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martes, 31 de agosto de 2021

EL CONVENIO ENMOD

 

El 4 de julio de 1978, España aprueba y ratifica, prometiendo cumplir y hacer que se cumpla, El Convenio Sobre la Prohibición de Utilizar Técnicas de Modificación Ambiental con Fines Militares u otros Fines Hostiles, aprobado en la Asamblea de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1976.

Prohibir efectivamente la utilización de las técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines hostiles, a fin de eliminar los peligros que para la humanidad entrañaría esa utilización, y afirmando su voluntad de trabajar para lograr ese objetivo.

El Artículo II dice, que a los efectos del artículo I, la expresión “técnicas de modificación ambiental” compromete todas las técnicas que tienen por objeto alterar -mediante la modificación deliberada de los procesos naturales- la dinámica, la composición o estructura de la Tierra, incluida su biótica, su litosfera, su hidrosfera y su atmósfera, o del espacio ultraterrestre.

El Artículo IV dice, que cada Estado Parte en la presente Convención, se compromete a tomar las medidas que considere necesarias, de conformidad con sus procedimientos constitucionales, para prohibir y prevenir toda actividad contraria a las disposiciones de la Convención, en cualquier lugar situado bajo su jurisdicción o control.




La seguridad nacional de España, se fundamenta principalmente en la defensa de los ciudadanos, su patrimonio natural y su economía. Que seguridad nacional es esa, donde el gobierno de la nación permite que se altere el clima con productos criminales, que atentan contra la salud de sus ciudadanos, destruye el patrimonio natural, y arruina con el tiempo importantes sectores de la economía, como son los montes, la agricultura, la ganadería y el turismo.

El presente convenio, firmado hace 43 años, lo expone muy claro. Existen técnicas y productos patentados, para modificar el clima de cualquier país de la tierra. Para crear campañas internacionales, globales, bajo patentes con nombres como “Cambio Climático”, “Agenda 2030” o “Incendios Forestales”.

En España, donde vivimos todos los días, estas técnicas de geoingeniería se están aplicando desde 1980, bajo la supervisión de los diferentes partidos políticos que han gobernado y gobiernan.

Las consecuencias las podemos ver todos los días en los cielos, en las diferentes estelas de fumigación que dejan los aviones y los drones preparados para fumigar con productos disueltos en gases.




En los montes, donde se están muriendo de sed y de contaminación por metales manchas enteras; las últimas dehesas ibéricas y los últimos arboles centenarios y milenarios que quedan en España.

En la fauna, donde los insectos, especies insectívoras y otras, están desapareciendo de la mayor parte del territorio nacional.

En la agricultura, donde se siembra con semillas transgénicas patentadas, preparadas para aguantar las sequías artificiales y los productos con los que se fumiga a diario. Unas semillas que después se dedican a la alimentación.

En la ganadería, donde el ganadero tiene que alimentar al ganado durante nueve meses por falta de pastos. Llevarle agua a las fuentes durante cinco meses, porque en España ya no llueve de forma natural. Casi cuesta lo mismo criar una res, que el beneficio que da.

En la salud de sus ciudadanos, donde enfermedades penosas y criminales se han disparado en los últimos cuarenta años. El cáncer, el alzheimer, el parkinson, los ictus, las enfermedades cardiorrespiratorias, las neumonías, las gripes, las afecciones oculares... Nos están cayendo todos los días desde el cielo

En la economía, donde el consumo y el precio de la energía eléctrica se han disparado. El aumento de la calefacción en invierno y el aire acondicionado durante los ocho meses que dura el veroño, hacen rentables las campañas de geoingeniería para las compañías eléctricas.

Os acordáis del anticiclón de Las Azores, ese que hace posible que no lleguen las borrascas atlánticas a La Península Ibérica. A principios de los años ochenta se puso de moda.

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jueves, 22 de abril de 2021

LA PRIMAVERA. LA ÉPOCA DEL AÑO QUE DESPIERTA LOS SENTIDOS



Esta primavera que estamos soportando, no está siendo fácil para las especies de habitan en los montes ibéricos, como consecuencia de este clima manipulado, que nos están vendiendo con el nombre de cambio climático, que nos quieren imponer en el presente y el futuro.

En el centro de España, se han perdido puestas de águila real y de imperial, de parejas que criaban regularmente todos los años, que sacaban 1-2 y 2-4 pollos respectivamente. Las medianas y pequeñas rapaces, han bajado el número de pollos, de 4 a 2 o 1. La mayoría de la avifauna sólo va a realizar una cría, algunas especies se atreverán con la segunda, de tres o cuatro. Los montes se han convertido en desiertos verdes resecos, en los que el conejo apenas se ve. Las palomas torcaces, antes muy abundantes, apenas crían en ellos. Si el conejo desaparece de los montes mediterráneos ibéricos, el resto de las especies se va con él, pues es la pieza de la cadena cadena que mantiene el equilibrio ecológico. Cuando salgáis al campo, fijaros en el número de insectos que saltan o vuelan ante vuestra presencia. En los montes de Madrid, casi han desaparecido los insectos. Sin ellos, especies tan importantes como las perdices, los sisones, las tórtolas y la mayoría de las aves, va a criar muy mal.

Estamos a finales de mayo, un mes meteorológico que no se ha comportado de forma natural, debido a la manipulación diaria que está teniendo. Las temperaturas no han sido regularmente templadas, hemos tenido días muy fríos, por debajo de los 5ºC y muy cálidos, por encima de los 40ºC. Las lluvias han sido tan escasas, que podemos decir que no ha habido, pues apenas han mojado en suelo del monte. Mayo es un mes muy importante para los montes, para la agricultura, para los cursos fluviales... para la vida, pero si siguen manipulando nuestro clima, para imponer su agenda 2030 y la burbuja del de cambio climático, van a terminar de matar el patrimonio natural, las culturas ibéricas y la economía rural.

Si dais un paseo por uno de esos montes maravillosos que hay en nuestra geografía, ir con un poco de cuidado, pues ahora la mayoría de la fauna está criando. Pero ir con cuidado, no quiere decir que no nos fijemos por donde pasamos y aprendamos de lo que vemos. Con respeto y cuidado, podemos disfrutar de nuestro patrimonio natural, que para eso está. En la fotografía, hecha hace unos días, vemos un nido de azor con dos pollos, macho y hembra, de unos 10-15 días de edad. Vemos al padre, que ha entrado al nido para dejar una presa, que luego la madre repartirá entre los pollos. Esta pareja sacó el año pasado tres pollos, dos hembras y un macho.




Hoy 20 de mayo, ha amaneció el día sin nubes en la ciudad de Madrid y en toda su área metropolitana. Durante toda la mañana, numerosos aviones o drones preparados, como el que vemos en la fotografía, han estado fumigando los cielos con diversos compuestos, que alteran el clima y matan la vida. A partir del medio día y a lo largo de toda la tarde, estos gases compuestos de partículas de aluminio, de tierras de diatomeas o de otros productos, se han hecho visibles en el cielo, formando estelas blanquecinas de diferentes formas. A lo largo de la tarde siguen fumigando los cielos del centro de Madrid.

Si os fijáis en el color del avión o dron, es de un azul que se mimetiza con el color del cielo o el que tiene la atmósfera a esa altitud. Va con tres luces activadas, y vuela a una velocidad de crucero superior a los 800 km/hora. El aparato que vemos, no tiene nada que ver con un avión comercial. Vuela sin matrícula y sin transpondedor para que pueda ser localizado.

El día ha amanecido templado, pero con las fumigaciones realizadas a lo largo de la mañana, a eso de las 13:00 horas, los termómetros marcaban los treinta grados, como un día de verano. En San Sebastián de los Reyes, a 18 kilómetros de la Puerta del Sol, el termómetro que tengo en la terraza de casa, marcaba los 50ºC al sol. La temperatura real que están soportando los árboles y arbustos de los montes, parques y calles.

Esta es la realidad del cambio climático que nos están vendiendo en España. Un fraude criminal, que se ha ido incrementando cada diez años, hasta llegar a esta situación que estamos soportando.



La situación por la que pasa el conejo de monte en La Península Ibérica, es alarmante, grave y curiosa. En la mayoría de los montes donde era muy abundante hace sólo cuatro décadas, ha desaparecido casi por completo. Sin embargo, en las inmediaciones de carreteras, vías del ferrocarril, grandes parques urbanos y terrenos abiertos donde está prohibida la caza, es abundante.

En los años ochenta, introdujeron en España la neumonía hemorrájico vírica. Una enfermedad que ha exterminado al conejo en la mayor parte de los montes de la península; una enfermedad que mantiene en jaque al lince ibérico, al águila imperial ibérica, al águila perdicera, y mantiene a raya a toda la comunidad faunística, pues es la base de la cadena ecológica.

Hoy, en la mayoría de los montes mediterráneos ibéricos, apenas quedan conejos, como consecuencia de las fumigaciones que se hicieron con la enfermedad NHV (neumonía hemorrájico vírica) en los ochenta, noventa, y en el presente, de forma encubierta, ilegal y criminal. En ciertas fincas, donde al año se cazaban por miles para el consumo humano, hoy apenas existen. Por más medidas que ponen los propietarios, para que el conejo no desaparezca y sea abundante, no terminan de conseguirlo.

La primavera de este año 2021 nos está dejando algunas lluvias, aunque muy escasas para lo que los montes necesitan. Los calores tempranos de marzo, y los fríos a destiempo de finales de abril y principios de mayo, no están viniendo bien para que la fauna crie como es debido. Pero la vida, con todas las zancadillas que le puede poner esa mano negra que planea por el mundo, sigue...




Mediado el mes de abril, la primavera se deja sentir en todos los ecosistemas ibéricos. La fauna se encuentra en pleno ciclo reproductor, uno de los periodos más importantes de su vida. Ahora, tenemos que tener un poco de cuidado cuando salgamos al campo, pues en cualquier lugar del monte puede haber una especie criando, y sin darnos cuenta, podemos malograr esa cría si se encuentra en un periodo crítico. A partir de estas fechas, podemos encontrar por los montes pollos de rapaces nocturnas y crías de corzos, entre otros, que pueden dar la sensación de que sus padres los han abandonado. Nada más lejos de la realidad, simplemente se encuentra en esa zona del monte, porque viven ahí. Les podemos observar un minuto, hacer una fotografía, y marcharnos de la zona lo antes posible.

En un valle del Sistema Central, excavado por el tiempo y el río, al pie de unas matas de encina, descansan dos pollos de búho real. Ya se han marchado del nido, donde nacieron a mediados de enero. Todavía les queda por pasar toda la primavera y el verano en compañía de sus padres. Cuando llegue el otoño, los dos juntos abandonarán el valle.



Abril es el mes que abre las puertas a la primavera. La época del año con más vida, en la que todo arranca con aires renovados, con esa chispa que nos da fuerza para ir hacia delante. Que no te roben el mes de abril.

miércoles, 10 de marzo de 2021

UN AÑO POR LOS MONTES DE MADRID





En el centro de La Península Ibérica, en el territorio de Madrid, se localizan montes diversos y considerables, por su calidad ambiental y por su extensión.

A lo largo de esta geografía forestal, vamos a entrar en verano en los pinares silvestres de alta montaña. En otoño pasaremos por los robledales, las fresnedas, las manchas de hayas, abedules y acebos, que cubren las laderas de las montañas y los fondos de los valles. Para llegar en invierno a los montes mediterráneos de sabinas albares, encinas, alcornoques, quejigos y enebros, que se extienden desde las montañas hasta las puertas de la ciudad de Madrid. Terminando el recorrido en primavera, por esos bosques de galería de alisos, chopos, sauces y tarays, que acompañan y depuran las aguas de los ríos.

Vamos a ver unos espacios naturales excepcionales, en los que habita una flora y una fauna muy variada e importante. Un patrimonio natural, que ofrece a los ciudadanos una calidad ambiental saludable a lo largo del año, en forma de clima, agua dulce, aire limpio, recursos económicos, cultura, esparcimiento... Vida.






 



sábado, 19 de diciembre de 2020

EL INVIERNO YA HA LLEGADO...



Las primeras nieves del invierno no han cuajado en los altos de las montañas. Las ligeras lluvias de este otoño, escasas, pintan los claros y los prados de verde. Ahora, los montes caducifolios se muestran con otras formas, otras dimensiones. Los árboles y arbustos ya se han desprendido de sus hojas, pues no las necesitan para vivir durante la estación. El ambiente es húmedo, fresco, renovado. Por el cielo se ven las siluetas de algún milano real, ratonero común o corneja. Por los árboles y arbustos, se ven algunas familias de trepadores azules y de mitos, carboneros, herrerillos, un pico menor, algún petirrojo señalando su territorio... Y el ladrido de un corzo, acompañado de dos hembras, que delata mi presencia por esa zona del monte... El invierno ya ha llegado para quedarse. Tenemos unos tres meses para vivirle... Como nosotros entendamos.


A lo largo de este invierno vamos a vivir días muy variados, en cuanto a la climatología y a las situaciones que se van a suceder.

Va a ser un invierno distinto a los anteriores, donde los acontecimientos naturales y sociales, van a marcar el rumbo del año venidero. Dice el refrán, que “de Pascuas nevadas, primavera con galas” Falta hace que nieve y que llueva este invierno, para que se limpien bien los cauces fluviales de nuestra geografía y se recarguen los acuíferos, que están bajo mínimos.

Todavía quedan unos días para que termine el año. Con esta imagen, típica de la España auténtica, me despido del 2020. Feliz 2021.




Las primeras nieves del año dejan imágenes que se recuerdan en el tiempo. Imágenes de tiempos vividos, que pierden su nitidez con el tiempo, pero que quedan imborrables en la fotografía. Aquella tarde de la víspera de Reyes de 1999, la dehesa seguía cubierta por una espesa nevada de unos veinte centímetros, que cayó la noche del día anterior. Los toros bravos buscaban los pastos debajo las encinas y los quejigos, donde menos espesor tenía la nieve. En un pequeño valle de la ladera, con la puesta del sol, se cruzó el toro que vemos en la fotografía.


Hace unos noventa mil años, los hombres de neandertal que habitaban la Península Ibérica ya usaban móvil. Un móvil de piedra, elaborado con las diversas piedras que afloran en la geografía. El que vemos en la fotografía es de cuarzo blanco. La función de estos móviles, era la de descuartizar las piezas que cazaban, elaborar herramientas y defenderse de posibles enemigos. Un móvil elaborado con recursos naturales de bajo coste, que utilizaban a diario para vivir. Hoy existe otro móvil, más sofisticado, que bien utilizado puede ser una herramienta importante con muchas utilidades. Pero, el móvil que utiliza hoy la mayoría de los hombres y mujeres de esta época, es para identificarse como un usuario más que lo posee, para entretenerse con él y para crearse un hábito que no necesita. Un móvil hecho con minerales que está creando mucho sufrimiento en los países de origen.

Dentro de otros noventa mil años, el móvil del hombre de neandertal seguirá sobre la tierra, como testigo de una especie que pasó sobre ella sin dejar una huella negativa.



Los ríos ibéricos con vida, se convierte durante el invierno, en las zonas donde pasan la estación fría numerosas especies de aves, muchas de ellas procedentes del norte y centro de Europa. Aquí, aunque no lo parece, castiga menos el frío y abundan los recursos para alimentarse. En las primeras luces del día, encontramos a una garza real pescando en uno de los cotos que tiene en este tramo de la ribera. Desde que amanece, hasta entrada la noche, va visitando sus diferentes cotos de caza, donde sabe que especies puede capturar en las determinadas horas del día y de la época. Peces, crustáceos, insectos, reptiles, topillos, ratones, ratas de aguas y pequeños gazapos, forman parte de su alimentación. Como un ánima, quieta, nada le pasa inadvertido. Todo lo controla, y para ella todo tiene un significado y una información muy valiosa, de la que va a sacar provecho a lo largo de su vida, en los determinados momento que lo necesite. Seguramente, ya ha pasado algún invierno en este tramo del río. Sabe en que condición climática y a que hora, puede pescar en cada tramo, donde puede cazar alguna pieza al medio día y donde puede capturar un ratón o rata de agua, cuando se pone el sol...



Después de la nevada que hemos tenido en Madrid entre el día 8 y 9 de enero, los montes se han visto muy afectados. Las encinas, los alcornoques, los quejigos, los fresnos y los pinos piñoneros, entre otros, han sufrido sus consecuencias, debido al debilitamiento que llevan sufriendo como consecuencia de la geoingeniería clandestina que se está aplicando en los cielos de La Península Ibérica. Una encina sana, que vive en un medio ambiente sano, donde su clima no está manipulado, donde llueve con regularidad como marcan las estaciones, no se ve tan afectada como ha ocurrido. Los montes mediterráneos que se asientan en el centro de La Península, han evolucionado bajo la influencia de un clima continental extremo, de inviernos muy crudos, con heladas, lluvias y nevadas, y veranos relativamente secos, con tormentas y temperaturas altas.

Cuando vuelva a caer otra nevada de este espesor, los árboles mediterráneos volverán a sufrir esta manipulación climática que han traído con la geoingeniería. Una manipulación climática que nos quieren vender a la sociedad, a través de una burbuja que no para de inflarse, con el nombre de cambio climático. Claro que hay un cambio climático. El que han originado en los últimos treinta años con una tecnología de última generación patentada, con el nombre de geoingeniería, que está arruinando el patrimonio natural, la salud, la cultura, la economía y la forma de vida de los ciudadanos de España.



El trepador azul, es un pájaro del tamaño de un gorrión, que habita principalmente en los bosques atlánticos y los pinares silvestres del Sistema Central. Es territorial durante todo el año, sólo sale de sus territorios los días más crudos del invierno, cuando las temperaturas bajan varios grados bajo cero y las ventiscas de nieve no hacen posible la vida en las laderas de las montañas.

En los últimos quince años, el trepador azul se ha asentado como reproductor en las sierras bajas, riberas de los ríos y la campiña de Madrid. Desde hace unos diez años, varias parejas tienen su territorio de cría en la Casa de Campo.

¿Cómo es posible, que una especie que habita en los bosques atlánticos y boreales de la montaña media y alta, se haya estableciendo y empiece a ser notoria, en unas zonas geográficas de la meseta que no la corresponden? ¿Se está enfriando el clima? ¿Vamos hacia otro periodo frío? Los seres vivos han evolucionado con el clima natural de la tierra, en sus regiones geográficas de origen. Son bioindicadores fiables del clima. Es decir, su comportamiento y sus hábitos de vida, sólo comienzan a cambiar, cuando se está produciendo un cambio natural del clima en un periodo de tiempo.

El cambio climático que están vendiendo a la sociedad, con la ayuda de los medios de comunicación (que no de información) las organizaciones no gubernamentales y otros que también perciben fondos económicos, es falso, no se sostiene por ninguna parte científica. Se han inventado un cambio climático, que según ellos, se ha originado en los últimos cuarenta-cincuenta años, justo, cuando han empezado a manipular el clima con la geoingeniería, a través de antenas que liberan hondas y aviones o drones que fumigan los cielos con productos, que alteran el clima y arruinan la vida de la tierra donde la practican. En España, en Europa, estamos asistiendo realmente a una manipulación climática, que está arruinando los recursos naturales reprobables, la salud de los ciudadanos, las culturas, la economía y la vida ancestral de sus habitantes.




Hace unos doscientos años, las manchas de hayas eran mucho más extensas en las montañas del Sistema Central. Cubrían desde la Sierra de Ayllón, hasta las sierras del norte de la provincia de Cáceres y el sur de la provincia de Salamanca. Por la Sierra de Bajar, todavía quedan algunos ejemplares dispersos por los montes, entre castaños y robles, igual que por las montañas del Guadarrama, entre robles, acebos, abedules y pinos silvestres, donde tuvo cierta abundancia. En la Sierra de Ayllón, sobreviven las tres últimas manchas de cierta importancia, La Pedrosa en Riofrío de Riaza, Segovia; La Tejera Negra en Cantalojas, Guadalajara y El Hayedo en Montejo de la Sierra, Madrid. Por estas montañas, todavía podemos encontrar en sus montes, entre robles y pinares silvestres de plantación, pequeños rodales y grandes individuos dispersos. Un patrimonio forestal sobreexplotado, arrasado, como consecuencia de unas políticas económicas carentes de sentido común, afianzadas en el derroche y la avaricia que trajeron las desamortizaciones de los montes públicos en el siglo XIX, carentes de las tradiciones ancestrales, que hicieron posible su pervivencia y su gestión racional durante siglos.

Hoy, las últimas hayas del alto Jarama, ya no habitan formando ese inmenso hayedo que cubrió la cabecera del Río Jarama y los valles del Río Ermito, Horcajo y Berbellido. Sobreviven entre los robles melojos y los pinos silvestres plantados, que han invadido sus zonas geográficas, como consecuencia de esa depredación humana, que ha traído la pérdida de las condiciones ambientales, que hacían posible su hábitat.


martes, 1 de diciembre de 2020

EL MUNDO NATURAL DEL TORO BRAVO. INVIERNO




Entrado diciembre, el invierno ya se siente en las riberas y en las dehesas mediterráneas donde habita el toro bravo. Los días son más cortos que las noches. La humedad y el frío que reina en el ambiente, se refleja en los fresnos, en los sauces, en los chopos de ríos y arroyos, en los amaneceres blanqueados por la escarcha.

Los toros y la vacas, los zorros, las garduñas, los corzos, los ciervos... se cubren de una espesa manta de pelos largos y tupidos, que les van a proteger de las frías y heladas noches. De los días que están por venir.

Muchas aves, venidas del centro y norte de Europa, o de las montañas ibéricas, invernan en los cauces fluviales y las dehesas. Grullas, palomas torcaces, zorzales, petirrojos, chochas perdices, cormoranes, patos, gavilanes, milanos reales... ocupan el sitio de los que nos dejaron en otoño, que se fueron a África en busca de un clima más cálido.

El frío y la escasez de alimento, activa el comportamiento de todos los habitantes. Desde que amanece hasta que el sol se pone, o vuelve a salir al día siguiente, se dedican a la búsqueda de recursos para alimentarse.

Con las bellotas de encinas, quejigos y alcornoques, los toros y las vacas han engordado. Ahora, van a tener que tirar de todos los recursos naturales para afrontar el invierno. Los pastos, las hojas de árboles y arbustos y los últimos frutos del año, van a ser esos recursos. Las vacas, en plena gestación, van a necesitar un aporte extra de comida.

En algunas vacadas, nacen los primeros becerros del año. Los añojos, erales y utreros, ahora, prácticamente son erales, utreros y toros. Su comportamiento va a cambiar mucho con la edad a lo largo de la estación. Al final, con el inicio de la primavera, los utreros y los toros, dependiendo de la casta y de la estirpe, tendrán numerosas peleas, en las que varios ejemplares van a morir o van a sufrir lesiones de variadas consideraciones, como consecuencia de las cornadas.

El invierno, aunque no lo parece, es una estación llena de contrastes. Con días muy duros y difíciles, en los que las lluvias, días de nieve y continuas heladas, ponen a prueba a todos los habitantes del campo. También tiene días soleados, con temperaturas más benignas, en los que la vida se manifiesta con alegría por todas partes.

Una estación del año, que da la mayoría de edad a gran parte de los jóvenes que nacieron la primavera y el verano pasado. Una estación que hace más fuertes a los individuos sanos, y les abre el camino como futuros padres para la primavera que viene. Una estación dura, natural, que deja los montes y las riberas con los suficientes recursos naturales sembrados, para que la primavera que está por llegar, explosiones de vida por todas sus áreas.



jueves, 19 de noviembre de 2020

¿QUÉ ES LA EDUCACIÓN AMBIENTAL?

Llevamos más de treinta años oyendo hablar de educación ambiental en España, pero sabemos realmente que es.



La educación ambiental, cumple la función de enseñar a los ciudadanos, como es el medio ambiente donde viven, con sus costumbres y sus tradiciones culturales y económicas, que han hecho posible que la vida continúe. Para que esto sea posible y perdure en el tiempo, los ciudadanos deben de cumplir una serie de objetivos que contempla esta educación. Para muchos ciudadanos, esto no es nuevo, pues lo llevan haciendo y viviendo toda la vida, sin que nadie se lo haya explicado.



domingo, 27 de septiembre de 2020

EL OTOÑO. UNA ESTACIÓN DE CAMBIOS CONTINUOS


El otoño se manifiesta a través del cambio de color de las hojas de los árboles y arbustos que acompañan al río.

Es una época de luces, de lluvias, de temperaturas agradables, de abundancia de frutos, de cambios de residencia para muchas especies... Una época sobre la que se cimienta el comienzo del año venidero. Una estación muy importante.

Para los celtíberos era el comienzo del año, como lo sigue siendo para todos los ganaderos extensivos de La Península Ibérica, pues el año ganadero comienza ahora.



Dentro del bosque, determinadas especies evolucionan y se especializan en un nicho ecológico. Los pájaros carpinteros tienen su vida unida a los bosques, a los árboles, a la madera. En ellos viven, se alimentan y construyen sus nidos.

Cuando llega el otoño se vuelven a oír los tamborileos de los pájaros de la madera. Marcan sus territorios, y comunican a los jóvenes que nacieron en primavera, que se tienen que ir del territorio paterno.

El joven pico picapinos tiene todo el otoño y el invierno para ver mundo, para aprender todas las técnicas de la vida. Cuando llegue la próxima primavera, su aspecto será el de un adulto y defenderá un territorio en el bosque.



En los últimos sesenta años, el planeta ha sufrido una deforestación brutal. La Península Ibérica, ha soportado a lo largo de su historia, numerosas fases de deforestación, que han dado origen a la situación actual.

Ahora, como consecuencia del abandono de la ganadería, de las tierras de cultivo en las zonas de montaña, el abandono de los pueblos y la reconversión de las leñas por gas y electricidad, nos cuentan que los bosques han aumentado en España. Realmente, lo que ha ocurrido, es que ciertos montes y dehesas históricas, se han terminado de repoblar de forma natural; y extensas zonas agrícolas y ganaderas, caídas en desuso, se han poblado de jaras, romeros y árboles autóctonos dispersos, que en nada se parecen a un bosque.

Un bosque, es el resultado de la evolución natural durante miles de años, bajo la influencia de un clima. Díganme, con el clima intervenido que tenemos en España, que llueve casi la mitad que hace cuarenta años, qué "bosques" han podido generarse en los últimos cincuenta años.



Hoy, en España podemos encontrar dos subespecies de ciervos, el Cervus elaphus bolivari que habita en la mayor parte del país, y el Cervus elaphus hispanicus que habita sólo en las marismas y montes cercanos del Guadalquivir. Posiblemente, seguramente, hace unos cuantos siglos atrás, cuando los montes eran más extensos y poblaban la mayor parte de La Península, había alguna subespecie más. Las desamortizaciones de dehesas públicas y extesos montes,las numerosas guerras civiles, la ganadería y la caza abusiva, estuvieron a punto de extinguir a los ciervos ibéricos para siempre. Sólo sobrevivieron, en muy bajo número, en los cotos de caza históricos y en las sierras mediterráneas más extensas y agrestes, donde apenas hay presencia humana. El Pardo, Los Montes de Toledo, Las Villuercas, Sierra Morena y Las Marismas del Guadalquirvir.

Hoy, podemos ver ciervos en la mayor parte del país, como consecuencia de la gestión del deporte de la caza. Un deporte, que está cambiando la identidad de los ciervos ibéricos en muchas fincas de caza históricas, al mezclarlos o cambiarlos por ejemplares procedentes del norte de Europa. En muchas zonas de España, los ciervos ibéricos han perdido su identidad, su naturaleza evolutiva, que le hace resistente a las enfermedades, al clima y a las adversidades de las zonas geográficas donde habitan. Son sólo reses con cuernos, para satisfacer la demanda de un mercado cinegético, que no tiene nada que ver con la tradición cultural, seria y respetuosa con las especies cinegéticas, que siempre ha representado la caza en España.



Las masas forestales son generadoras de elementos naturales, esenciales para que la vida pueda fluir día a día en las ciudades. Aquí se produce el agua dulce de calidad que utilizamos a diario, el aire limpio oxigenado e hidratado, que nos libera de virus y de enfermedades cardiorrespiratorias. Son las mejores zonas geográficas para evadirnos, ejercitar el cuerpo y liberarnos de los problemas y el estrés que nos produce el mundo en el que sobrevivimos a lo largo de la semana. Un mundo natural vivo, diverso, gratis, que aporta muchos beneficios importantes y necesarios que los ciudadanos desconocen.



Los ríos son fuentes de vida que fluyen desde las altas montañas hasta el mar. En los últimos setenta años,las condiciones ambientales y saludables de la mayor parte de los ríos de España han desaparecido, o se han visto alteradas como consecuencia de una desastrosa gestión ambiental y económica. Las aguas fluviales de calidad, son fuentes de bienestar para los pueblos y ciudades, y de riqueza para la agricultura y la industria.

En los tramos de los ríos Ibéricos, donde las riberas han sido poco alteradas y sus aguas fluyen limpias, habita el mirlo acuático durante todo el año. El único ser vivo del planeta, que se alimenta con los insectos que habitan bajo las piedras del fondo de los ríos. La presencia de una pareja de mirlos acuáticos criando en un tramo de un río, nos está indicando que esas aguas tienen una calidad sobresaliente, pues en ellas habitan insectos bioindicadores como él, con los que se alimenta. 



La imagen de un roble viejo, de unos ocho siglos de vida, es la historia viva de una comarca geográfica de España, que estuvo cubierta hace tiempo por extensos montes maduros... Un roble que ha soportado durante siglos podas brutales, como muestra su porte; rayos, como nos cuentan algunas zonas altas de su tronco, grandes nevadas, heladas... Y las últimas cortas que hubo en la zona, en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, de las que se salvó, porque su porte carecía de calidad para el maderero. 

En tan sólo cinco siglos, la piel de España ha perdido casi por completo el patrimonio forestal natural que formaban sus montes. Hoy, lo que queda, son los restos puntuales de aquella selva que cubría La Península Ibérica hace dos mil años. Dehesas y montes en diversos grados de explotación y regeneración, y extensas manchas de monte bajo, formadas por jaras y brezos, donde el monte alto de robles, hayas, encinas y alcornoques apenas puede prosperar, porque las condiciones climáticas están manipuladas y hoy apenas llueve con regularidad en España.


El saber popular de la gente del campo, nos dice que hay especies que hacen monte. Durante todo el otoño, hay un enorme ejército pacífico de seres vivos, que debido a de sus hábitos de vida, siembran de semillas los montes ibéricos. Semillas, que se convertirán en árboles y arbustos la próxima primavera.

Pequeños mamíferos como las ardillas, ratones de campo, lirones caretos y grises, y aves como las grajillas y los arrendajos, esconden y entierran muchas bellotas y hayucos. Otros, como los mirlos, zorzales y currucas, consumen muchos frutillos carnosos, dispersando su semillas por donde se mueven. En la imagen vemos a una grajilla buscando semillas entre las hojas del suelo del monte.



España, debido a su situación geográfica, tiene una serie de climas, altitudes y regiones históricas, que la hacen única en el mundo. Tiene una cultura ancestral popular viva, muy grande en muchos aspectos, donde se une lo pagano con lo religioso. Dice el refranero, que por San Martino (día 11 de noviembre) el invierno viene de camino; si le dicen detente, llega por San Clemente (día 23); y aunque venga retrasado, por San Andrés (día 30) ya ha llegado. San Martín, marca el último veranillo del año en La Península Ibérica; el veranillo del membrillo, cuando madura la fruta.

La mañana de finales de noviembre, llega a la ribera del río arropada por una ligera niebla. Los chopos, los alisos y los sauces, cubiertos por ocres variados, se están desprendiendo de sus hojas, pues en la próxima estación que está entrando, no las van a necesitar. 



En las dehesas y en las riberas de algunos ríos de la Península Ibérica, los novillos se van haciendo toros al cumplir los cuatro años.

El toro bravo, junto con el bisonte europeo, son los dos grandes bóvidos europeos que han sobrevivido a la extinción. A la sobreexplotación irracional de los recursos naturales, y a las desacertadas gestiones que casi han destrozado Europa.

El bisonte, llegó a extinguirse en los bosques donde habitaba, a principios del siglo XX. Gracias a los ejemplares que quedaban en los zoológicos, pudo recuperarse la especie, después de varias décadas y un presupuesto económico elevado.

El toro bravo, siempre ha estado unido a la cultura ibérica desde el hombre de cromagnon. Una cultura basada en los montes y dehesas, donde habita con una serie de especies ibéricas como él. Un superviviente de nuestra fauna, que ha evitado la extinción gracias a la cultura.



El turismo rural, es ese turismo que nos saca de casa todos los fines de semana... o casi todos. Nos pone en contacto con el mundo real en el que vivimos. Nos alegra la vida con las vistas de esos montes y pueblos que visitamos, los aromas que respiramos, las relaciones que tenemos con otras personas, las sensaciones agradables con las que nos quedamos. Sólo tenemos que elegir un punto de nuestra provincia, de nuestro país, y salir a conocerle a vivirle, a disfrutarle... A darle Vida.



La situación geográfica de España en el planeta, su relieve, su litoral, sus climas, sus ecosistemas y su diversidad cultural, son una serie de valores naturales estables, que hacen de nuestro país una potencia indiscutible en el mundo del turismo rural.

Un turismo natural muy variado y muy rico, de montes, espacios abiertos, medios fluviales, montañas, costas... O un turismo rural, donde abunda la arquitectura medieval y tradicional, con pueblos históricos, donde habitan ciudadanos con variadas culturas, que tienen mucho que enseñarnos y muchas historias que contarnos...