google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte

lunes, 29 de febrero de 2016

LA DEHESA DE VALDELATAS.





La Dehesa de Valdelatas, más conocida en tiempos de Alfonso XI como la Dehesilla, por la abundancia de grandes jabalíes que habitaban en ella, es uno de los últimos montes sobre arenas que quedan en el área metropolitana de la ciudad de Madrid.


viernes, 19 de febrero de 2016

LOS TENDIDOS ELÉCTRICOS QUE MATAN A LA FAUNA.


En los años sesenta y setenta del pasado siglo, se trazaron multitud de lineas eléctricas de media tensión por todo el territorio nacional. Muchas de estas líneas eléctricas, con una tensión entre quince mil y treinta y seis mil voltios, pasan por montes donde habitan rapaces y otras grandes aves, o por zonas con poca o nula cobertura vegetal, por donde migran, campean, se dispersan, se alimentan o invernan. Estos tendidos eléctricos, muchos de ellos ya modificados, han sido los causantes de la muerte en España, de más de 300 águilas imperiales, más de 500 águilas reales, la extinción y la rarefacción del águila imperial, real, perdicera, alimoche, quebrantahuesos, búho real y cigüeña negra, en muchos puntos de nuestra geografía. Y de miles de rapaces medianas y pequeñas, buitres, cigüeñas, garzas, gaviotas, cormoranes, córvidos, palomas... que han muerto y van a seguir muriendo, hasta que no se modifique y aisle el último tendido eléctrico que cruza por nuestros campos.
Hoy vamos a ver la historia de 4 líneas eléctricas, que pasan por una zona geográfica de Madrid.




En esta torre, ya modificada y aislada, entre 1982 y finales de 1990, murieron electrocutados 8 búhos reales y tres ratoneros comunes. En la actualidad, sigue siendo un punto desde donde marca y caza el búho real, pues debajo de la torre hay excrementos y egagrópilas del gran búho.




Siguiendo la línea, a unos 25 metros llegamos a otra torre. Como vemos, ya está modificada y aislada. Debajo de esta, desde 1982 hasta su modificación, a finales de los noventa, han muerto 7 búhos reales, 3 azores, 4 ratoneros, 1 águila calzada y 3 buitres leonados.




En esta panorámica se ve una parte del trazado por el valle. Vemos la torre anterior ya modificada y aislada. Una torre que se modificó a principios de los años 90, en la que ya no volvió a morir ninguna rapaz. Y una torre que sigue igual, que debería de haberse modificado y aislado, pero que sigue igual. Matando a toda ave que tenga una envergadura superior a un metro, y se pose en el cable alto del cabezal.




En primer plano, vemos las características del cabezal de la torre. Este tipo de cabezal, con este diseño, es el más mortífero y dañino que existe en todos los tendidos eléctricos que cruzan por nuestros montes. Debajo de este tendido, que se sepa, desde el año 82 hasta la fecha, han muerto 8 búhos reales, 4 águilas calzadas, 6 ratoneros, 12 azores y 2 cárabos.




Debajo de la torre vemos el cuerpo de un azor joven, que murió electrocutado en 1991. En esta torre murió electrocutado en 1984, un azor que estaba anillado. En la anilla constaba la siguiente inscripción: ICONA B 8 671.



Esta es la ficha del azor electrocutado.




A la parte de abajo, en la misma ladera, vemos otra torre que también se denunció en su momento y sigue sin modificarse y sin aislarse. En este, desde el año 82 hasta la fecha, también han caído unas cuantas rapaces: 5 búhos reales, 3 cárabos, 4 águilas calzadas, 3 ratoneros, 9 azores.




Al pié de la torre vemos a un azor electrocutado. La fotografía se hizo a mediados de los años 90.




Siguiendo el mismo tendido, pero en la otra ladera del valle, las tres torres se modificaron o aislaron. En ellas también cayeron un buen número de búhos reales y azores. En esta que vemos, con el cabezal alto ya modificado, y en la que posiblemente ya no se electrocuta ninguna rapaz; desde 1982 hasta su modificación en los años 90, se electrocutaron 8 búhos reales, 1 águila imperial ibérica, 8 azores, 3 ratoneros, 1 águila culebrea y 1 águila calzada.




Debajo de la torre vemos una imagen de 1991, en la que hay un búho real electrocutado y plumas de la cola de un azor.




Después de varias consultas telefónicas, cartas y visitas a la zona, con el responsable en aquella época en la Agencia del Medio Ambiente de La Comunidad de Madrid; se inician los trámites burocráticos y legales para solucionar el problema... Que aún sigue sin resolverse del todo, después de 27 años.




Cambiando de valle y de línea eléctrica, en esta torre vemos el cabezal ya modificado.




Al pié de la torre apareció electrocutado en el año 2011 un buitre leonado. Esta torre se corrigió al año siguiente y no se tiene constancia de más muertes.




En la imagen vemos una panorámica de la zona y el trazado de la línea eléctrica.




Siguiendo el tendido, en la torre próxima, en el año 2012 se electrocutó otro buitre leonado.




En la imagen vemos al buitre leonado electrocutado. Llevaba menos de un día muerto.




La imagen sin vida de una rapaz protegida por la ley. Una especie que ha tardado varias décadas en recuperar una parte de su población. En hacerse notar en los campos ibéricos.




En la imagen vemos una torre con un transformador, con los cables aislados. En estas torres, cercanas a los caseríos, cortijos y casas de campo, mueren muchos milanos, cernícalos, mochuelos, lechuzas, córvidos, jinetas y garduñas.
La legislación vigente actual dice, que las líneas eléctricas existentes y las de nueva construcción, deben de cumplir las normas técnicas para que se reduzcan y eliminen los riesgos por electrocución y colisión para la avifauna. Todos los tendidos eléctricos, en los que se considere que hay riesgo de muerte, o se hayan encontrado aves muertas, tienen que ser modificados y  aislados.




Cerca, en otro valle, observando la panorámica, vemos un tendido de iguales características que los anteriores. Y también vemos la situación que tiene la torre en el monte...




Al acercarnos a la torre, vemos la forma de su cabezal. El más mortífero de todos...




Al acercarme, al pie de la torre veo la enorme silueta de un buitre leonado, que ha muerto electrocutado hace unos días...




Entre las ramas de la encina veo a una urraca muerta, con las plumas de las alas quemadas por la corriente eléctrica...




También veo el esqueleto de un ratonero, que murió electrocutado hace más de un año...




Los restos del cráneo de un azor, devorado por los jabalíes o los zorros...




El enorme cráneo de otro buitre leonado que se electrocutó hace unos años, junto al cráneo de un ratonero que corrió la misma suerte en parecidas fechas...




Los restos del cráneo de un azor o ratonero, devorado por los jabalíes o los zorros, hace más de un año...




Los restos del cráneo de un azor, electrocutado hace años...




los restos de un buitre leonado. Cerca, están las plumas de un búho real que se ha electrocutado, pero no se encuentra el cuerpo por las inmediaciones de la torre...




El cráneo de un búho real, electrocutado hace años...




Los restos de un ratonero, electrocutado y devorado por los jabalíes. En 2013 se electrocutó un águila imperial adulta, y desapareció el cuerpo. Alguien se lo llevó.
Este tendido eléctrico lleva en la zona desde los años setenta. Todas estas rapaces se han encontrado el día 22 de enero de 2016.
El día 26 de enero de 2016, se comunicó por teléfono todo lo ocurrido en este tendido, en el Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad Madrid.




Para terminar, he dejado la fotografía de esta torre con el cabezal modificado y aislado. El coste de la modificación del cabezal y la colocación de aislantes, con el tendido en tensión, ha sido de unos 2000 euros.
En esta se electrocutó un milano real hace tres años. Inmediatamente, con estos componentes aislantes tan simples, se modificó el tendido. Se acabó para siempre con el daño ambiental y económico.

España es un país que destina importantes sumas económicas, para la recuperación de las especies protegidas y en peligro de extinción. No se puede consentir que todavía pasen por nuestros montes, tendidos eléctricos que matan a especies protegidas por la ley, algunas de ellas en peligro de extinción.

Como último dato, sólo me queda decir después de lo visto... Que el águila imperial ibérica no se llegó a extinguir en los años ochenta, porque por sus territorios importantes de cría, no pasaban tendidos eléctricos de estas características. Pero si pasaban por donde se dispersaban en su juventud o por donde algunas parejas salían a campear y a cazar, que fue donde encontraron la muerte las cerca de 100 águilas imperiales ibéricas, que ya estaban registradas en la lista negra de los tendidos eléctricos. ¡Casi la mitad de la población mundial existente en la época, se estaba pudriendo bajo las torres!


martes, 9 de febrero de 2016

sábado, 30 de enero de 2016

EL ALCORNOQUE GRANDE DE EL PARDO.





Al oeste de la ciudad de Madrid, se extiende un monte mediterráneo sobre arenas de unas dieciséis mil hectáreas, poblado por grandes árboles legendarios y por una fauna muy interesante y variada. Esta es una pequeña historia de uno de los grandes alcornoques que habita en un valle de El Monte de El Pardo.

miércoles, 20 de enero de 2016

10 DE ENERO. POR LOS MONTES ATLÁNTICOS DEL ALTO JARAMA


Después de varios días de nieve y de ventiscas, vamos a andar por los montes atlánticos que cubren las laderas de las montañas, que configuran la cuenca alta del Río Jarama...




Son las 9´30 de la mañana. Desde las altas montañas baja una brisa fría, que corta cuando entra por la nariz... Los tímidos rayos del sol se cuelan por las nubes... Ponen ese punto de color en las copas de los árboles que tocan...




Aquí la naturaleza está poco influenciada por la mano del hombre. Es uno de esos lugares donde el clima y la geografía impidieron hasta fechas recientes, una mayor interacción en el medio natural, para obtener más recursos en forma de maderas, leñas y pastos.




En esta parte del río crecen grandes hayas, abedules y sauces de montaña, acompañados por robles albares y melojos. De la gestión racional de estos bosques, depende la calidad del agua que llega a la ciudad de Madrid y su área metropolitana, a través del Canal del Jarama. Nunca podemos olvidar, que lo que ocurra en el medio natural nos va a afectar, pues vivimos gracias a los recursos naturales.




Por los árboles pasa un bando pequeño de pájaros del bosque... Van registrando todas las partes de los árboles. Buscan insectos, crisálidas, sus huevos, pequeñas semillas... Sólo pueden encontrar alimento en los árboles, pues el suelo está cubierto por más de diez centímetros de nieve. Un carbonero común registra la rama seca de un sauce...




Junto al río, se localiza una de las hayas más grandes de toda la zona. Tiene una altura en torno a los cuarenta metros, y un tronco de unos siete metros de perímetro en su base.




Ahora, las nubes dejan pasar los rayos del sol. Crean un ambiente muy agradable en el interior del bosque. Por unos instantes la chispa de la vida lo inunda todo.




En estos periodos agradables, en los que las temperaturas se templan, la fauna se mueve con más alegría por el bosque y se hace más visible, sobretodo las aves.




Por la orilla del río veo a una lavandera cascadeña a la caza de insectos... Va recorriendo las piedras que sobresalen del agua, y se va parando en las pequeñas chorreras...




Ahora me paro unos instantes para observar el paisaje interior del bosque... Un bosque poblado de grandes árboles maduros y variados, con un cielo pintado de gris y el blanco manto del invierno que lo cubre todo. Un lugar donde se ve poco la huella del ser humano.




En esta zona de la ladera, veo la cama que se ha hecho el corzo después de la nevada. Se ven perfectamente las huellas, por donde entra y sale.




El clima que impera en invierno en la zona, es más templado que el que se da en la vertiente norte del Puerto de Somosierra, al otro lado de la montaña.




Un pico picapinos recorre la rama caída de un haya. De vez en cuando la picotea, la taladra con su pico "de acero", buscando insectos xilófagos en su interior. La abundancia de grandes ramas caídas y de árboles muertos, es muy importante para la biodiversidad del bosque, pues gracias a esto, ciertas especies de aves, mamíferos e insectos pueden habitar en él.




Las grades hayas que hoy podemos contemplar en la cuenca alta del Río Jarama, llegaron hace unos tres mil años, a través de los valles de los ríos Horcajo, Ermito y Berbellido.




Sobre la blanca nieve se ve todo... Hojas, frutos de hayas, semillas, pequeñas ramas...




A pesar de la climatología adversa, muchos de sus habitantes siguen aquí, aunque no los veamos. Viviendo el día a día, resistiendo la climatología, el hambre... Esperando tiempos mejores.




El agateador común, más pequeño que un gorrión, es uno de los pájaros que habita aquí durante todo el año. Esto es posible porque se ha especializado en la captura de insectos, larvas y huevos de estos, que se encuentran en las cortezas de los árboles.




El ambiente es frío en todos sus aspectos. Es solitario, es real. Un medio natural en el que el ser humano no podría sobrevivir, pero le atrae, le fascina... Sobretodo al habitante de la ciudad.




Junto al centenario roble albar, tienen el paso los corzos. Uno de ellos ha estado escarbando entre los musgos y las hojas, buscando brotes nuevos de herbáceas.




En esta zona son comunes las hayas, los robles albares y los acebos. Aquí, la recuperación natural del bosque ha corrido más.




Un grupo de pájaros del bosque pasa por la zona buscando alimento; en forma de insectos, larvas, pequeñas semillas, hayucos o bellotas, que no haya tapado la nieve. Un herrerillo común recorre la rama caída de un roble; al llegar al suelo, donde no hay nieve, picotea en la zona, donde seguramente encuentra algo para alimentarse.




Ahora, los acebos se van haciendo más abundantes, y la variedad de árboles es más notoria...




La luz fría de la tarde, nos muestra el enorme tocón de un haya que habitó aquí hace tiempo.




El cielo se ha cerrado, creando un ambiente lúgubre y solitario. La temperatura es templada, no hace nada de aire y el silencio es total.




La luz es espectacular esta tarde... A través del tronco de una haya y de un roble cubierto por la hiedra, se ve el bosque arropado por el manto blanco del invierno. Una época muy dura, que dará sus beneficios cuando llegue la primavera.




Una familia de trepadores azules recorre los grandes árboles... Uno de ellos picotea la rama seca de un roble, buscando insectos en el interior de la madera carcomida.




En las zonas más resguardadas del bosque, las hayas jóvenes mantienen las hojas secas del año anterior.




Las consecuencias naturales que traen estas importantes y regulares nevadas para el bosque, se ven en primavera y en verano. Mantienen el suelo del monte húmedo, en el que se desarrolla el ecosistema, y aumentan y mantienen el caudal de las aguas en los ríos, arroyos y manantiales, donde habita una fauna y una flora variada.




Al pasar junto a unos robles veo sobre la nieve un liquen. Una imagen que nos dice en que periodo del año estamos.




A penas quedan dos horas de luz... Junto a un roble albar de considerables dimensiones, me paro un instante para descansar y observar el panorama... El ambiente cada vez se va haciendo más frío. Sólo se escucha la ligera brisa que viene de las altas cumbres y el murmullo del río.




La luz se va apagando en el valle... La brisa vuelve a cortar otra vez. Si el invierno sigue regular y las precipitaciones en forma de nieve se suceden, esta imagen no desaparecerá hasta entrado el mes de abril.