sábado, 1 de septiembre de 2018

EL PUERTO DEL REVENTÓN, EL PASO HISTÓRICO DE CASTILLA.


Existe un puerto de montaña histórico que une las dos castillas. Un paso montañoso localizado a 2039 metros de altitud, que ha dejado de ser una vía importante de comunicación, para convertirse en una senda interesante de naturaleza...




A las ocho y cinco de la mañana el sol se asoma por el valle... Estamos junto al Arroyo del Artiñuelo, en el pueblo de Rascafría. Desde aquí, comenzamos el camino hasta el puerto...




En la hiedra que sube por el tronco del chopo negro, una hembra de mirlo común devora sus frutos...




Saliendo de Rascafría, nos damos de cara con la montaña de Peñalara, poblada por un extenso pinar silvestre.




Según vamos ganando altura, las vistas del valle van cogiendo otra dimensión... Vemos La Cartuja de Santa María de El Paular, la ribera arbolada del Río Lozoya, el extenso robledal, los pinares silvestres naturales y repoblados, y al fondo, la cresta de La Najarra, de 2120 metros de altitud.




Por los árboles y arbustos viene un bando de pájaros del bosque, en busca de semillas, frutos y pequeños insectos. El herrerillo capuchino registra las ramas del viejo fresno, buscando insectos y sus puestas.




El camino transcurre ahora por un extenso robledal de robles menudos, rebrotados de cepa. Un robledal que se ha cortado a matarrasa durante cuatrocientos años, para producir leñas y carbón en plan industrial.




En las últimas décadas, varias especies de insectos que casi habían desaparecido, como consecuencia del uso indiscriminado de insecticidas, se vuelven a ver con regularidad.




En esta zona, entorno a los 1400-1500 metros de altitud, vemos como se integran los robles y los pinos, según la orientación y la altitud de la montaña.




A lo largo de la mañana se van viendo ejemplares de buitre leonado. Son los agentes sanitarios de estos montes. Cualquier animal silvestre o doméstico, que haya muerto por causas naturales o enfermedad, lo van a eliminar en cuestión de horas.




En la actualidad, estás manchas de robles están formadas por melojos rebrotados de cepa, con una edad media de treinta años. Son masas forestales en regeneración, donde apenas hay otras especies, y son escasos grandes árboles maduros con agujeros naturales, donde viva y críe la fauna...




En el camino vemos al pequeño mosquitero, que va de paso hacia el sur de La Península...




La sobreexplotación forestal que han tenido estos robledales durante cuatrocientos años, ha sido feroz. Cada veinte-treinta años, se talaban las manchas a matarrasa, eliminando y extinguiendo con el tiempo, todas las especies forestales que necesitan un clima, un microclima o ambiente forestal para vivir. Con esta gestión tan sencilla, se extinguieron en estos montes los robles comunes, albares, tejos, serbales de cazadores, acebos, mostajos, madroños... Con la desaparición del bosque, cada veinte-treinta años, desapareció el oso, el ciervo, el lince ibérico, el águila imperial ibérica, los pájaros del bosque, el azor... La Vida.




La gestión forestal que tienen estas manchas en la actualidad, es de regeneración natural y de entresaca de los robles muertos y peor formados. Ahora, hay que fomentar ciertos elementos vitales, que favorezcan la expansión y la vuelta de las especies forestales y de la fauna...




Este año, debido a las regulares lluvias que hemos tenido durante la primavera, se han visto más mariposas y más especies que las primaveras pasadas. La mariposa pavo real (Aglais io) hacía años que no se veía con tanta regularidad por el monte.




El ambiente cálido de la mañana se refleja en la panorámica...




Por el cielo pasa la joven águila real, nacida esta primavera. Durante tres años va a vivir en muchos lugares... En los montes donde abunde las presas, y donde los cazadores respeten su vida. Si llega al cuarto año, defenderá un territorio con otra águila de su edad, o formará pareja con un individuo que se haya quedado viudo.




El camino pasa ahora por una zona donde se talaron a matarrasa los grandes pinos silvestres centenarios. Donde se acabó con el bosque original, hace unos ciento cincuenta años, para obtener un beneficio efímero, a cuenta de arruinar una zona del territorio nacional.

Estas repoblaciones forestales se hicieron con dinero del estado... Si nos fijamos, lo que vemos no es un bosque, es un cultivo de pinos silvestres alineados. Donde no hay otros tipo de árboles, ni arbustos, ni flores, ni fauna...




Ahora pasamos por una zona de rocas monumentales con formas, algunas con leyenda...
El Carro del Diablo y la leyenda de la hija del sacristán de Segovia, que vendió su alma al diablo, para que le construyese un acueducto...




Estamos en época de paso, de migraciones. Los que van viniendo y los que se van...

Los papamoscas cerrojillos, muchos nacidos en estos bosques, marcan con su presencia y con su canto el final del verano.




En ciertas zonas del camino, vemos pequeños bosquetes de pinos silvestres. Se han recuperado de forma natural, debido a la orientación geográfica y los suelos, y a la supervivencia de algún ejemplar aislado, que dejó sus semillas.




En el manantial que medra en la turbera, vemos a un colirrojo real macho bebiendo. Otro pájaro de habita y anida en los pinares de alta montaña de Europa y de Rusia, que acompaña al papamoscas cerrojillo hasta África tropical.




Donde se acaba el pinar de forma natural, entre los densos piornos afloran las grandes rocas. El hábitat, la defensa, la casa de la fauna que vive en la alta montaña.




Entre los piornos, se deja ver un grupo de machos monteses. Están ramoneando los verde pimpollos de los arbustos...




La guerra civil del 36, también dejó su huella cerca del camino.




Entre las matas, agarrada a una roca de granito, observamos a la lagartija roquera. El pequeño saurio con más marcha de estas montañas.




Desde tiempo inmemorial, estas cumbres han mantenido ganado durante el verano. Durante siglos, fueron miles las ovejas merinas que pastaron aquí, ahora, son vacas y caballos.

Este verano está siendo extremadamente seco, pues desde finales de junio, apenas han caído unas gotas en estas montañas. Si lo unimos a las sequías extremas que han abrasado los montes en los últimos quince años, las consecuencias son estas... Unos piornos y unos pastos mermados por las sequías.






Entre los piornos, como un pequeño duende invisible, se mueve el acentor alpino. Un pequeño pájaro de alta montaña, que sólo abandona estos parajes, cuando están cubiertos por varios metros de nieve.




Llegando al puerto, cerca de unas rocas, observo varias plumas de buitre leonado... Otro ser vivo emblemático de las altas montañas, que nunca debe de faltar de estos parajes.




En el puerto, sentado junto al camino, me paro unos instantes para descansar y refrescarme... Se me vienen a la mente historias de... Monjes cartujos que vinieron desde La Cartuja de Escaladei, para fundar La Cartuja de Santa María de El Paular... Reyes castellanos que venían desde la corte, para cazar osos y jabalíes en los montes de Madrid; tratantes; bandidos; pastores y lobos; personas ilustres; embajadores... Y hasta un diablo, al que se le quedó el carro petrificado, por comprar el alma a la hija del sacristán de Segovia... Según cuenta la leyenda.

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domingo, 1 de julio de 2018

DE CANENCIA... AL PUERTO




En estas fechas de verano y vacaciones, cuando el calor se hace insoportable en la ciudad, nos vamos a hacer un recorrido por un valle del Sistema Central. Donde el bosque, el agua y el sonido de sus habitantes lo llenan todo...




Desde el camino histórico que va a Garganta de Los Montes, vemos una panorámica del pueblo de Canencia. De sus bosques y de sus prados.




El nombre del pueblo, parece ser que le viene, porque en él estuvieron las perreras reales en tiempos de Alfonso X y Alfonso XI.




A la salida del pueblo, en los fresnos que habitan en las orillas de el Arroyo del Ortigal, observo a un petirrojo capturando pequeños insectos.




Subiendo por la carretera, a un kilómetro del pueblo, paso por La Poza de los Carboneros. Una charca donde se baña la gente en este tiempo...




Por la orilla anda una pareja de lavanderas cascadeñas... Van capturando todo tipo de insectos que habitan en estos medios húmedos. Estos pájaros del río, junto con el mirlo acuático, son bioindicadores del estado saludable de los cursos de agua.




Entre las rocas florecen las matas de dedalera. Un vegetal que llama la atención. Con flores muy originales y hojas de terciopelo.




Al llegar a este punto del valle, donde son abundantes los sauces, los robles y los abedules que conviven entre los grandes pinos silvestres, comienza la subida hasta el puerto...




Siguiendo el curso del arroyo, entre las ramas de los árboles viene un herrerillo capuchino buscando insectos... Un habitante típico de estos bosques.




Las nubes han cubierto el cielo del valle. En el interior del bosque, de pinos silvestres y abedules, el ambiente es templado... Tenue... Marcado por el sonido del arroyo y el canto de algún pájaro.




En la orilla del arroyo vemos a un pinzón común bebiendo... Uno de los pájaros más alegres y sonoros de estos bosques.




Por las inmediaciones del arroyo, se ven setas de varias especies...




En este ambiente agradable, con música de fondo... Uno se olvida de las preocupaciones, de los problemas, de las prisas, de los malos rollos... De ese vidón que hacemos en la ciudad.




Por los árboles del arroyo viene una familia de trepadores azules... Los pollos han abandonado el nido hace unos días. Los padres buscan insectos y larvas en los huecos y en las cortezas de los árboles, para alimentar a sus hambrientos pollos.




Gracias a las condiciones ambientales que se dan en los valles del Sistema Central, como consecuencia del clima y de sus bosques, es posible que muchas especies de la fauna estén criando ahora, y puedan sacar hasta tres o cuatro nidadas.



Al otro lado del arroyo, se mueve una pareja de papamoscas cerrojillos... Un pájaro que vive aquí durante la primavera y el verano, y pasa el otoño y el invierno en África tropical.




Después de las generosas nieves y lluvias que han caído durante el invierno y la primavera, el agua sale y corre generosamente por todas partes... La misma que se consume en la ciudad de Madrid.




Junto al arroyo, me detengo unos instantes para observar el panorama... Un ambiente lleno de tonos verdes, optimista... Donde la vida se manifiesta por todas partes...




Entre las hojas y las hierbas, como un pequeño duende, sin hacer apenas ruido, se mueve la hembra del lagarto verdinegro. Un lagarto que vive en ciertas montañas de La Península Ibérica.




Los grandes helechos machos están en pleno crecimiento... Desarrollando y mostrando sus elegantes “ramas”.




El verano es una época de contrastes muy considerables en La Península Ibérica. De campiñas y páramos abrasados por el sol y la sequía. De valles montañosos cubiertos de verdes bosques, donde no falta el agua y ese ambiente agradable que se escucha y se respira.




Desde hace unos minutos, se escuchan las andanzas del pico picapinos... Está posado en el tronco alto de un álamo negro, taladrando la corteza... Busca larvas de insectos que viven de la madera.




El ambiente forestal por el que discurre la carretera es muy agradable... Variado, único.




Sobre las flores de los cardos que habitan en pequeños claros, se posan escarabajos y mariposas para alimentarse.




Al llegar al Arroyo Sestil Maíllo, llama la atención un acebo de buen porte. En las inmediaciones se localizan pequeñas manchas de grandes acebos, acompañadas por abedules y numerosos tejos de variados portes.




Después de la gestión que han tenido estos bosques en los últimos seiscientos años, nunca sabremos como eran aquellas tejedas que los habitaron, pues son árboles muy longevos, que se desarrollan muy despacio.




Por las ramas de un abedul, viene el pequeño carbonero garrapinos con un gusano en el pico... Se acerca al tocón de un pino y se pierde en el interior, donde tiene el nido.




En esta zona, entre los altos pinos silvestres, los abedules y los acebos, habitan tejos de considerables portes y edades...




En el puerto, bajo los grandes pinos silvestres, sentado en la Fuente de la Raja observo el panorama... Al fondo, se divisa la Meseta Sur y la ciudad de Madrid...

Con este artículo me despido hasta septiembre. Un mes lleno de cambios, de ideas renovadas... Hasta pronto.