetro en la base de su tronco.




En un linar del pueblo, un cerezo de buena talla nos ofrece sus deliciosos frutos.




La dehesa de Montejo, poblada principalmente por robles melojos, está potente al comienzo del verano.




Dentro de la iglesia de Montejo, construida hace unos  siglos en honor a San Pedro en Cátedra, podemos ver su maravillosos retablo.




La mañana de agosto llega fresca. El cielo está cubierto por un ligero manto de nubes. En la dehesa se escuchan los pequeños cencerros de las vacas...




En una reguera que pasa cerca del pueblo de Prádena, un bando pequeño de gorriones comunes, se alimenta con las semillas verdes de la grama.




Entre prados, dehesas y huertos, observamos el panorama donde se asienta el pueblo de Prádena del Rincón.




En estas montañas, tanto en la zona de Guadalajara como en la de Madrid, se localizan varias minas históricas, utilizadas ya en el neolítico por los primeros habitantes... Esta que vemos, se localiza en Horcajuelo de la Sierra. De ella se extrajeron varias toneladas de plata en el pasado.




La luz cálida y limpia de la mañana alumbra el pueblo de Horcajuelo, rodeado de montes de robles y antiguos huertos, donde todavía podemos ver grades nogales.




Un avión roquero descansa en el balcón de una casa. Cerca, en el alero de ésta, tiene el nido.




"La Dehesa de Colmenar, y el Arroyo de las Huelgas, y la Dehesa de La Hiruela, es todo un monte; y es bueno de oso y de jabalí en verano y en invierno, en tiempo de la bellota..." Dice el Libro de La Montería de Alfonso XI.




Por Santiago, se celebra en La Hiruela la rondalla. Al amanecer, se va cantando por todas las casas del pueblo, donde se ofrece a los acompañantes un variado almuerzo...

NOTA: Ver también el artículo del día 21 de octubre de 2013. TRÁILER. CUADERNO FOTOGRÁFICO DE LA SIERRA DEL RINCÓN Y EL VALLE ALTO DE LA PUEBLA.


lunes, 29 de septiembre de 2014

LA SIERRA DEL RINCÓN Y EL VALLE ALTO DE LA PUEBLA. PRIMAVERA.


La primavera llega tarde a esta zona de la montaña de Madrid. Va subiendo por los valles a lo largo del mes de mayo... A principios de junio, hasta los robles más altos de la cabecera del Jarama ya se han vestido de hojas. Es una de las épocas del año con más contrastes en sus montes. Ahora la vida se manifiestas por todas partes...




El Río de La Puebla corre con buen caudal, acompañado en sus orillas por alisos y chopos negros... Cerca, vemos el antiguo molino restaurado.




El cuco vuelve todos los años para anunciar la primavera. Posado en la rama de un viejo álamo negro, observa la ida y venida de los pájaros... De vez en cuando lanza al viento del bosque su peculiar canto.




En el robledal de melojo orientado al sur, hacen su aparición las elegantes flores de las peonías. En ciertas zonas son abundantes.




Una pareja de mitos ha construido su peculiar nido en la horquilla de un arce menor, hecho con líquenes y forrado por dentro con abundantes plumas. Ahora, un individuo de la pareja  se acerca al nido para dar de comer a los pollos.




Los robles de la dehesa de La Hiruela casi han terminado de echar las hojas... El suelo del bosque está cubierto por el pasto nuevo, abundantes helechos comunes y gamones en flor. Entre los jóvenes robles vemos a uno grande, con unos cinco metros de perímetro en la base de su tronco.




Un macho de pico picapinos recorre la rama de un sauce, buscando insectos y larvas para alimentarse.




Rodeado de bosques de robles, aparece el pueblo de Montejo de la Sierra. El municipio más habitado de la zona.



En Horcajuelo de la Sierra podemos visitar el museo etnográfico, localizado en una casa típica del pueblo.




Sobre las hojas elegantes y radiantes de un helecho (Blechnum spicant) se ha posado una ninfa de los arroyos.




En los árboles que acompañan a los ríos y arroyos, crían varias especies de pájaros cantores. En la fotografía vemos a un verderón macho, posado en la vara de una zarza.




Medio oculto por el robledal, vemos el colmenar de La Hiruela. El único de la zona con tapia de piedra.




En la horquilla alta de un roble melojo, la pareja de ratoneros comunes está sacando adelante a sus dos pollos, ya casi emplumados. Los alimentan principalmente con ratones y topillos, muy abundantes algunos años.

NOTA: Ver también el artículo del día 21 de octubre de 2013. TRÁILER. CUADERNO FOTOGRÁFICO DE LA SIERRA DEL RINCÓN Y EL VALLE ALTO DE LA PUEBLA.


jueves, 25 de septiembre de 2014

LA SIERRA DEL RINCÓN Y EL VALLE ALTO DE LA PUEBLA. INVIERNO.


En el noreste de la Comunidad de Madrid, se localiza la Sierra del Rincón y el valle alto del Río de la Puebla. Aquí se encuentra los pueblos de Prádena del Rincón, Horcajuelo de la Sierra, Montejo de la Sierra, La Hiruela y Puebla de la Sierra. Pueblos históricos, que mantienen todavía su arquitectura y sus tradiciones... Sus términos municipales están poblados de bosques legendarios e importantes, por la variedad de sus árboles y arbustos y su calidad, encontrándose en ellos robles y hayas de grandes dimensiones. La fauna que habita aquí a lo largo del año es variada; con un poco de suerte podemos ver corzos, jabalíes, rapaces de diferentes especies, como el águila real; pájaros de los bosques, como el trepador azul o la chocha perdiz; reptiles muy escasos y únicos, como el lagarto verdinegro; anfibios ocultos, como la salamandra; y con mucha suerte, hasta el fantasma del lobo, que nunca ha dejado de habitar estas montañas. Por su calidad ambiental, cultural y rural, esta zona fue declarada en 2005  reserva de la biosfera.
A lo largo de cuatro capítulos, vamos a ver ciertos aspectos que encierran estos valles y montañas, localizados en las estribaciones de la Sierra de Ayllón.

Si el año viene regular, desde finales de noviembre hasta mediados de abril, el invierno se instala en estas montañas. Siendo regulares las nevadas y las precipitaciones.




Hecha con madera de roble de la zona y tratada con aceites para que aguante, ha soportado durante siglos la climatología de la montaña...




La dehesa de La Hiruela, es una de las pocas que ha mantenido sus robles centenarios... Aquí estaba prohibido talar los árboles. Cada veinte años se mondaban, como dicen en la zona, para hacer leñas y carbón.




Estas montañas tienen pasos históricos por los que pasan anualmente millones de aves. Grandes bandos de palomas torcaces los cruzan durante la primavera y el otoño, y muchas de ellas crían en los robledales.




Dentro del valle del Río de La Puebla, podemos ver enormes e interesantes formaciones geológicas...




La mañana es puro invierno en la montaña y en el valle... Las nieblas, la dehesa de robles y Puebla de la Sierra, crean un ambiente, natural, rural, auténtico...




En las dehesas de Horcajuelo se crían caballos de recias hechuras. Son animales que se integran en el monte y aprovechan muy bien los recursos naturales.




En la cabecera del Arroyo de La Garita se localiza un molino harinero muy antiguo, que ha sido restaurado por sus propietarios.




Los prados y dehesas de Prádena del Rincón se van recuperando... De la sobreexplotación ganadera y forestal, soportada durante los últimos cuatro siglos.




En un prado descansan dos buitres negros. En estos valles y montañas, el buitre negro encuentra parte de su alimentación a lo largo del año.




La primera nevada del año, ha pintado de blanco las grandes ramas de los robles y las hayas, que pueblan la dehesa de El Chaparral, localizada en Montejo de la Sierra.



  
El Roble Viejo y Vicente. Dos cronistas importantes de la cabecera del Río Jarama...




A primeros de febrero florecen los narcisos (Narcissus pseudonarcissus), conocidos en Montejo por campanillas del airón.

NOTA: Ver también el artículo del día 21 de octubre de 2013. TRAILER. CUADERNO FOTOGRÁFICO DE LA SIERRA DEL RINCÓN Y EL VALLE ALTO DE LA PUEBLA.


lunes, 22 de septiembre de 2014

LOS PAISAJES DEL TORO BRAVO.


Madrid y Toledo son tierra de origen de la Casta Toros del Jarama. Una especie de toro bravo, generalmente de pelo colorado encendido, de gran alzada e imponente cornamenta, que se extinguió durante la guerra civil del 36. En la actualidad, en las zonas históricas donde pastaban los Toros del Jarama, ahora pastan toros andaluces de Casta Vistahermosa... Los paisajes siguen siendo los mismos, pero el toro ha cambiado.




El Cerro de San Pedro y las dehesas bajas de Guadalix de la Sierra y Miraflores de la Sierra, son el hábitat de los toros bravos de Victoriano del Río Cortés.




En esta zona histórica de la vega del Río Jarama, en Ciempozuelos, conocida como Soto Gutíerrez, pastaron los toros legendarios del Jarama... Siglos después, con el mismo origen, los del Marqués de Gaviria, y durante más de un siglo, los de Hernández.




La cría del toro bravo en las dehesas altas de Guadalix de la Sierra, está teniendo resultados muy positivos... Se está recuperando el monte, de los antiguos y continuos incendios producidos por el desaparecido polígono de tiro cercano; y está protegiendo a ciertas especies escasas...




Los extensos prados de Las Navas, en Colmenar Viejo, nos muestran una estampa típica, nuestra... Que nunca debe de desaparecer.




En los montes bravíos, donde habitan los ciervos, los corzos y los jabalíes, la silueta del toro está presente...




La luz del crepúsculo también recorta su paisaje donde habita el toro...




Las lluvias y temporales del otoño pintan su paisaje de color...




Las aguas desbordadas del Río Jarama, ponen otro punto de contraste en la ribera...




La nieve cambia completamente la visión del paisaje durante días...




Los fríos días del invierno, se reflejan en los pastos quemados por las heladas, y en las abundantes gaviotas que invernan en las lagunas cercanas al Río Jarama... Un clima duro, que templa el carácter del toro, noble en el monte y bravo en la plaza.

lunes, 15 de septiembre de 2014

TRAS LOS PASOS DEL HOMBRE DE NEANDERTAL POR PINILLA DEL VALLE.




La zona baja del valle, está cubierta por las aguas del Río Lozoya, retenidas en el embalse de Pinilla del Valle. En sus orillas se extienden extensas fresnedas, de grandes ejemplares muy humanizados. Por la media y alta montaña, hasta los 1700 metros, crecen grandes manchas de robles melojos, con restos de los antiguos pinares silvestres. Por encima, hasta los 2209 del Nevero, lo ocupan piornales y prados alpinos.




Los buitres leonados sobrevuelan el cielo del valle. Crían en los grandes cortados de las altas montañas.




Desde tiempo inmemorial, las fresnedas del valle han sido utilizadas por sus pastos durante el verano, por los ganaderos de Colmenar Viejo, San Agustín del Guadalix... En la actualidad sólo mantienen el ganado del valle.




Un macho de pico picapinos recorre la rama podrida de un fresno, buscando insectos entre la madera.
Las fresnedas, pobladas por grandes ejemplares de fresno (Fraxinus angustifolia) están habitadas por numerosas especies, como cigüeñas blancas, milanos, ratoneros, águilas calzadas, pitos reales, carboneros y herrerillos comunes, ginetas, lirones caretos, lagartos verdinegro y ocelados...




A estas alturas del verano, los endrinos que no se helaron, ofrecen abundantes ciruelas silvestres o endrinas, que estarán maduras a primeros de noviembre.




En un remanso del río, posados sobre la rama de un sauce, observo a dos herrerillos comunes...




Las aguas cristalinas del Río Lozoya, las mismas que salen por los grifos de casa, corren entre fresnos, sauces y chopos, antes de entrar en el embalse.




En una zona sombría del río, observo a un banco numeroso de bogas. No paran de moverse y de ir de un lado para otro...




Desde la orilla del embalse, se ve una panorámica muy interesante del valle...




Un macho de ánade real, con la pluma recién mudada, recorre una zona del embalse donde abunda la vegetación palustre.




En ciertas zonas próximas al embalse, se localizan pequeñas cuevas, en las que habitan lagartos ocelados, alguna víbora, anfibios y multitud de insectos.




Entre el robledal y la fresneda, en una zona alta, donde se ocultan pequeñas cuevas llenas de sedimentos y fósiles, se localizan las excavaciones arqueológicas de Pinilla del Valle, en lugar conocido como el Calvero de la Higuera y Navalmaíllo.




Durante la última quincena de agosto y la primera de septiembre, acude a la zona un equipo numeroso, para excavar y recoger las muestras que van apareciendo...
Desde 1979, cuando aparecieron los primeros restos de unas hienas prehistóricas, se han encontrado numerosos restos de fauna primitiva y restos del hombre de neandertal, de hace unos setenta mil años...




Este equipo, disciplinado y meticuloso, esta dirigido por un equipo de dirección muy considerado, compuesto por Enrique Baquedano, arqueólogo, Director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid; Alfredo Pérez-González, geólogo, Bicedirector del CENIEH en Burgos, y Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo, Director del Centro de Investigación UCM-ISCIII sobre Evolución y Comportamiento Humano y Co-director del Proyecto de Investigación de Atapuerca.




¿Cómo era la situación ambiental de esta zona, hace cincuenta, cien mil años, cuando estaba habitada por el hombre de neandertal y su fauna? El tiempo lo dirá, cuando vaya más avanzada la excavación. Ahora, al hombre de ahora, le corresponde que todo esto que vemos, junto con su fauna, se mantenga y no desparezca.