google-site-verification=W4JiPUkp_G2kZZVS-o62liN40WEVgPWgCCloRv-xIdc la luz del monte

lunes, 15 de agosto de 2016

EL RÍO BERBELLIDO.


Entrado el mes de agosto, cuando el sol y las altas temperaturas han hecho y hacen mella en la meseta castellana, los ríos de alta montaña se convierten en esos lugares atractivos y maravillosos, donde el paisaje se mantiene verde, el ambiente es fresco, y el sol y el calor no molestan. Hoy, vamos a hacer un recorrido por un río que nace a los pies del Pico de El Lobo, en plena Sierra de Ayllón, por un valle que estuvo poblado por hayas hace trescientos años...




En la orilla del río, posada en la rama alta de un sauce de montaña, veo a una hembra joven de pito real, nacida esta primavera. Está inmóvil, pues se ha dado cuenta de mi presencia.




Cerca, entre abedules, cerezos silvestres, sauces y pequeños tejos, me paro unos instantes para ver el panorama...




La mayoría de los cerezos silvestres ofrecen sus abundantes y sabrosos frutos. Numerosos pájaros se acercan a ellos a estas horas del día para alimentarse.




En un recodo del río, observo a un escribano soteño macho bebiendo. Un pájaro común en estas zonas, que pasa muy desapercibido.




El río está encajado en un valle estrecho de alta montaña, poblado principalmente por robles melojos...




Sus aguas dulces bajan cantarinas entre las grandes piedras. En las últimas dos décadas, las precipitaciones en forma de nieve y de lluvia, han descendido bastante en estas montañas. En las márgenes del río se aprecian las huellas.




Una lavandera cascadeña joven, recorre sus orillas buscando insectos que viven en este nicho ecológico.




Cerca del río se ven robles albares de mediano porte. Esto nos da una idea de como ha sido la gestión del bosque en esta zona de la montaña.


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Sobre las hojas de roble veo una pluma de la cola de un arrendajo. Un elegante córvido forestal que habita en estos montes.




En los rincones encajados del valle, donde el sol castiga menos, aparecen entre los robles pequeños bosquetes de álamos y abedules, acompañados por cerezos silvestres, serbales y abundantes arbustos. En estas zonas, se nota más la presencia de los pájaros del bosque.




Sobre la corteza de un roble cubierto por la hiedra, descansa un ciervo volante. En los últimos diez años la población de este interesante escarabajo, está aumentando en los robledales que cubren las laderas de estas montañas.




La flor de la cardencha destaca entre las ramas del rosal silvestre...





La luz del sol se cuela entre los robles, abedules y sauces que acompañan al río. Crea otro ambiente, otra situación... Que volverá a cambiar en cada hora del día.




A esta hora, a 10,30, un pinzón común macho se acerca a la orilla para beber. Después se va por el bosque para buscar su alimento.




Las paredes del viejo molino todavía aguantan la desidia, el abandono y el paso del tiempo. La naturaleza y el bosque le van integrando en el ambiente...




Los verdes frutos del endrino empiezan a pintar. Entrado el mes de octubre, estarán maduros.




Al pasar cerca de unas rocas, veo a un reptil que se mete dentro de un agujero. Me detengo unos instantes y espero... A los tres minutos se asoma. Es un lagarto verdinegro joven. Una lagarto muy escaso, que sólo habita en La Península Ibérica.




A lo largo del cauce se ven abedules de considerables portes. Esta especie forestal fue mucho más abundante hace 200-300 años. En la actualidad se está recuperando, y está ocupando las zonas donde fue eliminado por la mano del hombre.




Un carbonero común se posa en una rama caída para beber. Mientras bebe, no deja de observar la zona.




Hace trescientos años, el haya era una de las especies forestales que predominaba en estas laderas, acompañada por robles albares, comunes, melojos, tejos, mostajos... La gestión irracional de los recursos forestales, trajo la extinción del haya en todo el valle, y el peligro de extinción para la mayoría de las especies arbóreas y arbustivas.




Siguiendo la rama caída de un sauce, el pico picapinos se aproxima al agua...




En las zonas umbrías, donde el suelo es más profundo, habitan pequeñas manchas de abedules, sauces y avellanos...




En esta época, las curiosas y llamativas avellanas ya están formadas. A primeros de octubre estarán maduras.




Otra ave típica de estos bosques atlánticos es el picogordo. Un pájaro que está especializado en el consumo de semillas duras, como los pipos de las cerezas silvestres, endrinas...




Los viejos testigos de otras épocas, van apareciendo por la orilla del río...




En los cantos rodados de la orilla, se ven las mudas de plecopteros o moscas de las piedras.  El paso del agua a la tierra, al aire. Este insecto, ha pasado la mayor parte de su vida dentro del agua, bajo las piedras del río.




En las plantas y arbustos de las orillas soleadas, se posan los caballitos del diablo. Otro insecto que pasa gran parte de su vida en el interior de las aguas del río.




La luz del medio día alumbra casi todo. Junto a un abedul, me detengo unos instantes para observar el panorama...




Al rato, un mirlo joven se acerca a la orilla del río para beber. Da la sensación de que no ha visto en su corta vida a un humano, pues a pesar de la corta distancia (unos seis metros) no tiene miedo.




A lo largo de la mañana he visto tejos, abedules, serbales, algún acebo joven, olmos de montaña, álamos temblones, robles albares... Según el testimonio de algunos habitantes del pueblo de Bocígano, por donde pasa el río, nunca han visto hayas en este término municipal.




El sol de la tarde empieza a declinar. Sus rayos se cuelan por la ladera cubierta de robles y abedules, creando un claroscuro interesante y agradable... Que apenas deja ver el movimiento de los habitantes del bosque.




En un recodo de la orilla percibo el movimiento de alguien... Muy quieto, con la ayuda del teleobjetivo le veo. Es una cría de corzo, que ha bajado hasta el río para beber. Más arriba, tapada por los robles, se encuentra la madre...




En las zonas del río donde apenas da el sol, se crea un microclima más fresco y húmedo, en las que prosperan varias especies de helechos.




En esta zona, a unos 1400 metros de altitud, donde los abedules y los avellanos son más abundantes, me paro un rato para observar el interior del bosque, el río... El medio ambiente que me rodea...




Cerca, por las piedras, un trepador azul se acerca hasta el río para beber y bañarse...





lunes, 1 de agosto de 2016

LA LEYENDA DE UN PUEBLO CON REY





Patones es un pueblo con misterio, con leyenda, con historia... Sus valles y sus cuevas estuvieron habitadas hace más cincuenta mil años. Tuvo rey, cuando el rey de Las Españas gobernaba medio mundo. En la actualidad, a través de sus calles, sus fuentes y sus casas, puede seguir contando sus historias, gracias al empeño de ciertos vecinos, personas y a un turismo rural, que no han permitido que este pueblo muriese en el olvido y el abandono.


domingo, 10 de julio de 2016

LA DEHESA VIEJA DE MADRID.


La historia de la ciudad de Madrid va unida a la historia de sus dehesas y montes. Por estos espacios forestales se mantuvo y creció en el tiempo, hasta llegar a ser la capital.

Hoy vamos a ver como una dehesa histórica de Madrid, hizo posible que se ratificaran varias leyes históricas...




En una tierra que lleva años sin ararse, veo a una liebre tomando el sol. Seguramente me ha visto antes de que yo la viera. Con el teleobjetivo, manteniendo la distancia, me deja que la haga unas de fotografías, antes de desaparecer en el interior de una cebada...




Esta historia pervive en unos mojones de granito, localizados en el término municipal de San Sebastián de los Reyes.

En ellos hay inscritos una serie de letras en castellano antiguo, que hacen referencia a Madrid... La historia de una dehesa, que influyó en la devolución de unos bienes, en forma de dehesas, montes y pastos; la ratificación de la Real Cédula dictada por los Reyes Católicos, que acaba para siempre con el feudalismo en España; la fundación de San Sebastián de los Reyes, con hombres y mujeres libres.




En este valle, donde crecen trigos, cebadas y avenas, se localizan los últimos cuatro mojones históricos de granito, que delimitaban La Dehesa Vieja de Madrid.




Un macho de perdiz roja canta en un camino. Está marcando su territorio, y trata de atraer a una hembra con la que emparejarse.




En las tierras que llevan años sin ararse, van apareciendo ciertas especies que desaparecieron en el pasado. En la imagen vemos unos nazarenos (Muscari comosum).




Llegamos a una zona alta del valle, donde se localiza el primer mojón. Como podemos ver, le han levantado y está tumbado en la linde.




La primera referencia escrita que tengo sobre la historia, delimitación y extensión de La Dehesa Vieja, la encuentro en los libros, Crónica de San Sebastián de los Reyes e Historia de San Sebastián de los Reyes.

Juan II de Castilla, "El Enamorado de Madrid", hace posible que la justicia devuelva a La Villa, una serie de dehesas y pastizales, que nobles y personas muy influyentes de la época, se habían apropiado con el paso del tiempo. Dictando posteriormente una real cédula, que impedía la venta, la enajenación y la donación de dehesas, montes y pastos.

El día 6 de julio de 1454, Alonso Díaz de Montalvo, juez de términos de la Corona, resuelve que, tanto La Dehesa Vieja como La Nueva, eran y son de Madrid. Desde hace más de trescientos años...

El día 2 de mayo de 1483, el juez corrupto, Rodrigo de Mercado, sentencia en favor del conde de Puñonrostro, señor de Alcobendas. Recuperando ilegalmente las dehesas Vieja y Nueva.

El 23 de abril de 1488, los Reyes Católicos mandan, que las sentencias que fueron ejecutadas a favor de La Villa de Madrid, se repongan y se apodere en las posesiones que antes tenía... Madrid vuelve a recuperar las Dehesas Vieja y Nueva.
En agosto de 1994 se fotografían todos los mojones. En éste, se ve perfectamente una leyenda que hace referencia a Madrid.




Metida entre el pasto, una abubilla registra todos los agujeros que encuentra. Busca grillos, alacranes cebolleros y otros insectos que se pongan al alcance de las pinzas de su pico.




Esta primavera, debido a las regulares lluvias que hemos tenido, son muy abundantes las matas de altramuces silvestres (Lupinus angustifolius). Esta planta da unos frutos que son comestibles.




El día 28 de octubre 1483, Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, decretan que el hombre es libre, ya no es vasallo ni tiene señor. Puede ir y habitar donde quiera...

En 1488, un grupo de vecinos de Alcobendas, enterados del decreto firmado por los Reyes Católicos, y de la sentencia de Alonso Díaz de Montalvo, se marchan de Alcobendas. Se van junto a la ermita de San Sebastián (hoy iglesia de San Sebastián Mártir), localizada en la Dehesa Vieja, donde construyen cabañas con retama y encina, y piden vecindad a Madrid.

Después de sufrir represalias y acosos durante tres años, por parte del señor de Alcobendas y de sus vasallos, el día 2 de Mayo de 1492, los Reyes Católicos dictan una Real Cédula, por la que se funda el lugar de San Sebastián de los Reyes, en el término municipal de Madrid.




En los grandes charcos, hechos por los tractores, se ven numerosos renacuajos de sapos de espuelas, corredores y comunes. Si las lluvias siguen acompañando y los charcos no se terminan de secar, muchos de estos renacuajos terminaran su ciclo.




En las lindes y tierras sin cultivar, varias especies de amapolas han florecido esta primavera. Ponen esa nota elegante de color en los campos abiertos, donde se cultiva el cereal.




Las matas de viboreras atraen a numerosos escarabajos de cuello rojo (Heliotaurus ruficollis), que se alimentan con sus flores y las polinizan.




En una linde, medio oculto por el movimiento de las tierra y las crecidas herbáceas, vemos el segundo mojón.




En la parte visible, se aprecia una marca, una ese y una eme con un punto. En la parte enterrada del mojón, seguramente hay más letras...

La orientación de las leyendas en los mojones, son todas de fuera hacia adentro, donde se encontraba la dehesa.




Con la Ley de Desamortización de 1855, se venden las últimas 246 fanegas que quedan de la dehesa. Se parten en 94 lotes, que son adquiridos por 20 compradores, por el precio de 16.595 pesetas de la época.

Todos sus árboles y arbustos son cortados y vendidos para leñas. Sus tierras son roturadas y sembradas de cereal, desapareciendo para siempre.




Inmerso en el mar de cereales, un triguero macho marca su territorio con su agradable canto.




Este año, a pesar del seco otoño e invierno que hemos tenido, las regulares lluvias de la primavera han hecho grandes a los trigos, cebadas, avenas y vezas.




Este es el último valle que cubría parte de la Dehesa Vieja. En sus inicios, fue una mancha de monte virgen que se salvó de los ganados de la Mesta. Posteriormente, fue un monte con unos aprovechamientos forestales y ganaderos, muy importantes para la economía de las épocas. Luego, fue el lugar donde se fundó un nuevo "barrio" de la Villa de Madrid. Los cambios políticos y económicos que trae el siglo XIX, acabarán con ella para siempre. Los planes de desarrollo regionales, surgidos a mediados del siglo XX, harán que aumente la población y el casco urbano de San Sebastián de los Reyes. El nuevo plan general ya tiene recalificados los últimos terrenos, borrando para siempre la geografía donde estuvo asentada esta dehesa histórica. Esperemos que una de las futuras calles lleve su nombre.




Numerosas especies floren a lo largo del mes de mayo y de junio. La mayoría tienen principios activos, muy apreciados por la medicina natural. En la fotografía vemos una mata de chupamieles (Anchusa azurea).




En esta zona siempre han sido comunes los sisones. En la imagen vemos a un macho volando sobre la siembra.




En otra linde, casi oculto por las abundantes hierbas, vemos otro mojón, que lleva una leyenda larga y muy interesante.




Son letras de un castellano antiguo, posiblemente anterior al siglo XV, cuando se hizo el primer deslinde de la dehesa.




Las urracas no faltan en la zona. Cualquier insecto, pequeño roedor o reptil, o animal muerto, les vale para alimentarse y criar.




Los cardos marianos (Silybum marianum) muestran sus pinchudas y elegantes flores. Sus semillas son muy apreciadas por los jilgueros y verderones.




En la actualidad, esta es una de las últimas matas de encina que quedan en la zona. El último indicio que nos indica que esta estepa de cereales, estuvo poblada por una dehesa de viejas encinas... Con una extensión de unas 200 hectáreas.




Por el cielo pasa un buitre leonado... Va en busca de algún animal que haya muerto por la zona.




Decía Laureano Montero en su libro, Crónica de San Sebastián de los Reyes, publicado en mayo de 1890, respecto al clima de este pueblo, "que su temperatura es variada por el efecto de las nieves que en invierno cubren las sierras cercanas, y haber desaparecido el monte ó dehesa que le rodeaba que tanto le favorecía".




En algunas lindes y tierras que llevan años sin ararse, crecen elegantes matas de gordolobo, cubiertas de vistosas flores amarillas. Otra planta medicinal que habita en los espacios abiertos.




Al amanecer y a la caída de la tarde, numerosos conejos salen a pastar por el arroyo, y los regueros que pasan por las tierras de labor.




Como hemos visto a lo largo de esta historia, el valor del terreno se lo da su uso histórico y su situación. Las dehesas fueron bienes económicos muy importantes, para el establecimiento y el progreso de los pueblos...

El cambio de las políticas, economías y la evolución tecnológica en la forma de trabajar y de producir, acabaron con muchas de ellas, por la mala gestión y la sin razón. Sólo el sentido común y el pensamiento en las generaciones futuras, hicieron posible que muchas dehesas históricas sigan donde están. Proporcionando una serie de valores ambientales, saludables y económicos, muy importantes para la sociedad actual.

Desde este mojón, sin leyendas, localizado cerca del Arroyo de Los Quiñones, se ve una panorámica de las tierras de labor que rodean el casco urbano de San Sebastián de los Reyes y el hospital Infanta Sofía.

Bibliografía.
- Crónica de San Sebastián de los Reyes. Pueblo de la Provincia de Madrid. Autor Laureano Montero García. 1890.
- Historia de San Sebastián de los Reyes. Tomo I. Autor Isidoro Rodríguez Tato. 1992.

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